Tuve una experiencia con perdonar.

Por Judith Tapia Cerezo

CONTENIDO CEISTIANO

Ya había tenido antes con mi hermano que me pidió perdón porque decía que me molestaba a veces sin que yo le hiciera nada, y que no sabía por qué lo hacía, y me dijo que por favor que le diera mi perdón, que se lo otorgara, y yo con mucho gusto se lo otorgué.

Acababa de tomar un taller de perdón con mi pastora, y yo amo tanto a sus hijos como si fueran míos, que yo no quería que nada malo les alcanzara a ellos, ni a mi hermano. Lo pude perdonar sin mucho esfuerzo en realidad.

Me ayudó haber tomado el taller, pero, me costaba trabajo perdonar a mi papá, soltarlo; ya le había pedido perdón, porque sabía que no lo había honrado como debía hacerlo y me preguntaba por qué.

Él se casó muy joven con mi mamá, tenía 21 y mi mamá 19 y cuando éramos niños, él era muy violento y abusivo en sus palabras, eran hirientes como espada y nos había maldecido a mi mamá y a nosotros de niños.

Yo lo recuerdo como un sueño, no completo todo, pero sí en partes, y él se había ido de la casa y nunca más regresó.

Tuvo varias familias, y él me hizo sentir abandonada, me hizo sentir muy herida, y me costaba mucho trabajo que la persona que debió estar para protegerme y amarme se había marchado, aunque sí veía por mí en la provisión económica y en estudios, y de vez en cuando, pocas veces al año lo veía, pero teníamos cierta comunicación, pero muy poca; en realidad no una comunicación íntima y profunda de que él supiera mis cosas,  lo que me pasaba, y realmente me dejó un gran vacío; recordé que había puesto en el altar de vida que les platiqué en el artículo pasado, “cuatro árboles”.

Uno era de la primavera, otro era del otoño, otro del invierno y otro era verano, simbolizaba las etapas de la vida de un ser humano; recordaba que en el otoño puse hojas que caían y que representaban el arrepentimiento.

Las hojas que caían, eran esas palabras que habías dicho de las cuales ahora querías que se secaran, igual que el otoño. Recordaba que había árboles sin fruto y en la primavera tenían bellas flores, frutos y palomas; daban sombra, y era el árbol que representaba el perdón y la nueva vida, y un nuevo corazón.

Photo by u0418u0433u043eu0440u044c u041bu0443u0448u043du0438u0446u043au0438u0439

Tuve la dicha de poder experimentar, poder soltar por fin, después de mucho tiempo, a mi papá, fue exactamente en una tarea de Yiré, el significado de este nombre de Dios en una tarea de la escuela. Yo le había preguntado a Dios qué me hacía falta, y él me había recordado que ya me había dicho que fuera al altar, ya había hablado de la importancia del altar en el artículo anterior.

También ya había ilustrado el altar con arreglos florales y en una foto. Ahora me faltaba aterrizarlo y llevarlo a la vida práctica de mi vida. 

En ese momento hice una oración y le dije: Dios, hoy pongo en el altar todas esas palabras hirientes que mi papá un día me dijo, y también que yo respondí igual, ojo por ojo y diente por diente, y herida por herida;

hoy pongo mi corazón que reaccionó de la misma manera con esas palabras; las había pensado y las había dicho, y era el momento del arrepentimiento de haber sido de esa forma, de haber desobedecido a Dios, de haber sido rebelde a sus mandamientos y a la autoridad de mi papá.

Yo le había hablado un día para otorgarle el perdón también; pero ese día en el hospital, no me contestó el teléfono porque estaba con su otra familia, seguramente por eso fue, porque él siempre me lo contesta y yo había reaccionado mal a que no recibió mi llamada, y había dicho muchas palabras, y en ese momento decidí recogerlas y retractarme.

Había tenido un gran enojo porque yo sufría de crisis emocional a causa de las heridas de mi pasado. Ya no quería tener este tipo de crisis. Me recuperé pronto porque había pedido perdón a Dios por lo que había dicho, realmente ya no quería caer en lo mismo otra vez, y sí, Dios me hizo un gran milagro, una obra de él; yo ya le había pedido la promesa de un corazón nuevo, ya que mi corazón se había sentido tan duro, que sentía que se me estaba quebrando ya de dureza.

Había perseverado mucho en esa necedad, y hoy decidía soltar, gracias a Dios tuve muchas personas orando por mí; agradezco a Dios sus vidas, ya que había oído del apóstol que dijo, que si tú no podías tú sola buscaras ayuda.

Habíamos visto en el devocional de la escuela que no deberíamos vivir sin frenos; teníamos que aprender a limitarnos en todo para no ofender a Dios ni a los demás.

