¿Buscas que te validen, y no encuentras tu valor?

Por Ps. Jason Huddleston


CONTENIDO CRISTIANO

En pocas palabras, no busques a nadie más para que te valide. No uses estándares de afuera. Tú debes pronunciar el veredicto de trascendencia sobre ti mismo.

Pero esto es imposible. No puedes obtener tu identidad a través del autorreconocimiento; este debe venir en gran medida de otros.

El teólogo Philip  Riken citaba las palabras de una joven soltera. Ella escribió su resolución de Año Nuevo: “Desarrollar estabilidad y autoridad internas, un sentido del yo como mujer completa, sin novio, como la mejor manera de conseguirlo”. Sin embargo, ella veía un problema ¿Mi sentido del yo no viene de otras personas si no de […] mí misma? Eso no puede estar bien”

Así es no está bien. En realidad, no puede hacerse.

Al final, no podemos decirnos a nosotros mismos: “Me tiene sin cuidado, que literalmente todos los demás en el mundo piensen que soy un monstruo. Me amo a mí mismo y eso es todo lo que importa”

Eso no nos convencería de nuestro valor, a menos que estuviéramos mentalmente enfermos.

Necesitamos a alguien de afuera que nos diga que tenemos valor, y cuanto mayor es el valor de la persona que nos lo dice, más poderoso es el reconocimiento para la formación de nuestra identidad: un sentido del yo y un sentido del valor. Solo si somos aprobados y amados por alguien a quien estimamos, entonces podemos alcanzar alguna auto estima.

Para usar términos bíblicos, necesitamos a alguien que nos bendiga porque no nos podemos bendecir a nosotros mismos. Somos seres esencialmente sociales y racionales. Necesitamos respetar a alguien para respetarnos.

No necesitamos admirar a alguien para admirarnos. Incluso, cuando la gente moderna afirma que se válida a sí misma, la realidad es que siempre socializamos dentro de una nueva comunidad de iguales.

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Así que contrario a nuestra narrativa cultural, primero debemos buscar fuera de nosotros mismos y relacionarnos a algo más, antes de que podamos descender dentro de nosotros mismos y hacer alguna valoración.

Una nueva clase identidad

A través de la fe en Cristo llegamos a ser hijos amados de Dios

26pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;7Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

Dios no es simplemente un jefe o soberano que nos sirve solo mientras cumplamos las condiciones de una buena conducta. En cambio, Dios es ahora un Padre Perfecto para nosotros, que nos da seguridad inalterable que solo una relación padre-hijo puede dar.

(Gal. 3:26– 4:7)

Se deleita en nosotros, se alegra por nosotros con cantos

14Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. 16En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. 17Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

Sof. 3:14-17

Nunca nos dejará o abandonará, aunque caigamos o pequemos

15Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

8¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.

Heb.13:5; Os. 11:8

¿Por qué? ¿No tiene estándares? Sí, Él es perfectamente justo y santo, pero Jesús los ha cumplido por nosotros. Asumió y pagó nuestros castigos, fue traspasado por nuestras transgresiones y molido por nuestras inequidades

5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

Isa. 53:5-6

Por eso, ahora Dios no es nuestro Juez, sino nuestro Padre que nunca nos condenará

1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

ROM. 8:1

Dios declara que su amor es inquebrantable y que se alegra por nosotros y esto es opuesto a una identidad insegura, frágil y débil, que se basa en tu propio comportamiento, que se sacude por la fluctuación sin fin entre la popularidad y el rechazo, y el logro o fracaso.

La fe de un creyente no solo provee un sentido de valor que es excepcionalmente duradero e inquebrantable, si no además un recurso dinámico para un sentido esencial del yo que es duradero e integrado en todas las circunstancias.

El señor permite adversidades para que las resolvamos y solucionemos con la herramienta más poderosa certera y de convicción que poseemos nuestra fe.

16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 

Juan 3:16

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Por Ps. Jason Huddleston

Es difícil llegar a tu destino cuando está demasiado ocupado mirando por el retrovisor. Solo tiene la intención de recordarnos de dónde venimos, no a dónde vamos.

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El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

1Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

3Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

4Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

5Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

9Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

10Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

11Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo

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