Cambios ❤

Por Judith Tapia Cerezo

CONTENIDO CRISTIANO

Después de la tarea de Yiré de la escuela, empecé a tener cambios paralelos, también me ayudó mucho que llevamos un libro sobre cómo desarrollar un espíritu del escudero.

Todo esto junto, influyó mucho en mi vida. Me dejaron de tarea leer ese libro, meditarlo y hacer un resumen.

Quiero contar algunos cambios que tuve de ser libre de la rebeldía, por los maltratos recibidos en mi niñez.

Convivía poco con mi papá, pero las pocas veces que convivíamos, a veces, él sin darse cuenta me lastimaba; sé que es parte de su personalidad, y él está engañado y como dijo Jesús: perdónalos porque no saben lo que hacen, algunos de los puntos para poder recibir esta sanidad fueron, como dice, paso

1 en Santiago 4: líbrate del orgullo.

Para ser libre del orgullo, necesito pedir ayuda a Dios y a otras personas. Necesito admitir mi error; estar expectante a aprender cosas nuevas, seguir los consejos, y necesito tener el testimonio de un cambio de semblante, un cambio de mi corazón.

Que mis pensamientos ya no estén centrados en mi “yo”, en mí misma. Y con esto tendré un fruto de mayor tolerancia, y no tendré actitudes autoritarias. Voy a ser libre de la ira; ya no voy a tener facilidad de rabietas, ya no voy a tener esa conexión con la herida que me hace enojar y romper cosas (y eso a cualquier edad, porque a veces creo que es cosa de nada más niños, pero me regresaba a la infancia esto de las heridas no sanadas).

Ya no reaccionar igual ante las injusticias, o hasta las frustraciones de lo que no puedes cambiar.

Ya no voy a gruñir, o murmurar, o quejarme igual; y ya voy a tener más sensibilidad.

Ya no voy a tener un tono irónico, un tono de crítica. El espíritu de amargura también me va a desarraigar lo sarcástico.

La confianza me va a restaurar en Dios, ya no me voy a enfermar con dolores de cabeza, o con tener el sistema inmune bajo; que me dé más gripa, o alguna enfermedad por esto.

Ya no voy a sentir autocompasión, y mi semblante ya no va a ser triste; ya no voy a ser como dice Isaías 54: una persona abandonada.

De hecho, el testimonio que quería contar es que, después de haber tenido un desayuno, una convivencia con las mujeres que eran de mi pastora, donde yo era escudera, me dijeron que se me veía el semblante menos opaco y me dijeron que tenía como un brillo y recordé a Isaías 54, que habla de las piedras preciosas a la abandonada y ahora te pondré piedras hermosas, y sí, así me he sentido, que tengo un brillo que antes no tenía, y a veces lo veo en las fotos.

No se me ve todo el tiempo y me preguntan por qué y digo: es de pensar más en Jesús que en mí misma; estos son alguno de los cambios que tuve después de la tarea de Yiré.

Creo que haber estado abierta y dispuesta de corazón a que se iba a cumplir mi sueño de haber entrado al instituto, cuando hice mi inscripción de tercer año para avanzado ,de que lo que yo quería era entregarme más a Dios; ese era mi sueño, y mi sueño ha sido cumplido, entonces, yo se los quería compartir, porque fue algo que me gustaría que otros fueran libres de la rebeldía por maltrato, sé que suena justificable, pero te va a atar, en todo esto que te acabo de mencionar y lo que más me gustaría es que fueras libre.