Por Nicole Di Matteo

Tal vez la mejor manera de enfocar la comprensión de esta característica sea comenzar por:
«… que no satisfizo sus necesidades emocionales»
Por necesidades emocionales no entendemos solamente las necesidades de amor y atención. Si bien ese aspecto es importante, más crítico aun es el hecho de que sus percepciones y sentimientos hayan sido, en su mayor parte, ignorados o negados en lugar de ser aceptados y valorados.
Un ejemplo: Los padres están peleando. La hija tiene miedo. La hija pregunta a la madre:
«¿Por qué estás enojada con papá?» La madre responde: «No estoy enojada», pero se ve furiosa y perturbada. Ahora la hija se siente confundida, más temerosa, y dice: «Yo te oí gritar.» La madre responde, enfadada: «¡Te dije que no estoy enojada, pero lo estaré si insistes con esto!»
Ahora la hija siente miedo, confusión, enojo y culpa. Su madre ha implicado que sus percepciones son incorrectas, pero si eso es verdad,
¿De dónde provienen esos sentimientos de miedo?
Ahora la niña debe elegir entre saber que tiene razón y que su madre le ha mentido deliberadamente, o pensar que se equivoca en lo que oye, ve y siente.
A menudo se conforma con la confusión y deja de expresar sus percepciones para no tener que experimentar la aflicción de que se las invaliden. Eso deteriora la capacidad de una niña de confiar en sí misma y en sus percepciones, tanto en la niñez como en la edad adulta, especialmente en las relaciones cercanas.
La necesidad de afecto también puede ser negada o satisfecha en forma insuficiente. Cuando los padres están peleando o atrapados en otro tipo de luchas, es probable que quede poco tiempo y atención para los hijos. Eso hace que la niña sienta hambre de amor y, al mismo tiempo, no sepa cómo confiarlo o aceptarlo y se sienta inmerecedora de él.
Ahora bien, en cuanto a la primera parte de la característica
—provenir de un hogar disfuncional— los hogares disfuncionales son aquellos en que se dan uno o más de los rasgos siguientes:
abuso de alcohol y/u otras drogas (prescriptas o ilegales).
conducta compulsiva como, por ejemplo, una forma compulsiva de comer, de trabajar, limpiar, jugar, gastar, hacer dieta, hacer gimnasia, etc.; estas prácticas son conductas adictivas, además de procesos de enfermedad progresivos. Entre muchos de sus efectos, alteran y evitan el contacto sincero y la intimidad en una familia.
maltrato del cónyuge y/o de los hijos.
conducta sexual inapropiada por parte de uno de los progenitores para con un hijo o hija, desde seducción hasta incesto.
discusiones y tensión constantes.
lapsos prolongados en que los padres se rehúsan a hablarse.
padres que tienen actitudes o principios opuestos o que exhiben conductas contradictorias que compiten por la lealtad de los hijos.
padres que compiten entre sí o con sus hijos.
uno de los progenitores no puede relacionarse con los demás miembros de la familia y por eso los evita activamente, al tiempo que los culpa por esa efusividad.
rigidez extrema con respecto al dinero, la religión, el trabajo, el uso del tiempo, las demostraciones de afecto, el sexo, la televisión, el trabajo de la casa, los deportes, la política, etc. Una obsesión por alguno de esos temas puede impedir el contacto y la intimidad, porque el énfasis no se coloca en relacionarse sino en acatar las reglas.
Si uno de los progenitores exhibe alguno de estos tipos de conducta u obsesiones, resulta perjudicial para el hijo. Si ambos padres están atrapados en alguna de esas prácticas nocivas, los resultados pueden ser más perjudiciales aun. A menudo los padres practican tipos de patología complementarios.
Por ejemplo, una persona alcohólica a menudo se casa con otra que come compulsivamente, y entonces cada uno lucha por controlar la adicción del otro. Con frecuencia, los padres también se equilibran mutuamente en formas dañinas, cuando una madre abrumadora y sobreprotectora está casada con un padre irascible que tiende al rechazo, en realidad las actitudes y la conducta de cada uno de ellos inducen al otro para continuar relacionándose con los hijos en una forma destructiva.
Las familias disfuncionales presentan muchos estilos y variedades, pero todas comparten un mismo efecto sobre los hijos que crecen en ellas: esos hijos sufren cierto grado de daño en su capacidad de sentir y relacionarse.
Consecuencias
Habiendo recibido poco afecto, usted trata de compensar indirectamente esa necesidad insatisfecha proporcionando afecto, especialmente a hombres que parecen, de alguna manera, necesitados.
Piense en cómo se comportan las criaturas, especialmente las niñas, cuando les falta el amor y la atención que quieren y necesitan. Mientras que un varón puede enfadarse y reaccionar con una conducta destructiva y pelear, en una niña es más frecuente que desvíe su atención hacia una muñeca preferida. La acuna y la mima; al identificarse con ella en algún nivel, esa niñita está haciendo un esfuerzo indirecto para recibir el afecto y la atención que necesita.
Al llegar a adultas, las mujeres que aman mucho hacen algo muy similar, sólo que tal vez en forma ligeramente más sutil. En general, nos convertimos en personas que proporcionamos afecto en la mayoría de las áreas de nuestra vida, si no en todas.
Las mujeres que provienen de hogares disfuncionales (y especialmente, según he observado, las que provienen de hogares alcohólicos) se encuentran en enorme cantidad en las profesiones asistenciales, trabajando como enfermeras, consejeras, terapeutas y asistentes sociales.
Nos vemos atraídas hacia los necesitados; nos identificamos con compasión con su dolor y tratamos de aliviarlos para poder disminuir el nuestro.
El hecho de que los hombres que más nos atraen sean aquellos que parecen necesitados tiene sentido si entendemos que la raíz de esa atracción es nuestro propio deseo de ser amadas.
Un hombre que nos atraiga no necesariamente tiene que estar en bancarrota o tener mala salud. Quizá sea incapaz de relacionarse bien con los demás, o puede ser frío y desamorado, obstinado o egoísta, malhumorado o melancólico.
Tal vez sea un poco rebelde e irresponsable, o incapaz de comprometerse o de ser fiel. O quizá nos diga que nunca ha podido amar a nadie. Según nuestros propios antecedentes, respondemos a distintas variedades de necesidad. Pero sin duda respondemos, con la convicción de que ese hombre necesita nuestra ayuda, nuestra compasión y nuestra sabiduría para mejorar su vida.
Debido a que usted nunca pudo convertir a su(s) progenitor(es) en los seres atentos y cariñosos que usted ansiaba, reacciona profundamente ante la clase de hombres emocionalmente inaccesibles a quienes puede volver a intentar cambiar, por medio de su amor.

