
Por Atenea del Mar
21Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:21
La Biblia a menudo habla sobre pensar con el corazón o actuar con el corazón, lo que no concuerda con nuestro concepto moderno en absoluto.
Los antiguos griegos tampoco tenían una comprensión bíblica del corazón. La virtud era para ellos un asunto del espíritu sobre el cuerpo; y eso implicaba que la razón y la voluntad debían triunfar sobre las ingobernables pasiones físicas. Hoy nosotros continuamos enfrentando la mente con los sentimientos, pero hemos invertido radicalmente el antiguo orden.
Las emociones son el “verdadero” yo, en lugar de los pensamientos racionales. La perspectiva bíblica del corazón es “ninguna de las anteriores”.
En la Biblia, el corazón es el asiento de la mente, la voluntad y las emociones; todo junto
Génesis 6:5 Afirma sobre la raza humana “Que toda la intención de los pensamientos de su corazón sólo era hacer siempre el mal”.
5Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Sin duda, el corazón produce las emociones, como el gozo en Deuteronomio 28:4,
4Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
la tristeza en 1 Samuel 1:8,
8Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
el endurecimiento 2 Reyes 6:11,
11Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?
la angustia de Juan 14:1
1No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Pero el corazón también piensa Proverbios 23:7,
7Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo. 8Vomitarás la parte que comiste, Y perderás tus suaves palabras.
Daniel 2:30,
30Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
Hechos 8:22.
22Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 23porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
Es la fuente de todas nuestras palabras (Mateo 12:33-34; Romanos 10:9).
33O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. 34¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
De manera más fundamental, el corazón pone su confianza en las cosas. Proverbios 3:5.
5Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Bíblicamente entonces, los “efectos” del corazón significan mucho más que el efecto emocional.
El corazón significa mucho más que el afecto emocional. El corazón confía y se compromete con aquello que ama. Proverbios 23:26.
26Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.
La Biblia no conoce el dualismo entre “mente“ y “corazón”. Génesis 6:5 afirma que los pensamientos, los actos, y los sentimientos del corazón, surgen de la inclinación del corazón mismo.
Mateo 6:21 es un versículo clave aquí:
“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.

Respecto a este versículo, un comentarista afirma que el corazón es el
“centro de atención y el compromiso de una persona”
Lo que valoramos y apreciamos en nuestro corazón, “con sutileza, pero infaliblemente, controla la dirección y valores de toda persona”.
Cualquier cosa que capte la confianza y el amor del corazón, controlara los sentimientos y la conducta. Lo que más quiere el corazón, la mente lo encuentra razonable, las emociones lo consideran valioso, y la voluntad le resulta factible. Es fundamental entonces, que tu mensaje conmueva el corazón para que deje de confiar y amar otras cosas más que a Dios.
Lo que transforma a las personas en lo que son, es el orden de sus afectos: Lo que aman más y lo que aman menos.
Eso te define de modo más fundamental que incluso las creencias con las que mentalmente estás de acuerdo.
Tus afectos muestran en qué crees de verdad, no lo que dices creer. Las personas, por lo tanto, cambian, no sólo al cambiar su modo de pensar, sino al cambiar lo que aman más.

El amor sabe que lo que escuche observe y lea.
Influirá en sus pensamientos,
actitudes y acciones.
Por lo tanto en alguien…
por eso da mucha importancia a cómo empleas tu tiempo,
para que saques lo
mejor de ese amor en ti.

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