
Por Eduard Cohen
Porque a menudo acusamos a los otros de encerrarnos, pero finalmente somos nosotros los responsables.
¿Cuáles son mis mecanismos para protegernos de los otros?
Y te planteo escuchar a tu inconsciente, sin juzgar de ser benévolos con con la parte que relaciona, que se defiende, que huye.
En el fondo, siempre subyace un miedo a vivir, a ser uno mismo, como si todo nos fuera a perseguir…
Esto se cura poco a poco, trabajando el cuerpo, respirando, dándose tiempo para cesar de pensar y tan solo sentirse ser.
Con esto te planteo lo siguiente; El cuerpo busca bienestar, tiene una buena capacidad de absorción, pero algo que puedes estar seguro es que no miente, y cuando dice basta, es cuando las enfermedades se desarrollan. Y puedes decirte esto no lo puedo afrontar y hay partes del cuerpo que se bloquean. Para mí, la enfermedad es un movimiento para la curación, por qué cuando el cuerpo no puede más, te dice “stop” para que te ocupes profundamente de él, de su parte salvaje he instintiva, que nosotros hemos domesticado.
La enfermedad aparece en el momento que no seguimos más nuestra intuición, nuestros instintos, no reconocemos más de lo que hacemos, y el cuerpo necesita mas vida instintiva, que no sea de metal.

Cuando el cuerpo dice que quiere respirar, amar, ser indulgente, empuja las corazas fuera de sí mismo y no el que el metal le dicta.
La consecuencia de ocultar una herida durante años y generalmente es inconsciente, se hace sin que uno se dé cuenta. La inteligencia del inconsciente corporal sabe cuándo puede abrir y liberar el sufrimiento, o si es necesario esperar, por qué tu identidad no está suficientemente sólida.
Para curarse se necesita una personalidad ligera, porque cuando reencontramos las heridas que hemos ocultado de nosotros mismos, es doloroso y peligroso, ya que uno se puede perder ahí.
Por esto, yo siempre digo que para curarse es necesario ver la parte como el “Yin” cómo el “Yang”, tener la receptividad y luego pasar a la acción y dirigir tu curación.
Muchas veces tengo que tratar a pacientes donde me llega un cuerpo y el propietario a un lado.
A veces la gente es demasiado mental o demasiado emocional, están capturados en el hacer, pero no se toman el tiempo en detenerse, respirar y reconocer que su cuerpo está ahí y que no es una máquina; es el templo de nuestra alma.


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Con el tiempo aprendes a disculpar, cualquiera lo hace pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es inseguro para planes..
Y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.
– Jorge Luis Borge

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