
CONTENIDO CRISTIANO
El mundo busca poder en lugares equivocados, tienen hambre de el.
Hay caminos que parecen de vida, pero su fin es de muerte.
El poder del mundo es limitado y el de Dios es ilimitado, es eterno.
Los hombres buscan este poder en sus trabajos y negocios, las mujeres en su belleza y actividades; ambos en sus relaciones sociales, y en sus capacidades, talentos y dones.
Ahí ponen su seguridad, sólo que un día esto, ya no puede estar, y esto puede traer temor, afán y angustia.
El perfecto amor, hecha fuera el temor, y es mejor el descanso en Dios, en su paz.
Hoy te invito a un encuentro con Él, para que tu vida no se pierda y encuentres vida eterna y plena.
Dios te dio a su hijo, no te pierdas y encuentres en Él, tu vida.
Es su Espíritu Santo que te guía a la verdad y te da poder.
Es su palabra que te transforma. Tu mente que abre puertas, nadie puede cerrar.
En el mundo hay grillas y chismes, y malos e injusticias que te hacen sentir inseguro, pero lo que Dios te da, nadie te lo podrá quitar.
Por eso busca el poder en Él, en tener fe, en creerle, obedecerle y confiarle.
En la identidad de ser su hijo, en alabarlo y adorarlo, y no tener el ego en el trono, porque, ese es poder falso.
En el sistema del mundo eres esclavo y en su reino eres libre, busca primero su reino y todo te será añadido.
Que Dios esté en el trono de tu ser, y sea en sus fuerzas y mente de y no la tuya, ya que Él, es el camino.
Él será tu sustento, y no dependerás de recursos limitados.
Conocerás su carácter y Él te inspirará.
Y caminarás diferente, no serás impulsivo, porque tu pensar constante en Él, te dará su paz.
El Verdadero Poder, es entender claramente su palabra revelada, y es un conocimiento que te da su plan y propósito eterno, a ti y a los tuyos.
Que, gracias a Él, no nos equivocamos, y endereza nuestras veredas, y guía a decisiones de buen resultado y estables.
El que busca a Dios, haya la vida y la honra, y riquezas en humildad de aprender de Él.


La acción del Espíritu Santo se caracteriza por la alegría, el entusiasmo. Es el gozo de los discípulos de Emaús que sintieron _»arder su corazón»_ junto a Cristo y por eso salieron a comunicarlo a los demás: _»Es verdad, ¡el Señor resucitó!»_ (Lucas 24,34).
Todo el libro de los Hechos muestra con abundantes ejemplos lo que es esa poderosa evangelización _»en el Espíritu Santo»_. Vale la pena leerlo y dejarnos contagiar por ese gozo evangelizador.
Allí vemos cómo los evangelizadores estaban llenos de los dones del Espíritu para poder llegar a los demás.
Porque para la obra evangelizadora, y para cualquier otra tarea, el Espíritu derrama admirablemente multitud de dones que nos enriquecen para prestar un buen servicio a los hermanos (1 Corintios 12).
Es bueno pedirle al Espíritu Santo que nos haga descubrir nuestros propios dones todo lo que él nos ha regalado para servir a los demás.
Porque sería una pena desaprovechar esa riqueza.
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