La felicidad viene de adentro y el éxito le sigue, no al revés.

Por Rafael de la Sierra L.

Me ha interesado conocer un poco de lo que se trata la Neurociencia. Es una disciplina científica que estudia el sistema nervioso y todos sus aspectos; y el que más me llamó la atención, es el de la “Ciencia del pensamiento”

¿Qué harías si encontraras un interruptor que pudiera encender tu cerebro y te permitiera ser más feliz, más sano; en cuanto a tu mente y tu cuerpo; más próspero y más inteligente?

Debido a que el tema es muy amplio, me voy a enfocar donde coincide la Ciencia y la inspiración que siempre empieza y termina con Dios.

Creo que este conocimiento podría ayudar a darte cuenta de estas verdades, exige una labor consciente y una lucha consigo mismo, y como una herramienta valiosa para aplicarla a la vida para perseguir todo lo que Dios tiene preparado para ti.

La felicidad viene de adentro y el éxito le sigue, no al revés.

Dr. Caroline Leaf.

Entrando más en el tema; al dirigir conscientemente nuestros pensamientos, podemos eliminar patrones tóxicos de pensamiento y reemplazarlos con pensamientos saludables. Nuestra mente está diseñada para controlar nuestro cuerpo y NO al revés, controlando la materia a través de esos pensamientos y de nuestro poder de elección.

Dios te ha dado poder para poder hacer con tu mente más efectivo que cualquier medicación, cualquier enfermedad o desafío.

El señor nos enseña como activar nuestro pensamiento, declararlo y hacerlo una realidad, decirle a las cosas que no son como si fueran, teniendo fe en su palabra.

3Entonces Dios dijo: «¡Que haya luz!» hubo luz.

Génesis 1:6

No podemos controlar los eventos y circunstancias de la vida, pero el cerebro hace la voluntad de lo que piensas en tu mente y la posición que adoptes afectará la forma en que veas el libre albedrio y el poder de tu elección, controlando nuestras reacciones ante cualquier cosa del exterior, entrenando a tu mente, alinearnos a la voluntad de Dios.

7Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. 

2 Timoteo 1:7

Para saber cómo piensas y como te entiendes a ti mismo, la manera en que vives, tu ambiente cultural en el que te desempeñas, tus creencias y las creencias de los que te rodean, cómo interactúas con esas personas, tu fe y cómo creces esa fe, a que te expones.

Todo eso conduce a diferencias en la forma de enfocar tu atención para renovar tu mente, tus sueños, esperanzas y pensamientos.

Yéndome al texto Bíblico del evangelio de Marco 4:35-41 donde Jesús calma la tempestad, cuando la barca estaba a punto de hundirse, casi llena de agua y estaban a punto de morir; los discípulos despiertan a Jesús y le dicen:

“¿no te importa que nos ahoguemos?”

37En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. 38Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron:

—¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo?

39Jesús se levantó y dio una orden al viento, y dijo al mar:

—¡Silencio! ¡Quédate quieto!

El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. 40Después dijo Jesús a los discípulos:

—¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?

Marco 4:37-39

Tal vez te identifiques con esta circunstancia. Todo va mal, te estás hundiendo y parece que Dios está dormido o ausente, sin ser consciente de lo que ocurre. Pensarías, teníamos miedo de que no nos amases, porque si no nos amaras; no habrías dejado que nos ocurriera todo esto.

Dios es lo suficiente grande para tener razones, para dejarte pasar por cosas que no entiendes, Su poder no tiene límites; pero su sabiduría y su amor tampoco. El único lugar en el que estarás a salvo es en la voluntad de Dios.

15Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sean agradecidos.

Colosenses 3:15

La elección es real y el libre albedrío existe. Tú puedes estar fuera de lo que eres (Tú, yo) una de las características más emocionantes de nuestros lóbulos frontales, es como nos permiten, en cierto sentido, estar fuera de nosotros mismos y observar nuestros propios pensamientos, el poder consultarle a Dios en ese momento, y cambiar tanto el pensamiento negativo como el tóxico; o hacer crecer el pensamiento positivo y saludable.

De repente, los principios Bíblicos, como “llevar cautivo todo pensamiento”, “renovar tu mente”, “echar toda tu ansiedad” y “no inquietarte por nada” se vuelven menos difíciles de entender cuando nos damos cuenta de que Dios nos ha dado el equipamiento para hacer estas cosas.

Cuando haces eso, tu cerebro responde con una precipitación neuroquímica positiva y con cambios estructurales que mejorarán tu intelecto, tu salud y tu paz. Sentirás la armonía del alma. Dejando de ser víctima de los acontecimientos y circunstancias adversas, tú puedes controlar tus reacciones y puedes elegir.

Para pensar en la forma en que Dios quiere que pensemos, impactando en nuestro estado de ánimo en lo que decimos y hacemos.

Por otro lado es importante tener fe, y muchas veces creemos hasta donde podemos o nos alcanza. Y los que tenemos un poco más, no debemos de juzgar duramente. Si quieres creer, pero no puedes. Te podrás preguntar ¿Por qué? Porque en últimas instancias, la fe no es una virtud, es un regalo.

Si quieres creer, pero no puedes, deja de mirarte a ti; ve a Jesús y dile: “Ayúdame a creer”. Ve a Él y exclama: “¡Así que eres tú el que da la fe! He intentado conseguirla a través de la razón y del pensamiento, de la meditación, he ido a la iglesia con la esperanza de que la prédica me conmoviera; he intentado conseguir fe por mí mismo. Ahora veo que tú eres la fuente de fe, Por favor, dámela”. 

Si lo haces, descubrirás que Dios ha estado buscándote; Jesús es el autor de la fe, el que la da, y es a la vez el objeto de la fe.

Como en la tormenta cuando los discípulos están en la barca “Si supieseis cuanto os amo, no os hubieseis preocupado”. Para enfrentar la vida con pensamientos renovados en la voluntad de Dios.

Cuan firme cimiento.  

No habrá de anegarte las olas del mar, si en aguas profundas te ordeno salir; pues siempre contigo en angustia estaré, y toda tu pena podre bendecir.

Al alma que anhela la paz que hay en Mí, jamás en sus luchas la habré de dejar; si todo el infierno la quiere vencer,

¡Yo nunca, no nunca, te voy a dejar! 

John Keith.