Crónicas Bíblicas:¿Por Qué Podemos Confiar en Dios? Parte 2

Por Trilla J. Newbell

Y vemos en Romanos que Él es el único Dios sabio, el único que es completa y absolutamente sabio:

«Al único y sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo para siempre» (Romanos 6:27).

¿No te parece asombroso? Dios siempre ha existido, hace lo que en su voluntad dispone y lo hace todo con absoluta sabiduría. ¡Impresionante! Su sabiduría significa que El conoce siempre lo mejor.

El antiguo himno «De maneras misteriosas”, escrito por William Cowper, capta muy bien la sabiduría de Dios.

En la letra, Cowper declara la sabiduría de los caminos de Dios incluso en medio de la prueba. Nunca vamos a entender por completo los caminos de Dios y la incredulidad gritará mentiras a nuestros oídos acerca del carácter y la sabiduría de Dios; con todo, a su tiempo su grandiosa voluntad nos será revelada.

Comper no escribió el himno porque se gozará tremendamente en medio de sus penas.

Comper sufrió depresión, profundas dudas e intentos de suicidio. Sin embargo, sus palabras viven en los himnarios y en los cultos de adoración. Lee la letra de su himno:

De maneras misteriosas
suele Dios aún obrar,
y así sus maravillas
por los suyos efectuar.

El cabalga sobre nubes
y los vientos y tempestad
son sus siervos enviados
para hacer su voluntad.

¡Alentaos, pues, medrosos!


Estas negras nubes son
de sus bendiciones llenas;
traerán la salvación.
La incredulidad es ciega,
pues no mira más allá;
a la fe Dios se revela:
todo nos aclarará.

En medio de su gran tribulación, Job declaró también la sabiduría de Dios. Podemos captar el concepto que tenía Job de Dios en sus palabras: Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas. ¿Quién se endureció contra El, y le fue bien? (Job 9:4), y:

«Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia» (Job 12:13).

Si recuerdas la historia de Job, sabrás que él lo perdió todo. Y cuando digo «todo», me refiero a todo lo que cra importante para el Job lo perdió todo.

Al final de su historia cuando se arrepiente y entona alabanzas a Dios, Job proclama diciendo: «Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de Ti» (Job 42:2).

Job sufrió en gran manera y, a mi parecer, estaba muy confundido. Sus amigos no lograron consolarlo; Job incluso los llamó «consoladores molestos» (Job 16:2).

Sin embargo, Job se volvió a Dios y estaba convencido de la sabiduría de Dios aun en medio de gran sufrimiento y confusión. ¿Y qué hizo Dios? Restauró a Job y le restituyó su fortuna.

Le dio el doble de ganado que poseía antes y le volvió a dar siete hijos Dios no hace nada en su soberana voluntad que no sea sabio y amoroso.

Job se reintegró a su familia y recuperó su amistad con otros. El Señor obra de maneras misteriosas.

A mi modo de ver, el desenlace de Job resalta el conocido pasaje de Romanos 8. Creo que al final Job conoció una verdad acerca de Dios que ni siquiera se había declarado aún:

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, ¿o espada? (vv. 31-35).

Dios no hace nada en su soberana voluntad que no sea sabio y amoroso, lo cual nos lleva a otro de sus atributos: su amor.

El amor de Dios Aquí encontramos más noticias maravillosas. No servimos a un Dios que solo es soberano y solo es sabio.

Él también es infinitamente amoroso. El amor de Dios es incomprensible. Somos incapaces de desentrañarlo, y cuando intentamos comparar nuestro amor con el amor de Dios, nos quedamos terriblemente cortas.

Ya hemos oído antes que Dios es amor. Y aunque esa afirmación es completamente verdadera, ha creado cierta confusión. No podemos y no deberíamos decir que Dios es solo amor y no ira, o que Dios es todo ira y no amor.

Lo que El es y lo que El hace es igual. Muchas veces, mientras leo la Palabra de Dios y medito en sus atributos, me detengo y digo juntamente con David:

«Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender» (Salmos139:6).

Cuando pienso en el amor de Dios, muchas veces me quedo pasmada de asombro. Me asombra que su amor al final se haya manifestado en la muerte de su propio Hijo unigénito, y me maravilla saber que en todo lo que El hace sigue manifestando su amor.

Si comparo mi amor con el suyo, mi amor es absolutamente ínfimo. Así pues, ¿qué es el amor de Dios y cómo lo vemos?

