La Sustentabilidad Individual y los Valores.

Por Hugo Rodríguez Barroso

La ética va ligada al libre albedrío: elegir entre hacer el bien o el mal. El problema comienza al intentar definir que es “el bien” y “el mal” para unos y otros.

Por ende uno de los valores relevantes en el afán de perseverar la sustentabilidad es la corresponsabilidad. Esa que otorga derechos pero plantea obligaciones al individuo en su colectividad, para vivir armónicamente en sociedad. Y en el mundo.

La ética es una rama de la filosofía que aborda el estudio de la conducta del ser humano. Su raíz etimológica viene de la palabra “ethos” que significa “morada,” luego derivó en “ethikos” que significa “carácter”. Y aunque parece sinónimo de la moral, la ética rige el comportamiento de las personas mientras que la moral el de la sociedad – sea usos, costumbres o normas.

Los valores, en cambio, constituyen elementos de la ética y de la moral, que le dan pragmatismo a la vida cotidiana de las personas en un contexto eminentemente humanista. Y aunque en diferentes sociedades los valores pueden operar en vía distinta, el hecho es que, también existen valores que son universales: son esos a los que denomino “Valores de Actitud para la Excelencia.”

Desde este punto de vista, dichos valores, se tienen o se carecen de ellos, es decir, no se tienen a medias. Son un todo, como la ética. Y aplican para cualquier individuo, sin importar su raza o nacionalidad, su ideología o creencia, porque son la principal herramienta de mujeres y hombres para ser mejores cada día, para aspirar a la felicidad, a la trascendencia, para coadyuvar al mejoramiento de la colectividad y la evolución de la raza humana.

No es cuestión secundaria comprobar que uno de los grandes dilemas que enfrenta el mundo en la actualidad es la proliferación de la simulación, negligencia, mediocridad y corrupción. Que la fuente común que hace crecer tales flagelos sociales, es precisamente la carencia de valores.

De los valores universales a los que me refería, que no caducan, que son claros y sólidos. Empero, en este devenir de la modernidad, en donde el enriquecimiento “a como dé lugar” y el afán por colocarse por encima de los demás son una práctica constante, los valores parecieran confundirse con un mero idealismo, lejos de comprenderse como una guía personal, familiar, comunitaria, nacional y global en nuestro diario actuar.

Más aún, debemos aceptar, que hoy estamos peor que nunca. Por un lado tenemos a quienes ubicándose en los antivalores, así llevan su vida y la pregonan; por el otro, a los que creen vivir con valores, pero los practican a conveniencia; y los que intentan apegarse a ellos pero enfrentan la contracorriente.

Entre los “Valores de Actitud para la Excelencia” suelo destacar al reto, objetivo, actitud, confianza, trabajo en equipo, constancia, carácter: valores trascendentales en la vida, fundamentales en la Sustentabilidad Individual.

Hoy han transcurrido las primeras dos décadas del nuevo milenio, de este milenio de avances y desarrollo. En retrospectiva, alguien hubiese pronosticado o cuando menos imaginado, que para el 2020 la raza humana viviría en una época de excepcional avance humano y no solo tecnológico, de justicia social, de educación progresista basada en el conocimiento científico, en la sensibilidad humana y más.

Pero:

• ¿La raza humana ha cambiado para bien?
• ¿Somos los humanos realmente humanos?
• ¿El presente siglo es acaso muy diferente a los anteriores?

Los valores son los principios, conocimientos y experiencias que moldean el perfil ético del ser humano, que promueven la calidad y excelencia de nuestros actos, con el único fin de alcanzar la sabiduría y la felicidad. Son los valores la fórmula para combatir la negligencia, la mediocridad, la corrupción y la violencia; pero también para gozar de nuestras vidas, alcanzar la felicidad y trascendencia.

Valores, que no ideas relacionadas con posiciones radicales de moralidad, ni con creencias religiosas omnímodas, ni estilos obsoletos de conducta, tampoco con aspectos de sexualidad o de afán político: sino a los valores relacionados con el cambio de actitud. Los valores que son una oportunidad para vivir y no para pasarla viviendo, esos valores que no dependen de ciclos o modas, los mismos que son comunes entre todos nosotros, los que cualquier ser humano debe tener.

Ciertamente los valores constituyen el elemento determinante para lograr lo que deseamos en la vida, para hacer por los demás, para convertirnos en ciudadanos dignos en nuestras naciones y en verdaderos patriotas del mundo. En hacer por el planeta.

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