ESTAD PUES FIRMES EN LA LIBERTAD CON QUE CRISTO NOS HIZO LIBRES, Y NO ESTEIS OTRA VEZ SUJETOS AL YUGO DE LA ESCLAVITUD
Gálatas 5:1

El apóstol Pablo nos deja muy claro que Cristo nos hizo libres. Pero, ¿libres de qué? Libres del pecado que vive en nosotros, pero debemos ser cuidadosos en nuestra vida cotidiana para no volver a caer en la esclavitud de la cual ya fuimos rescatados.
Hace poco leí una historia de dos hermanos que peleaban por un pedazo de tierra uno de ellos se llamaba Reynald, al cual, le apodaban el “gordo” porque tenía sobrepeso; el otro hermano se llamaba John.
Tras muchas peleas John el hermano menor de Reynald, le arrebató sus tierras. John, no corrió a su hermano de sus tierras sino que mandó construir una habitación con una puerta muy estrecha y ventanas muy pequeñas; la puerta no podía cerrarse y las ventanas no tenían canceles.
John, antes de terminar la habitación metió a su hermano no sin antes decirle que él podía salir cuando quisiera sabiendo que no podría salir por ningún lado por el sobrepeso que éste tenía.
John sabía que el obstáculo para ser libre no eran la puerta ni las ventanas sino, el propio Reynald, que lo único que tenía que hacer era ponerse a dieta y así volver a probar su libertad.
Como John era ventajoso le llevaba los más deliciosos platillos para que nunca adelgazara y nunca pudiera ser libre y tristemente el deseo de Reynald de ser libre se veía truncado cada que tenía un plato de comida enfrente pues su deseo de ser libre nunca se impuso a sus ganas de comer.
Reynald permaneció 10 años en esa habitación hasta que John murió.
Esta es una trágica historia de cómo nuestra condición caída no nos deja ver muchas veces que tenemos la puerta abierta.
Tenemos la posibilidad de ser verdaderamente libres y no nos esforzamos por disfrutar de lo que Cristo ya hizo por nosotros pues nos aferramos a vivir complaciendo a nuestra carne.
Esto nos lleva a vivir una vida de derrota y desaliento pues nuestra incredulidad y falta de compromiso nos regresa a la esclavitud, de la cual fuimos rescatados.
Hemos sido liberados no debemos usar esa libertad como libertinaje para vivir en desobediencia no podemos estar con un pie en el mundo y el otro en el espíritu; no se puede porque entonces nos estamos dejando llevar por corrientes de este mundo y la obra de Cristo en la Cruz ha sido en vano.
3 POR TANTO, NOSOTROS TAMBIÉN TENIENDO EN DERREDOR NUESTRO TAN GRANDE NUBE DE TESTIGOS, DESPOJÉMONOS DE TODO PESO Y DEL PECADO QUE NOS ASEDIA, Y CORRAMOS CON PACIENCIA LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE, PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS, EL AUTOR Y CONSUMADOR DE LA FE, CONSIDERAD A ÁQUEL QUE SUFRIÓ TAL CONTRADICCIÓN DE PECADORES CONTRA SÍ MISMO, PARA QUE VUESTRO ÁNIMO NO SE CANSE HASTA DESMAYAR.
Hebreos 12:12 a, 3
Debemos esforzarnos cada día y que nuestra obediencia sea nuestro estilo de vida; combatiendo el pecado y probar nuestra libertad en Cristo Jesús Señor Nuestro.
Que Dios nos llene de su sabiduría para saber enfrentar las tentaciones de este mundo y nunca más volver a la esclavitud del pecado.
¡Dios, te bendiga y te guíe!


AMADO DIOS
Hoy despierto con mucho entusiasmo y alegría para darte gracias por este nuevo día. Tú eres un proveedor bondadoso, generoso y es gracias a Ti que tenemos la vida, la salud, nunca faltan los alimentos en mi hogar y hoy me puedo despertar a sembrar con amor las semillas que me darán frutos en el día de mañana.
Gracias por el sol que brilla y por todas las hermosas bendiciones con las que Tú colmas mi vida.
Señor, por medio de esta oración quiero poner en tus manos mis anhelos, mi destino y todas mis obligaciones.
Cada nuevo día que pasa yo necesito más de Ti. Te suplico que mires mi vida y mis necesidades, que me concedas la fuerza y la sabiduría para alcanzar mis objetivos y que me enseñes a ser una persona paciente, humilde, ecuánime y bondadosa.
Por favor orienta cada uno de mis pasos, pues yo confío en Ti y en tu palabra y sé que Tú me llevas por sendas de éxito, dicha y prosperidad. Padre, nunca te apartes de mi vida, pues cada día que pasa necesito más de Ti.
Señor de bondad, otórgame la dicha de vivir una vida tranquila, plena, próspera y abundante. Ayúdame a obrar con buenas intenciones que nazcan desde lo más profundo de mi corazón, permíteme ser una persona justa y haz que aquellos que se acerquen a mí, también puedan experimentar un poco de tu divina presencia.
Te pido también por mi bienestar y por el bienestar de mi familia. Por favor mantennos a salvo de todo mal, de las injusticias, de las palabras que lastiman y del enemigo mal intencionado.
Amado Dios, que bello es poder empezar cada día con la seguridad de que Tú escuchas mi oración y otorgas respuestas a mis honestas súplicas. A tu poderoso nombre encomiendo cada una de las actividades que haga en este día, pues yo confío en Ti y en tus promesas, En Nombre de Jesús. Amén.
Por Ma. Guanajuato González y Castañales












