ALTAR DE VIDA

Por Judith Tapia Cerezo

CONTENIDO CRISTIANO

En tiempos como octubre se suele poner un altar de muerte. Yo en la casa, tengo al contrario, un altar representaban la vida que representa vida; nació porque un día la pastora, que es profeta, nos dijo que Dios quería su propio espacio en nuestra casa y decidí hacerle una decoración; empecé poniendo un corazón que representa que yo le quiero entregar todo mi ser cada día más porque él es un Dios de cada día más; luego puse flores que.

Recordé que del corazón emana la vida, y empecé a reflexionar que era un altar porque es importante guardar el corazón y muchas veces no lo guardamos; muchas veces se nos hace fácil decir palabras que son muerte, que se llaman: maledicencias, que significan maldecir, decir mal, no decir en el poder del acuerdo de Dios.

 Reflexioné que las palabras, como dice

Proverbios 18, “Está la vida y está la muerte”

y que debo de ser sabio y pensar lo que voy a decir, y ver si trae gracia al oyente o si, al contrario, y que más sabio es aquel, que se queda callado, aunque sea muy necio; se tomará así porque muchas veces nuestra necedad también está en nuestras palabras que nos podemos decir a nosotros mismos, sin que nadie nos escucha, y si hacemos obras buenas, pero hablando lo malo por dentro; entonces no estamos siendo congruentes, o caemos incluso, en ser hipócritas, porque ¿Cómo podemos hacer lo bueno hablando lo malo? y el árbol por sus frutos se conocerá.

Y empecé a reflexionar la importancia de desarraigar raíces y plantar la semilla nueva incorruptible, la palabra de Dios en mi vida, y quitar la inequidad por generaciones.

Photo by Djurdjina ph.djiz

En este mes de octubre se venera tanto a la muerte. Reflexionaba que la muerte es enemiga de Dios y que dice la Biblia que muchas le llaman amiga.

Aquí en México, en el país donde vivo, la visten incluso de colores, le hacen hasta fiesta, y a muchos países les ha llamado la atención; incluso, se han hecho películas sobre México, sobre este tema; y bueno, es un país que también a los muertos se les venera mucho, pero la Biblia no dice que los muertos vengan otra vez a la tierra, sino que van al cielo o van a ir al infierno; entonces en realidad no dice que regresen a la tierra, dice que enfrentarán un juicio y de ahí será, o la vida eterna, o la muerte eterna, y pensaba que a veces se tomaba esto como chiste o broma, y pensaba un entonos, algo que veo en las redes con la figura del guasón, donde todo el dolor, y toda la muerte, y todos esos temas, los toman a como se dice, a vacilar.

Aquí, en la Ciudad de México, no se toma con la seriedad que se debiera. Con la reflexión profunda de analizar nuestras vidas para saber si van hacia la vida, o si van hacia la muerte, yo he aprendido a reflexionar mucho eso sobre mi vida, he meditado mucho sobre el

El Salmo 34 nos ha dicho que hablemos vida, que dejemos de hablar engaño y mentira, y que busquemos la paz, y que la sigamos.

He aprendido a valorar la Paz; a la Paz que da Dios, que guarda primeramente mi corazón y mi mente. Cuando en un enojo decimos maledicencias, no estamos pensando en el bumerán que se nos regresa a nosotros mismos y a los que amamos, el enojarse y desear el mal, el tener la venganza en el corazón, nos endurece en el corazón, nos hace no obedecer los mandamientos de Dios y no amarlo, porque él que lo ama sigue sus mandamientos, y a veces hacemos oídos necios y ojos ciegos a lo que Dios nos está pidiendo hacer o accionar.

He meditado mucho sobre los versículos del perdón en estos días. Había pedido a las pastoras de intercesión de la Iglesia donde estoy, y había enviado peticiones de oración a ministerio que oraran por mi corazón, porque yo ya lo sentía que se empezaba como a endurecer y yo quería esa promesa de Dios que dice que nos dará un corazón de carne y sensible para obedecer sus estatutos, que está en el libro de Ezequiel, y pensé:

“si no voy a más, voy a ir a menos”, eso me lo enseñó un maestro de la escuela donde voy, y reflexionaba que tenía que ir a más y que tenía que pedir ayuda, y meditaba en ese altar de vida que un día le hice a Dios, y que el compromiso que le hice a él, es de llegar el gran mandamiento, que es amarlo a él con todo mi ser, con toda mi mente, con todo mi corazón, y con todas mis fuerzas, y que no debería hacer las cosas a mi propia manera, a mi propio tempo, en mis propias fuerzas, sino hacerlo en las fuerzas de Dios para tener dirección.

