Para buscar ayuda usted debe abandonar, al menos en forma temporaria, la idea de que puede arreglárselas sola. Debe enfrentar la realidad de que, con el tiempo, las cosas empeoraron en su vida en lugar de mejorar y comprender que, a pesar de sus mejores esfuerzos, usted no es capaz de resolver el problema.
Eso significa que debe sincerarse consigo misma sobre su verdadera situación. Lamentablemente, esta sinceridad sólo nos llega cuando la vida nos ha dado un golpe o una serie de golpes tan grandes que hemos caído de rodillas y jadeando.
Como en general ésa es una situación temporaria, en cuanto podemos volver a funcionar tratamos de reanudar donde habíamos interrumpido: siendo fuertes, manejando, controlando y haciéndolo todo solas. No se conforme con el alivio temporario.
Entonces necesita dar el paso siguiente, que tal vez sea ponerse en contacto con algunas de las fuentes de ayuda.
Si concerta una cita con un profesional, averigüe si esa persona entiende la dinámica de su problema en particular. Si, por ejemplo, usted ha sido víctima de un incesto, alguien que no tenga entrenamiento especial ni sea experto en esa área no le será tan útil como alguien que conozca aquello por lo que usted ha pasado y cómo puede haberla afectado.
Vea a alguien que sea capaz de formular preguntas sobre la historia de su familia. Es probable que usted desee saber si su potencial terapeuta está de acuerdo con la premisa de que es una enfermedad progresiva y acepta el tratamiento esbozado aquí.
Mi fuerte inclinación personal es que las mujeres deben tener consejeras mujeres. Nosotras compartimos la experiencia básica de lo que es ser mujer en esta sociedad, y eso crea una profundidad especial de comprensión. Además, podemos evitar los juegos de hombre—mujer casi inevitables que podríamos vernos tentadas a jugar con un terapeuta hombre o que, lamentablemente, él podría verse tentado a jugar con nosotras.
Pero el hecho de consultar a una mujer no basta. Esa mujer también debe tener conciencia de los métodos más efectivos de tratamiento, según los factores que estén presentes en su historia, y estar dispuesta a derivarla a un grupo de apoyo apropiado, o más aun, a hacer que la participación en tal grupo sea un elemento obligatorio del tratamiento.
Por ejemplo, yo no asesoro a alguien que es co—alcohólica a menos que ingrese a los grupos de familiares de alcohólicos. Si después de varias visitas se muestra renuente a hacerlo, llego a un acuerdo con ella de que sólo volveré a atenderla si decide hacerlo, pero no de otro modo.
Mi experiencia me ha enseñado que sin participar en esos grupos, los co— alcohólicos no se recuperan. En cambio, repiten sus patrones de conducta y continúan con sus formas alteradas de pensar, y la terapia sola no basta para cambiar eso. Sin embargo, con la terapia y dichos grupos de apoyo, la recuperación se produce con mayor rapidez; estos dos aspectos del tratamiento se complementan muy bien.
Su terapeuta también debe requerirle que usted ingrese a un grupo de autoayuda que sea apropiado para usted. De otro modo, es posible que ella le permita quejarse de su situación sin requerir que usted haga todo lo que pueda para ayudarse.
Una vez que encuentre una buena terapeuta, debe permanecer con ella y seguir sus recomendaciones. Nadie cambió nunca un patrón de toda la vida solamente con una o dos visitas a un profesional.
Buscar ayuda puede requerir gastar dinero, o no. No hay correlación entre el terapeuta más caro y el tratamiento más eficaz. Lo que usted busca es alguien que tenga experiencia ypericia, y que sea una persona con la que usted se sienta cómoda.
Confíe en sus propios sentimientos y esté dispuesta a ver a varios terapeutas, si es necesario, hasta poder encontrar al más adecuado para usted.
Photo by Karolina Grabowska
No es imprescindible que usted inicie específicamente la terapia para recuperarse. De hecho, ver a un terapeuta que no es el apropiado puede hacer más daño que bien. Pero alguien que entienda el proceso de enfermedad que implica puede ser una ayuda inapreciable para usted.
Buscar ayuda no requiere que usted esté dispuesta a poner fin a su relación actual, si la tiene.
Tampoco es necesario que lo haga en ningún punto del proceso de recuperación. A medida que siga estos pasos, del uno al diez, la relación se encargará de sí misma.
Cuando las mujeres vienen a verme, a menudo quieren dejar su relación antes de estar listas, lo cual significa que volverán o bien empezarán una nueva e igualmente infeliz.
Si siguen estos diez pasos, cambia su perspectiva de quedarse o marcharse. Estar con él deja de ser El Problema, y abandonarlo deja de ser La Solución.
En cambio, la relación se convierte en una de las muchas cosas a tener en cuenta en el cuadro general de su manera de vivir.
Tolerar
No implica necesariamente estar de acuerdo.
Tolerar significa tener la suficiente madurez para comprender que vivimos en un universo de diversidades y contrastes, en donde cada uno lucha por imponer su razón.
Esto no sólo se ve en las noticias, empieza desde casa: en la lucha por el control remoto, por el territorio en la cocina compartida, por ver quién tiene la razón y quién está equivocado.
La paz es resultado de la tolerancia y esta es una virtud que se fortalece día a día en los pequeños detalles.
¿Quieres saber cuán tolerante eres?
Descubre cuántas personas e ideologías quieres cambiar y toma en cuenta que tu nivel de tolerancia es inversamente proporcional a tu idea «de que el otro está equivocado».
EJERCICIO
Escribe una columna por cada uno de tus seres más queridos.
Práctica Durante la semana
1.- Escribe en cada columna los aspectos que te gustaría cambiar en ellos.
2.- Subraya los aspectos que verdaderamente sea fundamental para ti que ellos cambien y observa cuántos subrayas.
3.- Piensa que cuantos más aspectos subrayes, más condicionas tu afecto hacia ellos.
Durante la semana posterior a la sesión, intenta ver a cada uno de tus seres queridos como son realmente y descubre qué es lo que te hace quererlos tanto. Intenta priorizar tu cariño sobre aquellos aspectos que considerabas «funda mental» que ellos cambien y observa si quieres seguir relacionándote con ellos tal como son.
Otórgate el derecho a intentar aceptar al ser humano que tienes frente a ti, aunque no estés de acuerdo con él. Si te parece en verdad imposible, quizá sea el momento de hacer un alto y reflexionar sobre esa relación en particular.