Por Ariadna Trujillo
En estos días uno de los ataques más fuertes sobre el mundo y la Iglesia es la ansiedad, en un mundo tan lleno de incertidumbre aparece de la forma más repentina, lo que muchos no saben es que fue algo que empezó tiempo atrás con pequeñas señales, al vivir tan de prisa a veces no nos damos cuenta que nuestro cuerpo nos está pidiendo ayuda, la ansiedad llega y cuando se siente es vivir una pesadilla o como lo he llamado muchas veces, el infierno en la tierra.

Gracias a Dios por su pronto auxilio y por su palabra que está por encima de todo dolor, de toda ansiedad.
El mundo te enseña primero veo luego creo, con Dios es primero creo y luego
veo, descansar en Él, en su amor y en sus promesas es lo mejor que le puede suceder a una persona que está en medio de esta batalla, ¿Cómo lo sé? Yo misma lo viví, soy testimonio de la libertad, paz y descanso que Cristo da en medio de esta situación.
Declarar la palabra de Dios no es algo común, es algo que trae poder, sé que en los momentos en donde uno vive un ataque de ansiedad o de pánico lo que predomina son las emociones y las sensaciones en el cuerpo, pero, es en esos momentos donde debemos de creer por encima de lo que estamos viviendo, la sanidad otorgada por Cristo es real, y la autoridad que tenemos en Él esta con nosotros sintamos lo que sintamos. Hablar la palabra de Dios es la medicina más efectiva para aliviar el dolor.
A finales del 2016 pase por esta situación lo describo como ese túnel sin salida, como ese bosque sin sol, simplemente no entendía lo que estaba sucediendo, con miles de
pensamientos bombardeándome al día, era difícil mantenerme firme en la fe, gracias a Dios por su infinita misericordia y su amor que invade en los momentos más difíciles y que en todo momento nos recuerda ¡no estas solo!.
La ansiedad no es mayor al nombre de Cristo, su palabra me enseña que puedo acudir a Él en mi tiempo de desesperación
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque
1 Pedro 5:7
Puedo entregarle todo a Él y tener la absoluta confianza que Dios tiene cuidado de mí, que esta conmigo las 24 horas del día. Declarar la palabra alumbra las situaciones, la palabra de Dios esta viva, y desarma lo que no viene de Él, lo debilita y lo desaparece ¡Aleluya!
Es en el nombre de Cristo que tenemos autoridad. La obra redentora de Cristo en la cruz nos ha dado salvación pero de igual forma nos ha dado una nueva vida en donde tenemos armas espirituales para usarlas en el día a día, recordemos que este mundo esta caído y Jesús nos ha dado su nombre, su palabra y el poder de su sangre derramada. Es hermoso saber que no estamos solos y que somos más que vencedores en Cristo.
Hay poder en su nombre, hay poder en su sangre, hay poder en su palabra.
Estar en ese proceso de ansiedad es reconocer que algo le ha sucedido a mi cuerpo y que necesita un descanso y un apapacho, reconocer que ha llegado al límite del estrés, reconocer
que necesito parar y cambiar mi manera de pensar, renovar mi mente e interpretar la vida de la manera correcta, Jesús es compasivo y nos llena de su paz, aunque la tormenta parezca nunca terminar, Él siempre nos invita a ir a Él, ya que sigue teniendo sus brazos extendidospara llenarnos de su paz.
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:27


