“El lugar, parecía sagrado, donde uno podía saltar para ver a Dios”.
John Muir
John Muir, fue una persona, que se conocía por su habilidad de conectar con el mundo natural.
El valle de Yosemite, era sagrado para él, y lo llamó, el más grande y especial de todos los templos de la naturaleza…
¿Habrá algún lugar en la naturaleza que haga cantar a tu espíritu?
Tal vez, amarías estar en las montañas, en la playa, o en un jardín silencioso, lleno de rosas. El contacto con la naturaleza, te renueva y te refresca, y te recuerda, que pertenecemos a algo más grandioso que a nosotros mismos.
Está en nuestra naturaleza buscar la alegría, en un mundo natural. Desde tiempos ancestrales, las personas se han dirigido a lugares en la tierra que tienen energías altas en vibración.
Hay tantos lugares en el mundo con naturaleza increíble. La gente, construye puentes sagrados en esos lugares. Ellos, reconocen que bañarse en estos lugares de altas vibraciones, resulta muy beneficiosos para elevar su consciencia y facilitar un desarrollo espiritual.
¿Y QUÉ HACE QUE UN LUGAR SEA SAGRADO?
Sabemos, que es sagrado para nosotros cuando te trae alegría, paz. Te hace reflexionar y te recarga de energía.
Cuando salgo al bosque, siento que estoy en una catedral rodeada de unos árboles enormes, en los cuales, me siento protegida. Todo esto, es por mucho más hermoso, que el edificio más moderno.
Y no sé si te ha pasado, que cuando miras al cielo,sientes que tu corazón se abre.
Las rosas que tengo en mi jardín, hacen que vea todo más bonito.
Los picos de las montañas, hacen que mis ojos, miren al reino de Dios.
Algunos años atrás, tuve la oportunidad de ir al desierto de Sonora. Era todo tan bonito, lleno de estrellas, oliendo el aire tan puro, oyendo sólo el silencio; lo cual,hizo que me conectara con lo espiritual.
Y que decir, de los amaneceres y atardeceres, con unos colores naranjas y rojos. Tal vez, lo que te llama a ti, son las cascadas, los ríos o lagos.
Desde chica, yo tuve una especial conexión con el lago de Tequesquitengo y Valle de Bravo; y es que, siento que el agua es sagrada, que viene de una fuente alta.
Si tienes oportunidad de visitar un lugar sagrado para ti, intenta conectarte con tu corazón, mente y alma.
Experimenta todos tus sentidos. Siente la tierra debajo de ti o el agua que te rodea. Mira arriba, al cielo y observa las nubes, las estrellas, los picos de las montañas y a los árboles, y da gracias por la belleza y la paz.
Da gracias, por el regalo que, Dios, nos da.
EL DEBER DE SER FELIZ
Yo pensé que uno tiene el deber de ser feliz, no por uno sino por las personas que lo quieren a uno. Uno debe ser o simular ser feliz para no apenar a quienes lo quieren.
Yo estaba siguiendo un tratamiento para la vista. Mi madre, que estaba muriéndose, había cumplido ya 99 años y tenía terror de llegar a los cien, me decía:
“Ahora ves un poco mejor”.
Y yo, con toda crueldad, con toda pedantería, le dije: “No, sigo no viendo”. Nada me hubiera costado mentirle, decirle:
“Sí, estoy viendo un poco más, ahora percibo tal color…”
¿Por qué no lo hice? Es imposible que haya obrado de un modo tan terrible, pero me acuerdo de haberlo hecho delante de todos ustedes.
Entonces yo pensé, claro, he cometido el peor de los pecados, no ser feliz.
No por uno; si hay otros que lo quieren a uno, uno tiene por lo menos que fingir, simular la felicidad.
Por Jorge Luis Borges
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Haydée Pereda
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