Edificando El Hogar Sabiamente

Dios diseñó la vida girando en torno a las relaciones, y dentro de esas relaciones, existen diferentes papeles.

En nuestra sociedad tristemente se pone más énfasis en la individualidad que en las relaciones.

Cuando los hombres y mujeres se niegan a aceptar sus papeles ordenados por Dios en la iglesia, la familia y la comunidad, socavan el diseño fundamental del Señor por esas instituciones, y todas las relaciones involucradas.

Las mujeres no son inferiores a los hombres, sino que simplemente tienen un papel diferente. La pareja dentro del matrimonio debe compartir una meta: Lograr un hogar que funcione sin problemas, una relación armoniosa, un sentimiento de equidad.

Si queremos armonía e intimidad en nuestra relación, entonces cada uno debe hacer su parte en el trabajo dentro del hogar. Un cónyuge que se siente explotado probablemente no se interese en mantener la intimidad. Ambos deben formar un equipo.

Un hombre puede alcanzar el éxito en muchas áreas de la vida, pero a menos que exista felicidad en el hogar, todos los demás logros son vacíos.

Tener una esposa virtuosa y toda la felicidad hogareña que ella trae, es una verdadera corona de éxito. Virtuoso (a) significa, “excelente”.

Una esposa que avergüenza al marido y a la familia parece quitarle la vida y la felicidad en lugar de darla.

La esposa que no es noble, socava de forma invisible su fuerza y vitalidad y lo destruye desde adentro.

Proverbios 12:14

Una corona es un símbolo de honor y renombre, pero el lado negativo, usando la figura de “carcoma en sus huesos” es que la desgracia consumirá la fuerza de su esposo y destruirá su felicidad. La mujer que hace de su hogar un lugar dulce y bonito, llenándolo con amor, oraciones y pureza, está haciendo lo mejor que sus manos podrían hacer debajo del cielo.

Que trágico que muchas mujeres sienten que sus vidas están insatisfechas porque no pueden funcionar en el mismo papel que los hombres. Las mujeres pueden tener un gran impacto a través de la crianza de niños piadosos y ejercer sus dones espirituales. Si una mujer es piadosa y si Dios decide darle hijos para criarlos en la disciplina y amonestación del Señor (Efe. 6:4), tendrá una profunda influencia en las nuevas generaciones.

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Efesios 6:4 RVR1960

Los hombres tienen el liderazgo abierto por designio de Dios, pero las mujeres pueden tener tan grande influencia indirecta.

Una mujer cristiana debe saber que estar en el hogar e instruir a la familia en el Evangelio es un trabajo que no cualquiera puede realizar, pues la mujer de hoy cree que salir de casa, trabajar y proveer dinero la hace una mujer exitosa, sin embargo, podría estar su casa descuidada y no se presta la misma atención a la familia.

Debemos cuidar de no confundirnos, la mujer exitosa es aquella que sabe administrar lo poco o mucho que su marido provee para el sustento de la familia, sobre todo que su ayuda idónea sea conforme a la voluntad de Dios y su Santa Palabra.

Una pareja de Dios es la que se ayuda mutuamente para corregir sus errores y ser mejores personas, superando obstáculos y estando juntos. El cristianismo le enseña a la mujer a ser buena madre, una esposa leal y mujer virtuosa. El feminismo predica aborto, promiscuidad y emancipación del hogar. El uno enriquece naciones, el otro las consume.

El mundo se puede burlar de la imagen de una madre y esposa dedicada a su hogar y a su familia, pero el mundo se engaña. Es de admirar la mujer educada formalmente y exitosa profesionalmente. Pero aquélla mujer que es sumamente exitosa, al grado de poner al hombre en vergüenza, superándolo en inteligencia y capacidad y para generar dinero, no es digna de admiración. En cambio es más respetable aquella mujer que pudiendo ser la protagonista, la destacada, la “realizada” (según, el estándar del mundo), sacrifica todo esto para dedicarse a su hogar, siendo el sostén a su marido y dedicándose sosegadamente a la crianza e instrucción piadosa de sus hijos.

Las mujeres son literalmente las progenitoras y madres de cada generación, y ellas merecen el mayor aprecio, respeto y admiración de todos. Que toda lágrima, toda gota de sudor, todo dolor y sufrimiento, toda noche cuando se siente sola y un fracaso, Dios le recompense con ver sus deseos realizados en sus hijos y hogares.

Deja un comentario