Por Judith Tapia Cerezo
Encontré una moneda de 10 pesos, está impresa en sentido contrario a las manecillas del reloj por un error de impresión, hay gente que está dispuesta a pagar desde 500 hasta mil pesos o más por ella, me llamó la atención que por un error su valor se haya incrementado, me hizo meditar que así son nuestros errores con Jesús, en vez de disminuirnos nuestro error, lo aumenta cuando lo pones en sus manos.
Antes engrandecía mis errores y ahora engrandezco la bondad de Jesús hacia a mí, no tenemos que ir al cielo para ver su gloria, sino que aquí en la tierra podemos vivir en su eternidad, él perdona tus errores y te da un nuevo comienzo.

En mi artículo anterior cometí un error, sin embargo, cuando avisé al editor ya era demasiado tarde porque ya se había enviado el artículo, al encontrar al editor en la congregación me felicitó porque comentó que le había gustado mucho lo que había escrito, también algunas de mis compañeras me dijeron que les había gustado mi artículo, que era hermoso, me pude dar cuenta como las personas se fijan más en mis palabras a Jesús que en mis errores, en la belleza que Dios te ha revelado en tu vida y estoy muy agradecida con Dios porque eso era lo que me estancaba, el no perdonarme mi erro.
Muchas veces Dios nos perdona, los demás también lo hacen, pero uno mismo se reprocha a sí mismo el no ser perfecta, cuando ningún humano lo es.
Reflexionaba como dice la biblia que Dios cambia lo malo por algo bueno porque nos ama, el poder de su amor es transformador, en la metamorfosis de la mariposa, en como se arrastraba y ahora tiene sus propias alas para volar, sus pensamientos nos llevan a las alturas como un águila que habita en lugares tan altos como ninguna otra ave lo hace.
Medité sobre la tarea de “a, b, c de la fe” donde decía que lo que pensamos y lo que hablamos, es lo que accionamos y pensé en el común denominador de este año fue que todo el cambio está en mi forma de pensar a la manera de Dios porque el hombre lo hace desde el egoísmo poniéndose él primero y Dios lo hace poniendo al otro primero y es lo que he estado trabajando en mí todo este año.



Permítenos cumplir con nuestras obligaciones con gozo y alegría y si por algún motivo tuviésemos que superar una situación difícil, ayúdanos a recordar que atrás de lo que hoy parece una prueba siempre aguarda una hermosa bendición. Por favor, danos fuerza de voluntad y carácter para poder hacer de cada día, un gran día en tu nombre.
Te pido también por las necesidades físicas, materiales y espirituales de cada uno de nosotros, bendícenos en esta jornada y sé nuestro amoroso proveedor, pues si Tú estás a nuestro lado, absolutamente nada habrá de faltarnos.
Amado Dios, en este nuevo día pongo en tus manos mi ser, mis sueños y aquellas necesidades que Tú muy bien conoces, y sé que desde ahora Tú serás guardando cada uno de mis pasos y preservándome libre de todo mal, porque tu amor y tu bondad no conocen límites, en nombre de Jesús, Amén.
Por Ma. Guanajuato Gonzáles
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Judith Tapia Cerezo
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