Vivir en lo sobrenatural y accionar cada paso de mi vida en fe, porque el cambio está en cada decisión que tomo cada día, y en que la disciplina de un día está el cambio de mi vida como me lo enseñaron en mi escuela.

He sido muy afortunada de estudiar en este instituto, porque me ha hecho aún reflexionar más profundo, y agradezco tener la oportunidad, y quisiera que otras personas la tuvieran; tuvieran la oportunidad de haber estudiado en una escuela de fe, donde he aprendido a amar la vida.

Yo tuve problemas con una mala vida, porque era extremadamente melancólica y nostálgica, y eso me llevaba a veces a entristecerme profundamente, y muchas veces a desanimarme, y es importante tener ánimo y tener vida, porque es lo que levanta a los enfermos, como dice proverbios, leyendo proverbios, leyendo salmos, meditando en los libros de la Biblia, he encontrado una nueva persona; he encontrado empezar a madurar; y en este altar de vida, he aprendido a amar. A amar la palabra de Dios y sus mandamientos.

Realmente era muy rebelde; no me gustaba que nadie me dijera qué hacer, pero cuando lo amas empiezas a verlo con otra percepción, no una regla que es impuesta, sino que ese amor que Dios nos dio primero, y que nos hizo amarlo a Él, porque, É; siendo aún pecadores, nos amó, y su perdón es lo que me ha inspirado, porque Él es el hijo del hombre, Jesús.

Agradezco a Jesús por hacer de mí otra persona, no tan caprichosa, berrinchuda; como siempre fui, o hacerme víctima de las circunstancias del pasado que viví, y había estado fijado mucho en mi mente; y empezar a ver a Jesús, el autor y consumador de la fe; y que Él transforme y renueve mi mente.

Yo quisiera que hubiera un altar de vida en cada casa, y no en octubre un altar a la muerte. Ya no creer que los muertos regresan y venerarlos. Seguir el ejemplo de los tuyos, que partieron, pero no que ocupen el lugar de Dios; y hacerles un altar; que ese altar lo ocupe Jesús.

He visto nacimientos donde, en vez de poner al niño Jesús, que se suele poner en las tradiciones mexicanas, ponen un perro y dicen que sus perros son su máximo para ellos, son como un Jesús, pero en realidad, es hacerle un altar también a los animales; aun los vivos y los muertos. Pienso que ese lugar sólo le corresponde a Cristo Jesús, y que Él no está en una imagen. Él quiere que lo amemos en espíritu y en verdad, y eso es lo que yo he aprendido con este altar de vida, lo puse en mi casa.

Puse un muro de oración para que toda mi red, de la cual soy responsable de orar, orar por ella, ya llevo muchos años, incluso décadas orando ahí en oración y en el entendimiento, y en las lenguas espirituales que aprendí gracias a la escuela de fe donde voy. Quisiera que todos tuvieran algo así en sus vidas, y por eso hoy lo escribo.

Muchas bendiciones; y que tengan un mes de octubre lleno de vida y no de muerte.

Bendiciones. Y recordemos, que Dios la venció por ustedes, y que ahí está crucificada toda la enfermedad y todo el dolor. Les deseo todos los meses en su casa tengan ese altar donde oren por toda su red y puedan ver los cambios, y las transformaciones que hay en sus hogares.

Gracias por darme la oportunidad de escribirles y por ver este artículo. Les pido, que, si fue de su agrado, lo compartan con otros.

SECCIÓN DE NOTICIAS

ORACIÓN

Photo by David Bartus

JESÚS, te entregamos todo lo que nos has dado este en tus manos ya que todo te pertenece y no nos aferramos a nada así en lo sobrenatural esté  en Ti y no en nuestras maneras y egoísmo,  incluso a nuestros familiares que ya partieron y los  siguen aquí sabiendo la esperanza esta en ti.

Gracias por todo lo que me das, incluso por aquello que no logro entender, eso que aún no asimilo, pero que sólo Tú sabes cómo me estás bendiciendo.

Por eso, aunque no comprenda tu lógica, te alabo y glorifico tu Santo Nombre, porque sé que quieres lo mejor para mí. Señor, dame la fe necesaria para seguirte buscando en la oración, que si paso por tormentas, mi esperanza puesta en Ti no tambalee.

Gracia y Paz a ti, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Amén🙏🏻

Por Judith Tapia Cerezo

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