La oración es el arma más poderosa que necesita el creyente. Dios nos creó con una vida de dependencia a Él.
Esto choca contra lo que nos dice el mundo; pero,
¿por qué refugiarnos en filosofías, modas y tradiciones para sentirnos seguros?
Nuestra vida enfrenta constantes problemas porque hemos hecho a un lado a Dios. El mundo propone métodos a seguir, a los que las personas se aferran, pero que no funcionan. Cuando Dios me da un mandamiento, automáticamente lo pongo en tela de juicio.
La oración es la manifestación más grande de dependencia, porque, cuando yo no puedo, Dios sí puede.
A nuestra naturaleza caída no le gusta orar, no le gusta depender; pero, en nuestra vida en Cristo necesitamos cargar baterías; y eso se logra orando. La oración es el poder de la vida cristiana.
¿Cómo demostramos que Dios gobierna nuestra vida?
¡¡Orando!! Cuando no oramos, demostramos suficiencia; le decimos a Dios que nosotros solos podemos y que no lo necesitamos, pero, debemos entender que la fuerza del creyente es la oración.
Al orar pasamos de nuestro poder al poder de Dios. Al no orar, nos mantenemos en nuestras capacidades. La oración no es un monólogo; es un diálogo en presencia del Dios soberano, nuestro Padre; quien todo lo escucha. Dios anhela que doblemos nuestras rodillas y clamemos a Él.
La oración es el medio de gracia para ser transformados por Dios, y adquirir la sabiduría que necesitamos en el diario vivir. Jesucristo, en la tierra fue un hombre de oración, siempre dependió del Padre; Él es el ejemplo máximo de la oración
12En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios
Luc. 6:12
Debemos entender, que los días que enfrentamos, son difíciles y no podemos enfrentar los problemas sin orar.
Si nos hace falta fe, lo que necesitamos es orar, y pedirle a Dios que incremente nuestra Fe. El Señor Jesús nos dejó una forma de orar el “Padre Nuestro” el cual es un formato para dirigirnos a Dios.
Debemos tomar en cuenta los elementos que se incluyen en la enseñanza de Jesús para orar a Dios. Lo primero que demos hacer cuando oramos, es alabar a Dios
9Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal?, ¿salvar la vida, o quitarla?
Mateo 6:9
Reconocer en manos de quién estamos poniendo nuestra oración.
¡Dios es el Soberano, el Santo, el Todopoderoso!
Necesitamos humillarnos ante su presencia; alabarle; y también agradecerle el precioso plan de redención que llevó a cabo en la persona de Jesucristo, para salvarnos de una condenación eterna en el infierno.
Agradecerle la nueva vida que nos dio en Jesucristo; agradecerle las bendiciones que recibimos día a día (alimento, techo y vestido).
También es importante anhelar su reino; el cual, ya fue inaugurado con la venida de Jesucristo, pero aún no ha sido consumado.
Nuestra oración y petición a Dios, debe centrarse en la absoluta voluntad de Dios en nuestra vida, así como en la de toda la creación. Debemos también, incluir en nuestra oración, la confesión de nuestros pecados. Cuando arreglamos cuentas con Dios, Él nos escucha; Él nos quiere santificados.
En nuestro proceso de santificación en esta vida, enfrentamos caídas y debilidades, pero al reconocerlas, y pedir perdón, Dios nos limpia y escucha nuestras peticiones. Así mismo, también nosotros debemos perdonar a todo aquel que nos ha ofendido o hecho daño. Si nosotros no perdonamos, Dios tampoco puede perdonar nuestras faltas
14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensa
MATEO 6:14-15
Nuestra oración debe incluir también, peticiones personales para que siga transformando nuestras vidas; que nos de la gracia para enfrentar los retos y desafíos de cada día, y nos dé el carácter para no caer en tentaciones.
Es necesario pedirle a Nuestro Padre, que nos guarde también de los ataques del enemigo número uno en nuestras vidas, que es satanás. Que nos guarde también de lo que nos ofrece el mundo con la finalidad de que dejemos de poner nuestros ojos en Dios. También que nos guarde de nuestros propios corazones, que tienen una proclividad al pecado.
Este formato, enseñado por el Señor Jesucristo, no es una regla religiosa. Es importante no caer en esos ritos y repeticiones vanas.
Dios ve nuestros corazones, y está atento siempre a nuestra oración sincera. A Dios le gusta que le pidamos los anhelos de nuestros corazones; pero después de incluir todo lo anterior en nuestras oraciones, nos daremos cuenta que nuestra relación con Dios es más que suficiente.
Sin embargo, siempre tendremos necesidades materiales que Dios también nos puede proveer.
En la oración, también podemos interceder (orar, pedir, rogar, suplicar, clamar) por otras personas; principalmente por nuestros seres queridos que aún no conocen a Dios, para que Dios toque sus corazones y lo acepten como su Señor y Salvador.
Mientras más oremos, más tiempo anhelaremos estar en su presencia en oración.
¡¡Cerrar nuestra oración, siempre confiando en que Él hará!!
Sal #7:5
SECCÓN DE NOTICIAS
REFLEXIÓN
Photo by Andre Furtado
El tiempo de Dios tiene sus misterios, que no nos corresponde entender,
Si no confiar.
Nuestro tiempo tiene prisa,
el suyo tiene la perfección
Esperar en ÉL puede ser la más difíciles de la opciones,
pero recuerda que Dios es bueno siendo Dios,
y cómo tal nos ayuda a determinar nuestro hoy, preparándonos para un bendecido mañana.
quien espera en ÉL jamás
será decepcionado,
jamás….
Ora cómo si todo dependiera de Dios,
que así lo es,
incorpórate empieza a camina nuevamente, realiza, actúa, ponte en marcha cómo si todo dependiera de ti.
“Cuando el tiempo sea el correcto, yo el señor, lo hará posible.”
Isaías 60:22 RVR1960
Descansa tus plegarias han sido escuchadas, Dios está en control.