Por Bob Dunkle

CONTENIDO CRISTIANO
Si tuvieras un cuaderno de dibujo frente a ti. y te diera rápido, haz un dibujo de Dios, qué harías?
No me referiría a una imagen física de Su cuerpo, sino a una imagen de cómo es Dios en Su esencia.
Todo el mundo tiene una imagen de Dios en su mente, y hay una cantidad enorme de puntos de vista diferentes. Algunos son adecuados, otros no muy precisos. Tu concepto de Dios puede tener muchos orígenes.
Tal vez tu mamá y tu papá te contaron a una edad temprana cómo era Dios, Y tú incorporaste a tu visión muchas de sus ideas, algunas útiles, otras dañinas. Como es lógico, la cultura religiosa y la región del mundo en la que creciste jugaron un papel importante en la formación de tu imagen de que quizás un profesor dio forma a tu imagen mental de Dios.
Te sentaste en una clase donde una persona muy inteligente y con una serie de títulos académicos después de su nombre insistió en que Dios es un mito, de modo que eso determinó la manera en que ves a Dios.
O tal vez tu iglesia conformó tu imagen de Dios. Cualquiera que sea la tradición religiosa de la que provienes, esa tradición te trasmitió una visión, a veces buena, a veces no.
O quizás tus amigos te dijeron, con sus acciones o sus palabras: «Oye, así es Dios», y eso ha influido en tu modo de pensar.
O tal vez has dejado que tu experiencia personal defina a Dios para ti. Quizás en tu mente Dios no vino en tu ayuda, o no cumplió Su parte de un pacto que pensabas que habías hecho, o te decepcionó de alguna manera; y eso es lo que piensas de Él.
Hace poco leí sobre un pionero de la televisión que dijo que no quería tener ningún tipo de relación con Dios y que se consideraba ateo porque cuando era joven y su padre estaba muriendo, oró en vano por su curación. Si Dios era supuestamente tan bueno, ¿por qué no salvó a su padre? Ese doloroso momento de confusión y desilusión determinó su visión de Dios por el resto de su vida.
Lo mismo puede decirse de todos nosotros. Algo que aprendimos, oímos o experimentamos ha dado forma a lo que pensamos que es Dios.
Aunque las personas manejan una amplia gama de ideas cuando piensan en Dios, hay algunas que son más comunes que otras.
UN GRUPO HETEROGÉNEO DE DIOSES
Según la imagen mental de algunas personas, Dios se asemeja a un anciano en el piso de arriba: el Dios abuelo. No me estoy burlando del concepto de Dios de nadie. Solo estay tratando de ser útil al exteriorizar lo que algunos de nosotros pensamos y quitarles la máscara a algunos de nuestros dioses menores.
El Dios abuelo ha existido desde siempre, as que no es de extrañar que camine un poco más despacio en estos días. Tiene una larga barba blanca y una voz tranquilizadora como la de Morgan Freeman.
Camina por el cielo con un brillo en los ojos y un puñado de caramelos. Se ha quedado un poco sordo, así que, por favor, habla más alto cuando estés tratando de decirle algo y, por supuesto, disminuye la algarabía en la iglesia.
El Dios abuelo está casi desconectado de la cultura actual y aún no ha descubierto cómo enviar mensajes de texto.
Cuando le llegue el momento de cambiar su teléfono plegable por un teléfono inteligente, puedes estar seguro de que usara ese tipo de letra súper grande que los nietos pueden leer desde el otro lado de la habitación.
Es gentil y amable, pero ciertamente no va a ser capaz de ayudarte a entender el control remoto de la televisión o los complejos problemas de hoy en día. Se parece un poco a Papá Noel, así que asegúrate de dejarle algunas galletas este año. O, tal vez no.
En lugar de la imagen del Dios abuelo, puede ser que veas a Dios como un árbitro en el cielo que hace las reglas lleva las anotaciones de un juego.
El Dios árbitro se centra en lo que debes hacer y lo que no debes hacer. Si vas a la iglesia, obtienes puntos. Si insultas a un tipo que te obstruyó la vía está observando, evaluando, juzgando, y siempre trabaja con los números. Constantemente garabatea cosas sobre ti en su libro de contabilidad. ¿Tuviste un buen pensamiento? Pues toma nota de ello. ¿Tuviste una mala actitud? Se te restan puntos.
