El Cambio Climático es sin duda el desafío más imponente que ha enfrentado la raza humana en la Historia Universal. Para repelerle de manera eficaz es imprescindible hacerlo con mentalidad avanzada, creatividad y libertad de pensamiento, proponiendo aquello que sea progresista, en una tónica de actuación disímbola a lo que hemos venido haciendo como raza humana hasta el día de hoy.
Han transcurrido 15 años desde que publiqué mi propuesta para frenar el avance del Cambio Climático, luego de ocho años de investigación. El trabajo lo denominé “Mundo 2100” en referencia, por un lado, al tiempo en que se debiesen desplegar esfuerzos transversales en los ámbitos político, económico, social, educativo y ecológico; pero también, como señalamiento de una fecha inamovible en la que la vida en nuestro Planeta será más natural y humana, o de hecatombe total.
El Plan Maestro “Mundo 2100” consta de 10 subprogramas en virtud de que resulta estéril abordar el fenómeno desde una perspectiva lineal y monocausal. Por el contrario, siendo geométrico y multifactorial.
Detener la devastación de nuestro Hábitat y del Planeta; un plan global de educación; la reinvención de la democracia; el establecimiento de un nuevo orden internacional; la generación de economías sólidas expansivas; un programa global de bienestar social; de ciencia y tecnología; un programa de contingencia; otro de cambio de actitud; y de unificación hacia el 2100.
Ya que inicia el año 2022 es un hecho que propuestas como ésta y como muchas que afloraron en diversas latitudes por investigadores, académicos y ambientalistas han sido desoídas. Como si no existiesen o fuesen inoportunas.
atestiguando que el Cambio Climático ocasionado enteramente por los seres humanos, es más grave hoy que hace 15 años, y desde luego mucho más grave que en las últimas décadas del siglo pasado.
En términos de capital humano, los científicos y técnicos del IPCC (Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático) son sin duda uno de los mejores del orbe. Gracias a ellos es posible proponer soluciones y en su caso emprenderlas. Es a tal grado importante lo que han hecho, que alrededor de sus trabajos se han organizado las llamadas COPs. Las Convenciones de las Partes o Conferencias de los Estados Signatarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Que para efectos de nuestra materia de estudio se refieren a las cumbres anuales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Todas con la finalidad de buscar acuerdos entre los líderes de las 193 naciones signatarias para detener el avance del Cambio Climático. De las 26 convenciones destacan la COP-3 de 1997 en Kyoto, Japón, que planteó la necesidad de reducir las emisiones de los países en 5%; y la COP-21 del 2015 en París, Francia, que expuso la necesidad de topar el aumento de la temperatura global hasta 2 grados Celsius mediante una drástica disminución de las emisiones de gases efecto invernadero.
No obstante, los dos principales países emisores de contaminantes, Estados Unidos y China, hicieron caso omiso a los compromisos del concierto de las naciones. Mientras que la mayoría de los países restantes se han desentendido de asumirlos con plenitud, quizá por conveniencia económica, por explotar y/o utilizar al máximo los hidrocarburos, o por considerar que el contexto mundial actual hace imposible cumplir los compromisos.
Pues lo cierto es que bajo las condiciones en que giran las economías del mundo, las metas establecidas en tales convenciones no encontrarán terreno fértil para prevalecer.
SECCIÓN DE NOTICIAS
¿Sabias que?
Durante la Segunda Guerra Mundial, los Aliados mapearon agujeros de bala en aviones que fueron alcanzados por fuego nazi.
Intentaron fortalecer los aviones, reforzar áreas fuertemente golpeadas por la artillería enemiga para poder resistir estas batallas aún más.
Su pensamiento inmediato fue reconstruir y reforzar las áreas del avión que tenían más puntos rojos (o que recibieron más balas).
Teóricamente, fue una deducción lógica.
Después de todo, estas fueron las áreas más afectadas.
Sin embargo Abraham Wald, un matemático, llegó a una conclusión diferente: los puntos roios representaban solo el daño a los aviones que lograron regresar, que llegaron a casa.
Las áreas que realmente deberían reforzarse eran los lugares donde no había puntos, porque estos son los lugares donde el avión no sobreviviría para ser golpeado.
Este fenómeno se llama desviación de supervivencia.
Es cuando miramos las cosas que sobrevivieron cuando deberíamos enfocarnos en las que no.
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