Había querido poder sentir en mi corazón por la mansedumbre de Jesucristo y por la misericordia de Dios, que él tomara ese dolor y sanara. Cada día se sentía como más fuerte, como una punzada, como una herida; como si me hubieran enterrado un puñal.

Mi corazón ya una vez se había sentido quebrantado, como si se rompiera en mil pedazos, como un vidrio que se despedaza, y ya era mucho el dolor. Dos veces me quedé inmóvil; una, sentada no me pude parar para caminar; y una acostada, ya no me pude levantar al otro día.

Me decía una Pastora, que era ya mucho el dolor el que estaba cargando, y era ya hora de descargarme, para poder seguir ligera en la vida, y poder seguir con mis clases, ya que me empezaba a estorbar todo esto, aunque me había recuperado en dos días de la crisis emocional y la doctora me había dicho que le sorprendía de todo lo que ya había salido, pero decía: estás un 75% mejor, quiero que por favor ese 25% lo sigas trabajando; ya has meditado y profundizado, pero te hace falta más.

Recordando esas palabras otra vez de mi doctora, que me dijo en la última consulta, decidí profundizar mucho en la tarea de Yiré.

Seguí investigando, y vi que el altar de Abraham, era un altar de vida también; entonces, al hacer el ejemplo que el Padre de la fe nos dio, y recordar que él era un representante de Jesús, porque Jesús nos dio a su hijo, y él, como humano también lo dio, representando que él imitaba a su Padre Celestial, que él obedecía la voz de Jesús, aún en lo más difícil, y a poner a mi papá como mi ofrenda, no sea un ídolo que me separe de Dios y yo le adoré sólo a JESÚS.

Puse mi corazón para que lo transformara y fuera libre; también lo que me había hecho; y yo, y él también fuéramos libres.

Pude soltar y ese dolor sanar, y había sido un milagro porque la obra transformadora de Dios de esa emoción, que había causado tanta rebeldía, y había causado en mí todo eso de las crisis emocionales que me hacían romper muchas cosas violentamente, y ser igual a lo que me habían hecho; juzgaba lo que ahora yo hacía; yo juzgaba lo que yo era, y era momento de ponerle punto final a esas reacciones.

Hoy le doy muchas gracias a Jesús de poder ser libre de ellas, no sólo se esfumó el dolor, sino se esfumó ese lugar donde se alimentaban. Hoy le doy gracias a Dios de tener esta escuela y esta Iglesia, donde me apoyaron para poder superarlo, pero, sobre todo, a Cristo, por lo que hizo en la cruz, de llevar mis heridas, para que mis heridas fueran sanadas; ya que le costaba mucho cicatrizar a mis heridas, tardaban mucho en cicatrizar.

Le doy gracias porque cicatricé en las tres operaciones que tuve, y la última vez en una quemadura que no me cicatrizaba; pues por las heridas de él, pude hacerlo.

También cicatrizó heridas de mi hermano, de un brazo, y ya no lo perdió. Y de mi hermano el chico, también le ha cicatrizado sus heridas, que de repente le salen sin razón, hoy le doy gracias a Jesús que está sanando a mi familia.

Todo eso que estaba en la infancia causando mal en nuestra familia. Hoy le doy gracias a Dios, que sé, que empezamos a ser libres para volar, tener alas y volar más alto que nosotros mismos, es un inicio de lo que es el perdón en las vidas de familias destrozadas por la violencia; Jesús las puede volver a restaurar y levantar.

Hoy te doy gracias Dios por hacer eso en mi vida, para que pueda trascender en cada uno de mis hermanos, sobrinos y sobrinas en sus hogares; y que todo esto quede como aguas que pasaron.

Muchas gracias Jesús por habernos dado una nueva oportunidad, por todo lo que has hecho por mí. Amén.

En vez de altar de muerte tengamos un altar de vida en cada hogar. Amén.

SECCIÓN DE NOTICIAS

PENSAMIENTO

Photo by Pixabay

No podemos controlar el estado emocional de las personas que nos rodean, ellos viven en su propio proceso….

sin embargo, el hecho de que tú estés en armonía, hace que seas una influencia positiva paraellos…

y ese es el mejor aporte que le puedes brindar a los demás.

Por Anna Shifield De Denver Colorado U.S.

¡ Hola Bienvenido !

Judith Tapia Cerezo

Te invito a leer otro articulo mío con el título:

ALTAR DE VIDA

Te invito también a que veas mi ministerio

«Salud de Vida»

¡ Gracias !

NOTICIAS DEL REINO

TU PERIODICO DIGITAL

TE INVITA

Al evento de “IMEX”

¡no dejes de ver este video!

INVITACIÓN

A ver el programa:

Dale “Click” al enlace para que veas la repetición

👇🏼

Comparte con familia, amigos y redes sociales.

¡ Gracias !

Deja un comentario