Recuperación
En mi experiencia personal y profesional, jamás he visto una mujer que siguiera estos pasos y no se recuperara, y jamás he visto una mujer recuperarse sin haber seguido estos pasos. Si esto parece una garantía, lo es. Las mujeres que sigan estos pasos se curarán.
Los pasos son sencillos, pero no fáciles. Todos son igualmente importantes y aparecen en la lista en el orden cronológico más típico:
- Busque ayuda
- Haga que su recuperación sea la primera prioridad en su vida. Busque un grupo de apoyo integrado por pares que la entiendan.
- Desarrolle su lado espiritual mediante la práctica diaria.
- Deje de manejar y controlar a los demás.
- Aprenda a no «engancharse» en los juegos.
- Enfrente con coraje sus propios problemas y defectos.
- Cultive lo que necesite desarrollar en usted misma.
Vuélvase «egoísta».
- Comparta con otros lo que ha experimentado y aprendido.


LEYENDA DE LA MARIPOSA AZUL
Cuenta esta leyenda oriental de la mariposa azul, que hace muchos años, un hombre enviudó y quedó a cargo de sus dos hijas.
as niñas eran muy curiosas, inteligentes y siempre tenían ansias de aprender. Constantemente asediaban a su padre con preguntas. A menudo el hombre podía responder sabiamente, sin embargo, en ocasiones no estaba seguro de poder ofrecerles a sus hijas una respuesta acertada.
Viendo la inquietud de las dos niñas, decidió enviarlas una temporada a convivir con un sabio que vivía en lo alto de una colina. El sabio era capaz de responder a todas las preguntas que las pequeñas le planteaban, sin ni siquiera dudar.
Pero, un día, las hermanas idearon una pícara trampa para medir la sabiduría del sabio. Decidieron realizarle una pregunta que fuese incapaz de responder.
La pregunta imposible
Las niñas se pusieron manos a la obra para llevar a cabo su plan. La mayor salió al campo y atrapó una mariposa azul, envolviéndola en su delantal para que no se escapase. A continuación, comenzó a explicarle a su hermana cuál sería el proceder.
“Mañana, mientras sostengo la mariposa azul en mis manos, le preguntaremos al sabio si está viva o muerta. Si responde que está viva, apretaré mis manos y la mataré. En cambio, si afirma que está muerta, la liberaré y volará libre. De esta forma, sea cual sea su respuesta, siempre será incorrecta”.
A la mañana siguiente las niñas acudieron al sabio, deseosas de hacerle caer en su trampa, y le formularon la pregunta. Pero el hombre sonrío tranquilo y calmado y procedió a responder:
“Depende de ti, ella está en tus manos…”
PD: “La leyenda de la mariposa azul nos recuerda que él presente y el futuro están en nuestras manos.
No deposites tu mariposa en manos de nadie, no les des el poder de decidir aplastarte o dejarte volar. Solo tú mereces el privilegio de decidir…»
– Desconocido
¡Hola Bienvenido!

Te invito a leer otro articulo mío dala «Click» al enlace.
👇🏼