En primer lugar, Dios ama todo lo que El hizo. En el principio, El proveyó todo lo que podíamos necesitar; El lo creó y dijo que era bueno en gran manera (Genesis1:31).

Cuando Adán y Eva pecaron (esto no sorprendió a Dios, porque es omnisciente), Él los castigó justamente por su desobediencia. No obstante, por su gran amor los vistió (Génesis 3:21) como un anticipo de las vestiduras que todos los que creen recibirán por medio de Cristo.

Dios cuida incluso de las aves del cielo (Mateo 6:26). Estas son manifestaciones del amor de Dios. Y como lo expresa D. A Carson:

«Todas las manifestaciones del amor de Dios nacen de esta realidad más profunda y fundamental: el amor es intrínseco a la naturaleza misma de Dios. Dios es amor».

Exploremos el famoso pasaje bíblico donde encontramos la descripción: «Dios es amor». En 1 Juan 4, aparece un llamado apremiante a los cristianos a que se amen unos a otros. Juan explica que el amor no nace de nosotros.

Si amamos es porque hemos “nacido de Dios» y conocemos] a Dios» (v. 7). Luego Juan dice: «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» (v. 8).

Dios es amor. Todo lo que conocemos acerca de Dios está ligado de una u otra manera a su amor. Él nos ama con un amor eterno, un amor que existe desde antes de la fundación del mundo (Salmos 103:17; Efesios 1:4).

Así lo expresa un comentarista: «Dios es amor” significa que Dios da continuamente de sí mismo a otros y procura el bien de ellos.

Cada acto sabio de su soberanía insondable es un acto de amor. Debemos entender esto cuando intentamos descifrar nuestra vida y entender plenamente a Dios. El nos da pistas de su increíble amor, y la prueba más grandiosa de este es por medio de la sangre de Cristo.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10).

Es un amor que nunca podríamos comprender. El evangelio es la manifestación del amor del Señor en toda su plenitud. Dios amó al mundo y entregó a su Hijo para salvarlo (Juan 3:16).

El evangelio nos motiva a confiar en Dios. Sabemos que El es amor y que ha demostrado su gran amor al enviar a su Hijo perfecto a padecer la muerte de un pecador. Cuando sentimos temor podemos recordar que somos amadas y perdonadas, y que podemos descansar en Él.

TI Crossway, La bondad de Dios ¿Podría decirse que Dios es todo amor y que por consiguiente es todo bondad? Creo que si. Al principio del Salmo 107, la congregación proclama: «Den gracias al Señor, porque El es bueno; su gran amor perdura para siempre» (v. 1, NV1). ¿Por qué dan gracias? Porque su amor perdura para siempre. ¿Por qué su amor perdura para siempre? Perdura porque El es bueno.

El es un Dios bueno; es imposible separar su bondad de su amor. Aunque muchas veces el amor de Dios no nos parece lo que quisiéramos o lo que esperaríamos, sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, es decir, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28).

Lo que El hace es bueno y El busca el bien de los demás. Incluso nos asegura que El termina la buena obra que comenzó en cada creyente, porque El es bueno y fiel (Filipenses 1:6).

Dado que somos tan conscientes de nuestra propia pecaminosidad, es difícil pensar que exista Alguien que sea verdaderamente bueno. Tú y yo dudamos de su bondad porque queremos pensar de Él en términos humanos. Debemos recordar que El es puro, que en El no hay tinieblas (1 Juan 1:5).

Dios es bueno. Con todo, existe una razón más por la cual podemos descansar y confiar en Él. Él no actúa y no podría actuar por fuera de su bondad. Si Dios es amor, todo acerca de Él es también bondad.

Lo que todo esto significa para nosotras. Hemos analizado la soberanía, la sabiduría, el amor y la bondad de Dios. ¿Qué hacemos ahora con ese conocimiento? No adquirimos conocimiento por el simple hecho de saber más, ya que eso envanece (1 Corintios8:1).

Adquirimos conocimiento de Dios para adorarlo y temerle como conviene. Le tememos porque lo conocemos, con un conocimiento que es íntimo y que es iniciativa divina. Este conocimiento que nos lleva a confiar en Dios supone tomar todo lo que sabemos, creer que es verdad y ponerlo en práctica por medio de la oración y el descanso.

Es sabio confiar en EI Señor. Recuerda ese versículo en Proverbios 1 acerca del temor del Señor: «El temor del SEÑOR es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina» (v. 7, NVD).

La sabiduría es aplicar el conocimiento y, más específicamente, la Palabra de Dios. y lo que hacemos determina si tememos o no al Señor.

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