Su Gloria Es Revelada En La Creación.

Por Charles R. Swindoll

Su gloriosa sabiduría es revelada en la creación

« el que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría.» JEREMÍAS 10.12

No sólo se ve la grandeza y el poder de Dios en la Creación sino también su gran sabiduría y conocimiento. La ciencia ha invertido años y ha gastado grandes cantidades de dinero para estudiar el funcionamiento del mundo natural.

Los diseños y materiales de Dios continúan siendo una maravilla.

Todas las formas de vida que han sido creadas están basadas en células. Estas son los «bloques de construcción» del cuerpo humano, de las plantas, los animales y de cualquier otra cosa viviente.

El cuerpo humano, que en sí mismo es una maravilla de ingeniería, contiene alrededor de 100.000.000.000.000 de células ¿puede entender este número?, las cuales existen en una gran variedad. En su sabiduría, Él diseñó esas células para que realicen tareas específicas. Ellas crecen, se multiplican, y finalmente mueren, tal como fue programado.

Aunque no se pueden ver a simple vista, las células no son las partículas más chicas conocidas por el hombre. Las células consisten de numerosas estructuras pequeñas, llamadas moléculas, y estas comprenden igual número de diminutas estructuras, llamadas elementos y dentro de los elementos pueden encontrarse estructuras más pequeñas aun, llamadas átomos.

Los átomos son tan pequeños que el punto usado al final de esta oración contiene más de mil millones de ellos.

Tan minúsculo como es el átomo, está hecho casi enteramente de espacio vacío. El resto está compuesto de protones, neutrones y electrones. Los protones y neutrones se encuentran agrupados en un minúsculo y extremadamente denso núcleo , en el centro del átomo. Pequeños racimos de energía, llamados electrones; se mueven alrededor del núcleo a la velocidad de la luz. Estas estructuras constituyen el corazón de los «bloques de construcción» que sostienen todas las cosas juntas.

Entonces, ¿de dónde obtiene el átomo su energía?, ¿qué fuerza sostiene sus partículas juntas? Los científicos lo llaman: «energía atómica.» Esto es simplemente un término científico para hacer referencia a lo que no pueden explicar.

Por eso Dios ha dicho que Él es «quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder» (Hebreos1.3).

Colosenses 1.17 dice: «. y por él se mantiene todo en orden» (DHH). Deténgase y reflexione en esto por un momento. Aquí está el glorioso Hacedor, a quien el mismo universo no puede contener. El universo es medido por un palmo de su mano; aun así Él es tan detallista en el diseño de la pequeña Tierra y de sus criaturas, que deja a la ciencia moderna desconcertada después de años de estudio.

Ahora usted puede entender más claramente al salmista cuando declara: «Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado» (Salmo 139.14).

Usted también puede ver en esta dispensación, con todo el conocimiento científico que hemos acumulado hasta la fecha, por qué la Palabra dice: «Dice el necio en su corazón: no hay Dios» (Salmo 14.1).

Por supuesto, muchos libros pueden ser escritos acerca de las maravillas y la sabiduría de su creación. Ese no es mi interés aquí. Mi propósito es despertar asombro y admiración ante el trabajo de sus manos, para que su gran gloria sea declarada.

«¡Tienes razón, Papá»

Regresando un episodio con mis hijos. Después de hablarles sobre toda esta información científica en términos que ellos pudieran entender, concluí:

-Así que ustedes están impresionados con un hombre que puede saltar y, desde unos cuantos metros embocar una bola de baloncesto, llena de aire, en un pequeño aro?

Ellos dijeron:

-Si tienes razón, Papá.

-¿Qué tiene este jugador de baloncesto que Dios no se lo haya dado? –agregué.

Ellos contestaron:

-Nada. Desde entonces, la opinión de ellos sobre este hombre ha cambiado desde «héroe de adoración», a «sano respeto».

De hecho, sus cartas de baloncesto ahora son llamadas «cartas de oración». Ahora están orando por la salvación de esos hombres, a quienes otros ven como héroes.

Ahora sí, usted puede entender un poco mejor qué era lo que Dios tenía en mente cuando le preguntó a Job:

«¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío» Job 41.11.

Qué es el hombre «Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste, y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso ¿qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?» SALMO 8.3, 4, DH

Creo, aunque no puedo probarlo, que el Salmo 8 registra la respuesta, a la Creación, de uno de los poderosos ángeles serafines que rodean el trono de Dios. Deténgase y piense en esto, y trate de verlo a través de los ojos de este ángel.

Este asombroso, poderoso Dios, quien acaba de crear el universo y de poner las estrellas en sus lugares usando sus propios dedos, ahora se acerca a esta pequeña partícula de un planeta llamado Tierra, y transforma lo que pareciera ser una insignificante mancha, en el cuerpo de un hombre.

Pero lo que realmente asombra a este ángel es el punto principal de la atención divina; esa atención está puesta totalmente en este ser llamado hombre. El salmista nos dice que los pensamientos divinos hacia nosotros son preciosos, y que la suma de ellos es tan grande que si fueran contados serían más numerosos que la arena sobre la tierra (Salmo 139.17,18). Viendo esto, creo que este ángel gritó: «qué es esto en lo que estás tan interesado, y tan amorosamente involucrado? ¿Qué es esta pequeña cosa que está constantemente en tu mente, que constituye el foco total de tus planes?»

