Nuevo año sin cargas a cuestas.

Por Lourdes Salcedo Cárdenas

CONTENIDO CRISTIANO

Termina un año más e iniciamos un nuevo año lleno de ilusiones, esperanzas y buenos propósitos. Pero, nuestra principal necesidad, es aligerar las cargas que llevamos a cuestas.

Todas las personas en el mundo, en nuestro diario vivir, vamos acumulando cargas que llevamos a cuestas, muchas veces, difíciles de llevar.

Es tiempo de tomar decisiones para aligerar esas cargas.

En nuestra carrera, en la vida cristiana, hay una meta que debemos alcanzar, y el llevar cargas, nos deja atrás. Por frecuentes o comunes que sean nuestras cargas, muchas veces las vemos inofensivas, pero, nos impiden seguir avanzando, y debemos entender que toda carga nos hace daño.

Una de las cargas más comunes es nuestra relación con el prójimo. Puede ser mi pareja, mi familia, hijos, vecinos, etc. El problema no es la persona con la me cruzo o relaciono; el principal problema es mi relación con Dios.

¿Tenemos amargura en nuestro corazón?

Dios nos llama a tomar una decisión: Abandonar y dejar de alimentar nuestra carne y escuchar la voz de Dios. ¿Por qué nos centramos en los errores de los demás? ¿Por qué nos fijamos en sus limitaciones? ¿Por qué criticamos y juzgamos a otros?

En este nuevo año que iniciamos, debemos tomar la decisión de terminar con estas actitudes que afectan nuestra relación con Dios.

El juzgar a otros es un pecado que estorba nuestra comunión con Dios. A este pecado se le llama orgullo, ya que lo único que mostramos al criticar a otros, es que nos sentimos superiores a ellos.

Esto es una carga que vamos llevando a cuestas, la cual, nos impide avanzar hacia la meta.

Es necesario decidir quitar esas cargas y decir “nunca más”

1No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Mateo 7:1

Nuestro mayor peligro al criticar a otros, es que nuestra mente se llena de veneno, y así como nosotros juzgamos, Dios nos juzgará a nosotros

 2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

Mateo 7:2

Debemos hacer un alto y meditar en nuestra propia vida. ¿Tengo yo limitaciones también? ¿También me equivoco?

Dios quiere que, antes de ver los errores de otros, vea primero los míos.

 3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 

Mateo 7:3

Cuando critico a otras personas, la realidad es la profunda insatisfacción que hay en mí. Crítico porque hay un vacío en mi vida.

Este gran pecado provoca divisiones entre amistades, familias; incluso entre los miembros de una iglesia. Dios nos creó para ser instrumentos útiles en Sus manos; pero, tristemente con nuestras actitudes, sólo somos instrumentos del enemigo, satanás.

1Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.

Romanos 2:1

Las personas que critican, generalmente critican lo que ellos hacen también. Dios no está de acuerdo con que tengamos problemas con nuestro prójimo

3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?

Romanos 2:3

Cuando tenemos problemas con alguien, afectamos nuestras vidas, nos llenamos de orgullo y resentimiento. No podemos ser bendecidos. Dios quiere que amemos a nuestro prójimo.

Debemos tomar la decisión de no guardar nada en contra de nadie

8Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.

! Pedro 4:8

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones desde el día que nacimos de nuevo.

No hay pretexto, si soy creyente y salvo, no podemos tener nada en nuestro corazón en contra de nadie. Sin amor, nuestros ojos se enfocarán en los errores de otras personas y provocaré divisiones.

Satanás, es especialista en traer división, y estos son los efectos de la crítica.

Debemos preguntarnos todos los días ¿cómo nos gustaría que nos trataran cuando nos equivocamos?

Así debemos ser nosotros.

12Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Mateo 7:12

En este nuevo año, debemos quitar esa gran carga que nos ha impedido disfrutar de los beneficios de Dios. En lugar de ver los errores de nuestro prójimo, decidir ver las virtudes de nuestro prójimo, Sea lo que nos hayan hecho, debemos pensar todo lo que le hicieron a nuestro Señor Jesucristo antes de morir en la cruz.

Aun así, lastimado, maltratado, y humillado, el Señor Jesús oró a Su Padre para que los perdonara.

Dios no nos ha puesto por jueces para juzgar la vida de los demás. Él nos ha dado una vida nueva para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Dios nos dará el carácter para hacer a un lado la crítica, así como, también evitar que otras personas lleguen con nosotros para criticar a alguien. Debemos evitar a toda costa, que nos llenen de veneno el corazón, hablando mal de otros.

Dios nos invita a entregarle todas esas cargas, que nos impiden correr hacia la meta y obtener el premio supremo.

28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Mateo 11:28-30

El Padre Dios y su Hijo Jesús viven en nosotros y nos santifican, pero lo hacen regalándonos el Espíritu Santo. Por eso, podemos decir que el Espíritu Santo es el que toca nuestro interior, el que hace la obra más íntima, el que derrama el amor en nuestras fibras interiores.

Es cierto que el Espíritu Santo siempre nos une a Jesús y al Padre Dios; pero es él quien nos transforma íntimamente para que seamos parecidos a Jesús y nos volvamos cada vez más agradables al Padre.

Los santos padres de la Iglesia utilizaban algunos ejemplos para destacar esa obra tan íntima del Espíritu Santo. Le llamaban, por ejemplo, el dedo de Dios, porque él toma contacto con nuestro corazón y lo sana, lo libera, lo purifica. También decían que es como la punta de un rayo. Porque el Padre Dios es como la fuente oculta de energía que habita en el cielo, el Hijo es el relámpago que lo manifiesta con su luz, y el Espíritu Santo es como la punta de ese rayo que quema la tierra.

También decían que las tres Personas de la Trinidad son como el agua que sacia nuestra sed. Pero el Padre es el manantial deseado de donde brota el agua, el Hijo son los chorros de agua que lo manifiestan y nos alegran, y el Espíritu Santo es el agua que nosotros bebemos y nos refresca.

Por Ma. Guanajuato G.

¡ Feliz Navidad te deseo un prospero 2023 !

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