Debido al hecho de que la mente racional invierte algo más de tiempo que la mente emocional y en registrar y responder a una determinada situación, el “primer impulsó” ante cualquier situación emocional procede del corazón, no de la cabeza
Pero existe también un segundo tipo de reacción emocional, más lenta que la anterior, que se origina en nuestros pensamientos.
Esta segunda modalidad de activación de las emociones es más deliberada y solemos ser muy conscientes de los pensamientos que conducen a ella.
En este tipo de reacción hay una valoración más amplia y nuestros pensamientos
— determina el tipo de emociones que se activarán. Una ves que llevamos acabo su valoración.
Te pongo un ejemplo puedes ir en un taxi y puedes llegar a una valoración,
—este taxista me está engañando.
—te da lugar a una respuesta emocional apropiada.
Y este es el camino que toman las emociones más complejas, como, por ejemplo, el desconcierto o el miedo ante un examen, un camino más lento que el anterior y que tarda segundos en desarrollarse
Photo by Julia Malushko
En cambio, en la modalidad de respuesta rápida los sentimientos parecen ser simultáneos a los pensamientos.
Nuestros sentimientos más intensos son reacciones involuntarias y nosotros no podemos decir cuándo tendrán lugar.
El amor es como una fiebre que viene y se va independientemente de nuestra voluntad
Stendhal
Este tipo de respuesta, que no sólo tiene que ver con el amor sino también con nuestros enojos y nuestros miedos, no depende de nuestra elección sino es algo que nos sucede.
El hecho que no podamos elegir las emociones que tenemos. Permite que las personas justifique sus acciones diciendo que se encontraba a merced de la emoción
También existen emociones que vienen porque uno las evoca.
Cuando ponemos en nuestra mente la muerte de un ser querido es un ejemplo de las lágrimas que llegan cuando deliberadamente evocamos recuerdo tristes.
Así también los recuerdos felices, la sonrisa de un hijo nos alegran. Y los melancólicos nos entristecen.
Pero la mente racional no nos dice que pensamientos “debemos” tener, si no, por el contrario nuestros sentimientos nos asaltan cómo un hecho consumado.
Lo único que tu mente puede controlar es el curso que siguen estas reacciones.
Con muy pocas excepciones, nosotros no podemos decidir cuándo estar furioso, ni triste.
Si vas vas a evocar una emoción procura que sea de amor, compasión, misericordia, te traerán profundas emociones de paz, desahogo y plenitud.
Photo by Arthur Brognoli
Ojo: Ella es muy observadora.
Se da cuenta de todo, pero no lo dice.
En mi cabeza hay una guerra constante entre:
«Si tiene que ser, será y si quieres que algo suceda, haz que suceda»
Tengan mucho cuidado con esa idea de que todo mundo es reemplazable, hay personas que uno no encuentra dos veces en la vida.
La delgada línea entre querer decir tanto y saber que es mejor no decir nada.
Por Alejandro Srohder
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