Tienes que seguir las reglas para mantener el favor de este dios. Tienes que esforzarte si quieres seguir en su equipo. Al final, estás ante las puertas del cielo y este dios te entrega una lista de créditos y débitos, generada por computadora. Si tienes suerte, muestra un balance favorable, y entras. ¡Hurra! Según esta visión, el cielo es para la gente que no está en números rojos.
Vas a lograrlo. Solo tienes que seguir esforzándote y acumular suficientes cosas buenas para al final inclinar la balanza a tu favor. Algunos ven a Dios como una fuerza nebulosa, algún tipo de energía positiva o luz.
El Dios como fuerza cósmica no tiene nombre ni rostro, probablemente no tiene personalidad. Esta «fuerza» es distante, abstracta y esquiva. Podríamos aprovecharla si todas las variables fueran así.
Podría ser un impulso. Un sentimiento. Una vibración. Una convergencia armónica. Cuando las personas tienen en mente esta imagen de Dios, a menudo hablan de espiritualidad, pero no describen a un dios que se pueda conocer personalmente.
El énfasis con este concepto de dios es simplemente que hay algo en el universo que es superior a nosotros, y en general parece algo correcto y bueno. Es brillante como la luz y bastante misterioso, y más grande que nosotros. Pero es difícil estar seguro de lo que es. Tu imagen de Dios puede ser la de un pendenciero temerario que constantemente busca pelear. Al Dios enojado le encanta tratar con dureza a la gente, hacerla pagar. Su afición es repartir el castigo.
No te equivoques, a este dios no le gustas mucho. Está deseoso de aplastarte con su rayo de destrucción. ¡Bammm! Adiós, estás frito. Si eres listo, evitas al Dios enojado, porque, francamente, ¿quién no lo haría?
Una vez fuiste a la iglesia de este dios y notaste que no había mucha gente allí. Obvio. Este dios no es alguien a quien quisieras adorar semana tras semana. ¿Por qué seguir viniendo a recibir más de lo que reparte? Está esperando el momento perfecto para hacerte pedazos.
Para otros, su dios es semejante a «Alexa» o «Siri», esos asistentes electrónicos que los gurús de la informática han inventado ingeniosamente. Este dios es un mayordomo personal en el cielo. Dios el conserje está a tu disposición las 24 horas del día, los siete días de la semana. ¿Necesitas orientaciones? Solo pídelas. ¿Quieres pedir unas condiciones meteorológicas diferentes? Concedido.
Dios el conserje envía mensajes, revisa tu calendario, encuentra cosas y te da una respuesta divertida a ¿Qué dice el zorro? Si escuchas la manera en que algunas personas hablan de Dios, es como si El solo existiera para resolver la lista de cosas por hacer que ellas tienen. Aprietas un botón y puf, él aparece con una sonrisa. Pero este dios nunca permanece en tu vida mucho tiempo. Es un dios muy conveniente.
Lo llamas solo cuando necesitas ayuda. Cuando ya no lo necesitas, lo único que tienes que hacer es apretar el botón de nuevo y así de fácil, se ha ido. La lista sigue y sigue.
El Dios de los vitrales es muy culto y estoico. Este dios usa palabras teológicas complejas y prefiere cosas elegantes y apropiadas. Nada de esa música «nueva» en su iglesia. Este dios pudiera ser accesible si la ocasión es una boda de la realeza.
Prefiere los bancos bien incómodos y sin acolchar, y se preocupa mucho por el color de la alfombra en el santuario. Después de todo, es su casa. Algunos con este punto de vista piensan que el edificio de la iglesia es donde Dios vive realmente.
El Dios en la onda es bastante sofisticado, parte barista y parte estudioso de la Biblia. El Dios compinche está a nuestro nivel. Lo saludamos de una manera informal: «¿Qué hay de nuevo, hermano? Choca esos cinco». Es un tipo tranquilo, normal y con buena onda.
El Dios yo es, bueno yo. Claro, no decimos abiertamente: «Soy Dios». Pero actuamos como tal. O pensamos eso. Llevamos la voz cantante. Cuando esta imagen de Dios está en nuestras mentes, «yo» soy todo. Yo. Yo. Yo estoy a cargo. Yo tomo todas las decisiones. Yo tengo el control. Yo soy autodidacta.
