
Por Rafael de la Sierra
En la camino de la rebeldía conforme pasa el tiempo nos acercamos más al sufrimiento, y casi siempre te muestra que algunas cosas que escogiste por deseo, egoísmo o soberbia ya no son tan indispensables, este espíritu de rebeldía esta en contra de cualquier autoridad que limita.
la rebeldía muestra que algunas cosas que pensabas que no podías vivir sin ellas, no son importantes, si confías en Dios.
Revisando nuestro andar colocamos nuestra fe y esperanza en lugares equivocados. Tenemos que reubicar nuestros afectos y reordenar nuestros amores, tal vez te puede causar sufrimiento y dolor, pero no puede derribarte por qué esto no nos puede despojar del amor de Dios y su salvación.
Los preceptos o mandamientos que nos entrega Dios (Deuteronomio 5:1-20) nos lo ha puesto muy claros citaré en forma abreviada y resumida :
- No tendrás dioses ajenos delante de mí.
- No tomarás el nombre de Dios, tu Dios en vano.
- Honra a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás adulterio.
- No hurtarás.
- No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
- No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo.
A simple vista muy fáciles, pero existe un problema nuestra condición humana, que nos lleva a la codicia, egoísmo y soberbia.
Llevándonos ha guerras, ha descomposición de valores, de ruptura de instituciones sagradas como la familia, ha perder el sentido de la vida con vacíos, carencias, escasez, privaciones del alma.
Acostumbrarnos a la violencia de género, física, psicológica, caer en la cadena de un apego, adicción que nos desorienta, asusta, nos da miedo, invade, frustra nuestros sueños.
buscando Placer o Deseo que para obtener constantemente los mismos efectos, hay que doblar la dosis, y la última conlleva a la muerte o el embrutecimiento y podrías verlo como las olas del mar: llegan hasta ti, te acarician y después se las llevan la marejada hasta un nuevo encuentro. Es verdad que puedes correr tras ellas, pero la ola se perderá en el agua que la envuelve y, si pretenderás atraparla, te ahogarás buscándola.
cualquier cosa que debilite tu corazón, que afecte la amistad con tu conciencia, que oscurezca tu percepción de Dios, o quite tu deleite en las cosas espirituales,
en resumen, cualquier cosa que incremente la fuerza y la autoridad de tu carne sobre el espíritu,
eso es pecado para tí , independientemente de cuan bueno parezca
Susana Wesley respuesta a su hijo John Wesley cuando este le hizo dicha pregunta.
La trampa de la ambición desmedida está por todas partes y se promulga con una consigna que nos inculcan desde pequeños, alcanzar el éxito a cualquier costo, aunque nos estrellemos en el intento, tarde o temprano se devuelve como un bumerang afectando nuestra salud mental no importando cual sea el objetivo, económico, espiritual, académico, o estético. Egocentrismo cuando decidimos convertirnos en el centro de todo, que todo gira al rededor nuestro inclusive Dios. todo esto nos sega y aleja de la verdad, endureciendo nuestros corazones.
Aprendemos algo de nuestros errores para poder vivir con nuestras diferencias, en lugar de morir por ellas.
Quejándose Dios por la transgresión de esos preceptos, y las consecuencias que conllevan que finalmente nos alejan de ÉL de Su protección y guía, de un propósito, para usar nuestros dones y talentos, para beneficiarnos y beneficiar a otros para darle gloria a Él, y para ser amados, ser conocidos por Dios que es el mayor tesoro.
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!”
Deuteronomio 5:29 RVR1960
Por qué el corazón se entiende como el lugar de tus más profundos compromisos.
Donde reside tu confianza y tu esperanza y de ahí surgen nuestras emociones, pensamientos y acciones. Que nos enseñan a sentir otra ves, todo el camino que habíamos olvidado.




Nuestra rebeldía trasciende razas, credos, género, cultura.
Para hacer consciente nuestra rebeldía te dejo una llave para empezar abrir ese corazón endurecido y es reordenar nuestros corazones, debemos de amar a Dios sobre todas las cosas,
y podrás decir es que amo a mis hijos, amo a mi esposa, amo a mis padres, ¿Estás diciendo que tengo que amar a Dios y no estás cosas?. NO, debes reordenar tus amores.
Tu problema no es tanto que ames demasiado tu carrera o tu familia o ministerio, sino que amas demasiado poco a Dios en porción a los demás.
Segunda llave cambiar, transformar tu corazón que se va llevar tiempo, valentía y práctica Dios nos promete:
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
Ezequiel 11:19 RVR1960
Para que el propósito de ese nuevo corazón sea lo siguiente:
para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios
Ezequiel 11:20 RVR1960
Confirmando un nuevo pacto con Dios:
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;
Hebreos 8:10 RVR1960, revisar Jeremías 31:31-34
¿Que hará entonces el Señor? Debe reducir sus demandas hasta que estén dentro del alcance de los poderes humanos.
O deberá cambiar el corazón de los hombres. Es esto último a lo que se compromete.
Los mandamientos refleja la naturaleza de Dios y, por lo tanto, no cambia.
Dios no puede reducir Sus normas sin dejar de ser Él mismo, pero ahora toda la constitución interna de los hombres, su corazón, debe ser modelada por Dios para que coincida con los requisitos de su ley, y de esta manera la gran promesa del pacto,
“Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” se cumplirá.
Cree, confía y reverencia a Dios, tal ves te sientas pleno o incómodo en tu vida por alguna rebeldía en alguna área de tu vida y como consecuencia te ha acercado al sufrimiento se ha endurecido el corazón y te ha alejado de Dios.
Pero ora ten esperanza de que toda lagrima será enjuagada de nuestros ojos, que nos ayude a ver y confortar nuestra condición humana para que con valentía, determinación y humildad aceptemos la guía del Espíritu Santo.
Lo que cambia el corazón es el Espíritu de Dios en nosotros.
Reflexión

Hubo uno de hermosura irresistible perfecta pero dispuesto a renunciar a ella. ÉL se hizo feo para que nosotros fuéramos hermosos delante de Dios.
“el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;”. Filipenses 2:6-7RVR1960
Solo podemos cambiar la manera de ver y es con el corazón,
Solo cuando veamos lo que Jesucristo hizo por nosotros, te conmoverá y serás liberado de la idea de que podemos juzgar a alguien o a nosotros mismos por nuestra apariencia o sentido de vergüenza.

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