Segunda Parte.

Por Hugo Rodríguez Barroso.
¿Y a qué grado será el deterioro de las sociedades modernas?..
que a nuestros adultos mayores los hemos marginado, arrumbado, vergonzosamente los hemos arrinconado y traicionado por no continuar esa lucha que emprendieron por los ideales del interés superior de la humanidad, esos ideales que formaron a la raza humana.
Lo más extraordinario de lo antes expuesto, es que nuestros adultos mayores son los mejores defensores de la humanidad, y de alguna forma, los precursores del bienestar social local y global. Los más confiables. Porque su vida misma es el manto protector de la vida en comunidad.
Nuestros adultos mayores son el baluarte para fincar un futuro promisorio; y más en estas épocas a las que llamamos “modernidad.”
En consecuencia, el conocimiento, pensamiento y experiencia de nuestros adultos mayores debiesen ser integrados y aprovechados en los procesos de “toma de decisiones por medios públicos”: en la política (definición de Karl Deutsch). En una sociedad que se jacte de inteligente y de avanzada, a los adultos mayores se les debiesen crear espacios en instancias ciudadanas para que coadyuven a nutrir el criterio de los gobernantes, precisamente antes de que tomen decisiones. Para evitar en la medida de lo posible decisiones equivocadas. Y de ribete para cubrir con cierta legitimidad tales decisiones, porque hoy en día, hasta las investiduras constitucionales en muchos países se han visto ilegítimas.




Inspirados en esta premisa sería deseable que las naciones constituyeran grupos en forma de Consejos Consultivos de sesión abierta y permanente.
Cada consejo en la forma de un órgano no gubernamental conformado por personas con experiencia probada, interesados en compartir sus vivencias sobre casos y proyectos relacionados con la “res publica” (cosa pública).
A manera de un grupo asesor calificado que emitiera recomendaciones en temas diversos y sustantivos, pero principalmente en materia de protección al medio ambiente y economía verde, con la finalidad de elevar las probabilidades de éxito de iniciativas y medidas gubernamentales.
Es claro entonces que los Consejos Consultivos serían una especie de Consejo de Ancianos, pero nutrido con la participación, energía y dinamismo de todas las generaciones en vida, representadas en la figura de mujeres y hombres de cada nación y así del mundo entero. Conformado por ciudadanos reconocidos en sus países por alguna contribución en materia de ciencias y artes, investigación, tecnología, administración pública, periodismo, deporte, calidad, seguridad e higiene y muchos más, así como por ciudadanos destacados y deseosos de aportar su experiencia y conocimiento de manera altruista.
Solo así, con estrategia, madurez, respeto, orden y civilidad, lograremos salir avante de la situación de desmejora continua en la que se encuentra la sociedad humana entera y que padece nuestro amado planeta.
Y a propósito, el tiempo se nos escapa de las manos.
En el universo todo es física y química, de ahí la energía; y de la biología, viene la vida. Así es que los seres humanos somos naturaleza, energía, universo. Parte de un todo. Un todo integrado en sistemas.
Los sistemas son orden, integración, dinamismo y eficacia.
Julián Pérez Porto define al sistema como
“el módulo ordenado de elementos que se encuentran interrelacionados y que interactúan entre sí…
un sistema conceptual o ideal es un conjunto organizado de definiciones, símbolos y otros instrumentos del pensamiento…
un sistema real es una entidad material formada por componentes organizados que interactúan de forma en que las propiedades del conjunto no pueden deducirse por completo de las propiedades de las partes.”
Existen sistemas orgánicos, políticos, sociales, económicos, informáticos y más. Todos bajo un orden o cuando menos un ideario de orden.
El orden se rompe por la contaminación en los sistemas, que en ciencias sociales se expresan en vicios acumulados diseminados por los individuos, que filtran corrupción y entropía, que practican la negligencia como rito cotidiano e inventan la simulación como justificación ante los demás.
Los individuos somos los principales agentes dinámicos en la contaminación de los sistemas; el ser humano de hecho lo es para la naturaleza y el planeta entero. Y gracias a Dios que a su alcance no está el universo, que sería su más implacable depredador.
Y como en lo infinito el orden es balance, equilibrio y viabilidad, también lo es en una sociedad, en cualquiera. Más en la nuestra que por miles de años ha buscado organizarse y reorganizarse, una y otra vez. El orden representa buena convivencia y entrega de resultados, también crecimiento, desarrollo y progreso
– en ese orden
-, además justicia y bienestar social, y desde luego, Sustentabilidad Individual y sostenibilidad.
No obstante, si la negligencia puede ser más lacerante que la corrupción misma, la simulación es el nuevo cáncer social. La corrupción parece ser aceptada por los gobernados, mientras que los gobernantes la ejercen sin cesar;
pero lo más grave es cuando los mismos gobernados son promotores o ejecutores de la corrupción. Y en un afán de aparentar pulcritud, caen en eso que constituye la simulación: es entonces, metástasis social.
(Continuará).
REFLEXIÓN

En el universo todo es física y química, de ahí la energía; y de la biología, viene la vida.
Así es que los seres humanos somos naturaleza, energía, universo. Parte de un todo. Un todo integrado en sistemas.
Hugo Rodríguez Barroso.
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