El mundo gira a mi derredor, y yo dirijo mi barco del destino. Nadie me dice qué hacer. Eso es todo, y muchas gracias.
El Dios bufé es una colección variada de todas las versiones anteriores de dios, organizadas como un bufé, por lo que es fácil para ti elegir la que desees.
Este dios no es ofensivo, ni desagradable y tampoco absoluto. Nada se considera nunca correcto o incorrecto con este dios. Cuando esta imagen de Dios está en tu mente, te imaginas que puedes caminar hasta la gran barra de ensaladas en el cielo y elegirlo que quieres poner en tu plato. «Tomaré un poco de esto y le pondré un poco de aquello». Este dios podría ser todo, y podría no ser nada. Ti podrías ser dios, yo podría ser días, todos podríamos ser dios y nadie podría ser dios.
Luego, por supuesto, está el Dios que no es Dios. Es difícil mantener esta imagen en mente porque es en realidad algo sin una imagen. Es algo que tratas de borrar de tu mente. No crees en Dios, porque no crees que haya un Dios en quien creer.
En realidad respeto bastante a los ateos. En verdad lo hago. Cada persona en la tierra tiene que elaborar respuestas para las grandes preguntas de la vida y luego vivir según esas respuestas. Se necesita mucho esfuerzo y grandes saltos de fe para responder a esas preguntas sin Dios.
Pero algunos se esfuerzan por hacerlo, y enmarcan su existencia en una negación que no se puede demostrar, al declarar: «No hay Dios».
COMPROBAR LAS HUELLAS DACTILARES DE LA CREACIÓN

Cierto, mis descripciones de lo que la gente puede pensar que Dios es son un poco irónicas. Pero es probable que en tu pensamiento haya una pizca de alguno de estos puntos de vista. O tal vez tu visión de Dios es completamente diferente.
Pero cualquiera que sea tu respuesta a la pregunta: ¿qué piensas cuando piensas en Dios?, la noticia alentadora es que Dios, el verdadero Dios, no está sentado ocioso mientras tenemos esta conversación.
Dios quiere que sepas quién es Él. No se esconde como aguja en un pajar y dice: “buena suerte en descubrir quién soy realmente”.
No te está lanzando a un laberinto espiritual, una especie de juego retorcido con riesgos de implicaciones eternas. Es todo lo contrario. Dios ha dejado a tu derredor Sus propias huellas dactilares en Su creación y ha superado todos los obstáculos posibles para mostrarte quién es y cómo es. Dios desea que tú lo encuentres más de lo que tú deseas encontrarlo. Quiere que lo conozcas y que sepas cuánto te ama.
Es por eso que Dios está constantemente en el proceso de revelarse a sí mismo. Dios nos muestra constantemente quién es El a través de Su Palabra, a través de la creación, a través del Espíritu Santo que obra en nuestras vidas y, sí, a través de la influencia de las personas piadosas que nos rodean.
Dios sabe que hay mucho en juego porque si no conocemos quién es realmente, entonces podríamos pasar toda nuestra vida con una idea equivocada de Él en mente, y viviríamos nuestros días en la tierra tratando de responder a una imagen deficiente de Dios.
Eso puede causarnos muchos problemas. Si tenemos una visión equivocada de Dios, podemos pasar nuestra vida huyendo del verdadero Dios, o escondiéndonos de El, o enojados con Él, o decepcionados de El.
Podemos sentirnos rechazados por Dios, o ambivalentes hacia Él, o preocupados por estar en el lado equivocado de la tarjeta donde apunta los resultados. Esa no es la vida abundante que Jesús nos ofrece. Y es por eso que vivimos en un universo que hace imposible que extrañemos a Dios.
Mientras estaba en la universidad, mi amigo Johnnyy yo viajamos por Estados Unidos y acampamos en algunos de los parques nacionales más espectaculares del país. Cuando llegamos al Gran Cañón en una tarde abrasadora de julio, instalamos nuestra tienda de campaña en uno de los campamentos cerca de la entrada del parque nacional.
La vista de la escarpada cavernosa era impresionante, pero lo que realmente queríamos era llegar hasta el fondo.
