Por Rafael De La Sierra L.

Podemos leer en la Biblia, en 2 de Samuel 2:1 el profeta nos dice, como David le consulta a Dios acerca de todas las decisiones importantes en su vida.
Interesante, porque no sólo lo afectarían a él, sino a todas las personas que habían confiado en él y que lo seguían, porque sabían que el mismo profeta Samuel, por órdenes de Dios, lo había ungido como Rey años atrás cuando en la guerra con los Filisteos, matara al gigante “Goliat”.
En ese momento de su vida, quería la unificación de su pueblo de Israel ya muerto Saúl.
David se fue a vivir por un tiempo a Hebrón, y estando ahí fue confirmado como Rey de la casa de Judá. Sin embargo, había una guerra interna entre su pueblo, lo puedo interpretar, que lo movía intereses personales por parte del el general de los ejércitos de Saúl, cuyo nombre era Abner, que este general por otro lado, ungiría como Rey a uno de los hijos del Rey muerto Saúl,cuyo nombre era Is-boset, pero, finalmente el Rey David gana la batalla a Abner por el trono de Israel y se iba fortaleciendo como Rey de su pueblo. Te quiero mostrar lo que nos escribe el profeta Samuel:
Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón. Llevó también David consigo a los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales, moraron en las ciudades de Hebrón. Y vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl.
2 Samuel 2:1-4
Tal vez, esta temporada se presenten en tus pensamientos miedos y dudas como posiblemente sintió el Rey David en estos momentos inciertos, donde su reinado y su vida se tambaleaba. Y te pregunto ¿Cuál es el gigante al que le tienes miedo? ¿Ese gigante es más grande que Dios?
No.
¿Es el miedo a las noticias negativas? ¿Una enfermedad? ¿Un infarto? ¿Es adicción? ¿Es el miedo a la soledad? ¿Es el miedo a la muerte? ¿El miedo al abandono?
Déjame decirte: El Señor, es la FORTALEZA de tu vida y el Señor, es mucho MÁS GRANDE que cualquier cosa que acabo de nombrar o cualquier otra cosa que pueda nombrar.
¡Tienes un espíritu de PODER! Como hijo de Dios, ¡el mismo Espíritu Santo que resucitó a Jesús de entre los muertos, vive dentro de TI!
Dios, quiere mostrarte cómo enfrentar a tus gigantes. Ten fe en las promesas que ya tienes, va ayudarte a tirar el orgullo, se obediente a Sus preceptos, necesitarás de humildad, reveréncialo, da las gracias, no importa las circunstancias.
Ora a diario, ten una comunión con Él y pídele su guía, para amarte de la forma que siempre quisiste y descubrir la manera como ÉL te ve y ama y se revela a cada paso de fe que tú des. Te va a dar tranquilidad y confianza, te revelará sus tiempos y misterios que no nos corresponde entender, sino confiar, pero recuerda, sus tiempos son perfectos.
Tal vez, esperar en ÉL, sea la más difícil de las elecciones que hayas tenido que hacer, pero recuerda que:
Dios es bueno…
Siendo Dios. Y cómo tal, te ayudará a determinar tu presente, para que tengas un bendecido porvenir.
“El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro”.
Salmo 18:2 NTV
Nos consideramos capaces de controlar todo, al decir todo, es el poder controlar nuestro propio destino, capaces de discernir a través de nuestro orgullo, lo que está bien y lo que está mal, pensando que Dios, está obligado a arreglar cosas para nuestro beneficio.
Especialmente, si vivimos una vida lo suficientemente buena y cómoda según nuestros propios estándares.
Y como vivimos en este mundo, donde la cultura nos hace diluir las creencias y nos da la idea de un dios del tamaño de nuestras necesidades.
Cuando se presenta una terrible adversidad o prueba, queremos resolverla mediante nuestros propios recursos, sentimos que nuestras vidas, están en los vaivenes caprichosos del mundo y en manos de un destino o del azar.
Nuestro temor, nos dice que nosotros tenemos el control, que necesitamos tener el control y someternos a nuestros sentimientos. Olvidando o desconociendo, que tenemos un Dios con estos atributos, soberano, poderoso, sabio, inmutable, fiel, de verdad, eterno, justo, eterno, homnisiente por tanto, inescrutable, que controla todo lo que acontece en el mundo.
Él, es supremo sobre todas las cosas, que no hay nadie por encima de Él, que Él, es Señor absoluto sobre la creación. Al entender que Dios reina y gobierna de forma soberana y que Él, es el único Dios, podemos empezar a entender que lo mejor es ceder nuestro control y ¡esas son buenas noticias!
Por lo tanto, aunque te encuentres en medio de la batalla como el Rey David, entrégala y ríndete, pero al Señor, busca su guía y protección sólo cree, obedece todos sus peceptos y reveréncialo. No pierdas tiempo. viniste a ser feliz.
“Has escudriñado mi andar y mi reposo. Y todos mis caminos te son conocidos.”
Salmo 139:3


AMADO DIOS
Padre celestial, hoy abrí mis ojos a tu creación, tengo salud, tengo un techo, tengo ropa que me viste, tengo alimentos en mi mesa y una familia que amo y que me ama; por todo te doy gracias. En este nuevo día me despierto con mucha alegría para avanzar con fe y con pasión por el camino que me llevará a alcanzar mis más grandes anhelos y objetivos.
Cada nuevo día es una demostración de tu amor infinito hacia mí y por eso, aunque algunas veces me invada la incertidumbre y la tristeza, nunca desfalleceré en mi propósito de alcanzar la felicidad y ser una persona próspera y dichosa, pues eres Tú amado Señor quien dirige mis pasos, mi vida y mi destino.
Amado Dios, ¡Qué siempre se haga tu maravillosa voluntad en mi vida, pues confió en Ti y en tus grandes planes!
En este momento, lleno de fe en Ti y seguro que mi oración será escuchada, pongo en tus santísimas manos mi vida, mi destino, mis labores y las de mi familia y amigos.
Porque es tu gracia la que nos sostiene y tu fortaleza la que nos permite salir adelante. Aleja al malvado que quiera hacernos daño, protégenos del peligro inesperado y líbranos de todo mal que pueda acechar.
Llena nuestros corazones de amor y bondad, para así poder ser instrumentos de tu obra y testigos de tu generosidad. Que nuestra mano esté siempre extendida para ayudar al hermano que lo necesita y que en nuestros labios siempre haya una palabra de aliento para aquel que lo aflige la tristeza.
Amado Dios, pongo en tus manos este nuevo día. Tú mejor que nadie conoces mis ilusiones, mis anhelos y también mis batallas. Tú conoces lo que es mejor para mi vida, por favor guíame por senderos de bendición, prosperidad y sostenme siempre en mi andar, en el nombre de Jesús. Amén.
Por Ma. Guanajuato González y Castañares