Tómese su tiempo, quédese quieto y considere las obras de sus manos. Se nos ha dicho que hagamos eso. Mientras lo hace, la creación le predicará un sermón. ¡Le declarará la gloria de Dios!

Orden, gloria, juicio:

«Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.» 2 CORINTIOS 4.6

En los siguiente estableceremos un importante modelo que tiene lugar a través de las Escrituras. Esto vendrá a ser el marco histórico que sostiene los temas que tienen relación actualmente.

Les narro lo que me pasó podemos describir el patrón de Dios, era la primera noche de cuatro reuniones programadas en Saskachetwan, Canadá.

El pastor estaba presentándome, y yo me encontraría en la plataforma en unos tres minutos.

Repentinamente, el Espíritu de Dios comenzó a llevarme rápidamente por toda la Biblia, revelándome un modelo que se daba a través del Antiguo y del Nuevo Testamento. Es el siguiente:

1. El orden divino.

2. La gloria de Dios.

3. El juicio.

Antes de que Dios manifieste su gloria, debe haber un orden divino. Una vez que su gloria es revelada, sobrevenga una gran bendición. Pero también, una vez que su gloria es revelada, cualquier irreverencia, desorden o desobediencia enfrenta el juicio inmediato.

Dios había abierto mis ojos a este patrón en menos de dos minutos, y me dio a conocer que tenía que predicarlo a esta congregación de canadienses hambrientos que tendría delante mío. Esa noche fue uno de los servicios más poderosos de los que he participado, y quiero compartir esta verdad con usted.

Desde el principio

Para poner un fundamento, vayamos al principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra:

«Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.» -GÉNESIS 1.2

Las palabras hebreas para «estaba desordenada» son una combinación de dos palabras: hayah y tohuw. Juntas, estas dos palabras nos dan una descripción más acabada: «la tietra era sin forma y caótica». No había orden sino desorden. Aunque el Espíritu de Dios sobrevolaba o «empollaba» sobre este caos, no podía moverse hasta que la palabra de Dios fuera expresada. Con la expresión de las palabras divinas, el orden divino fue puesto en operación sobre este planeta. Dios preparó la tierra durante seis días antes de liberar su gloria sobre ella. Tomó especial cuidado con el jardín del Edén que El mismo plantó. Entonces, Dios creó su hombre: el centro de la Creación.

Una vez que el jardín fue preparado, Dios «formó al hombre del polvo de la tierra». La ciencia ha encontrado que cada elemento químico del cuerpo humano El orden divino trae la gloria de Dios.

Dios invirtió seis días para traer orden divino sobre la tierra; luego trajo orden en el cuerpo humano. Una vez que el orden divino fue establecido, Dios «sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Génesis 2.7).

Literalmente, Dios sopló de su Espíritu dentro de ese cuerpo humano.

El hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios, y luego la mujer fue sacada del costado del hombre. No tenían ropa ni otra cosa con qué cubrirse. «Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban» (Génesis 2.25). A todas las otras criaturas les había dado cobertura física. Los animales tenían pelaje, los pájaros plumas, los peces escamas o caparazones. Pero el hombre no necesitaba una cobertura externa, por eso el salmista nos dice que Dios lo coronó «de gloria y de honra» (Salmo 8.5). La palabra hebrea para «coronar» es atar. Eso significa envolverlo. En esencia, el hombre y la mujer estaban vestidos con la gloria de Dios, por lo que no necesitaban ropa natural.

La bendición que esta primer pareja experimentó fue indescriptible. El jardín cedió su producción sin tener que trabajarlo. Los animales estaban en armonía con el hombre.

No había enfermedad, sufrimiento o pobreza. Pero lo mejor de todo, esta pareja tenía el privilegio de caminar con Dios en su gloria. El juicio Primeramente, Dios trajo orden divino por medio de su palabra y de su Espíritu. Luego, su gloria fue revelada. Abundaba la bendición, pero entonces sobrevino La Caída. El Señor le mandó al hombre que no comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; desobedecerlo llevaría inmediatamente a la muerte espiritual.

Burlándose de Dios, Satanás desafió la palabra divina con su retorcida contradicción: «. no morirás; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Génesis 3.4,5). Entonces Adán, en completo conocimiento de sus acciones, eligió desobedecer a Dios. Su irreverencia no fue más que una gran traición. Al suceder esto, sobrevino el juicio.

Al instante, Adán y Eva se dieron cuenta que estaban desnudos. La gloria se había ido, dejándolos descubiertos y separados de Dios, en un estado de muerte espiritual. En un fútil intento de cubrir su desnudez, ellos prepararon rápidamente unas pocas hojas de higuera y se vistieron, con el trabajo de sus manos. Dio vio lo que habían hecho, pronuncio juicio sobre ellos y los vistió con túnicas de piel, como la de un cordero, anunciando así al Cordero de Dios que vendría a restaurar la relación del hombre con Dios.

Luego, la pareja caída fue sacada del jardín, donde se encontraba la vida eterna. El juicio fue severo; fue el resultado de la irreverente desobediencia de Adán en la presencia de la gloria de Dios.

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