El problema era que las reservaciones para los campamentos en el fondo del cañón tenían que ser hechas con
meses de antelación. Lamentablemente, no teníamos reservación, así que nuestras opciones eran limitadas. Bajar y subir durante el día era muy desalentador, dadas las temperaturas muy por encima de los 100 °F (unos 38 °C).
La guarda parques a la que habíamos pedido consejo nos miró y nos dijo: «No creo que tengan muchas posibilidades. Se achicharrarán cuando bajen y quedarán exhaustos al subir de regreso».
Pero luego nos habló de una posibilidad fascinante: podíamos bajar hasta el fondo durante la noche y luego regresar en las horas más frescas de la mañana.
«Parece un poco loco», dijo mi amigo, pero después de unos minutos ambos llegamos a la misma conclusión y acordamos que lo intentaríamos.
Poco después de la medianoche, comenzamos a descender lentamente al cañón por el Sendero del Angel Brillante.
Nos alumbramos con nuestras linternas y seguimos el zigzagiante camino que nos llevaría desde la superficie hasta la orilla del río, en el fondo. Aparte de algunos asnos salvajes que nos sorprendieron (aunque creo que estaban más sorprendidos que nosotros), y lo que pareció ser el ruido de una serpiente, que definitivamente aceleró nuestro paso, todo transcurrió de acuerdo al plan, y llegamos a una pequeña playa de arena en una curva en el río Colorado sobre las cuatro de la mañana.
Cuando nos acostamos para descansar un poco antes del amanecer, no tenía ni idea de que mi comprensión de la majestuosidad de Dios estaba a punto de cambiar. Al mirar al cielo desde el fondo de aquella grieta en la tierra de una milla (casi dos kilómetros) de profundidad (donde no había ni rastro de luz artificial), era como si las estrellas estuvieran colgando tan cerca de ti que podías tocarlas con la mano. Eran como diamantes relucientes en el cielo nocturno, tan brillantes en la oscuridad del espacio. Sonreí y reí.
En realidad, traté de alcanzar algunos para asegurarme de que no podía tocarlos. Y sentí una abrumadora sensación de profundo respeto y asombro que nunca antes había experimentado. Creo que esa sensación de misterio y grandeza es el Creador que ha adornado el cosmos con la declaración:
«Estoy aquí». Dios ciertamente no se estaba escondiendo esa noche. Su gloria estaba a la vista de todos para que la vieran.
Puedes estar pensando: «Eso suena muy bien, pero tengo una amiga que ni siquiera cree en Jesús y que diría algo similar; que cuando está en la naturaleza es cuando está en comunión con Dios y se siente conectada con el «universo divino». Sin embargo, su visión de Dios no se parece mucho a la tuya».
9Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen ex
ROMANOS 1:9
Lo entiendo. Entonces, ¿cómo podemos tener una visión exacta de Dios? ¿Cómo sabemos cuál es el punto de vista correcto?
Debemos comenzar por darnos cuenta de que Dios se nos revela constantemente cuando lo leemos en su palabra, en una sermón o predica, orando, sirviendo en la Iglesia, escuchando alabanzas, por medio de circunstancias, amigos, tu familia.
7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
MATEO 7:7

REFLEXIÓN

En septiembre del 2017, mi contrato de trabajo terminó abruptamente. Estaba devastado y me sentí desesperado.
«¿Cómo encontrar un nuevo empleo cuando las empresas estaban a punto de concluir negocios por el resto del año? ¿Cómo sobreviviría mi familia? ¿A quién acudir para rescatarnos?».
No tenía un plan alternativo y pensé que sería imposible encontrar trabajo en el último trimestre del año.
Mientras reflexionaba sobre el próximo paso, Dios me inspiró con la idea de visitar a la hermana de mi esposa.
Después de quedarme con ella un par de días, sentí otro impulso para visitar una escuela local que había visto.
Con mi hoja de vida (currículum vitae) en la mano, fui a ver al director.
Para mi gran sorpresa, el director me dijo que una maestra de administración de negocios estaba a punto de ir de baja por maternidad, y necesitaban un maestro temporero.
¡Qué alivio!
¿Fue por casualidad que viajé a visitar a mi cuñada y fui a esta escuela?
Creo que no. Cuando no podía ver el camino a seguir, Dios nunca se apartó.
Por Sr. Say Amen (Gauteng, Sudáfrica)
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