Por Marlene S. Herrera Huerta

Durante nuestro caminar aquí en la tierra tenemos todos muchas pruebas y circunstancias que de eso se conforma la vida, todos estamos expuestos a tentaciones y pecar.
Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: Todo el que comete pecado, esclavo es del pecado
Juan 8,34
Pero ¿cómo vencerlo?
Con conocimiento de la palabra, oración y con amor al Padre podremos salir adelante.
El pecado no solo nos abruma, si nos quiere controlar, hacernos esclavos, encarcelada nuestra alma, y eso no es el propósito del Señor. Él quiere que seamos libres y que vivamos plenamente.
El pecado nos ata a hacer cosas que después nos arrepentirnos y nos sentimos vacíos, sin valor y sin amor propio. Nuestra estima la perdemos.
Nos perdemos con ese pecado, nos conduce a una tierra miserable, perdida y sin ningún valor espiritual, pero no te sientas culpable y que Dios ya no te quiere, pensamientos que no te sientes digno de ser su hijo.
Tenemos una condición caída proclive a las tentaciones y lo sabe El Señor, pero si nos arrepentimos de corazón por trasgredir los preceptos que nos ha puesto Dios en su palabra, como el hijo prodigo no solamente nos perdona, sino que nos restituye los años perdidos.
El señor Jesús nos pone el ejemplo cuando es llevado por el Espíritu Santo al desierto y estando ahí después de 40 Días de ayuno se aparece el diablo y lo quiere tentar y le dice lo siguiente que podemos leer en el evangelio de Mateo 4:2-4:
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Lo correcto, es lo que dicta la Palabra del Señor, es el arma más poderosa que fulmina al pecado. Y podemos leer la palabra clave en lo que acabas de leer “Escrito está”, alejemos al tentador estemos cerca de Dios. Que en nuestras oraciones le pidamos discernimiento de nuestro espíritu, humildad para poder aprender de Su palabra.
El señor es digno y no tolera la hipocresía, ni la mentira: la honradez de la palabra es inmensa y fiel son los principios bíblicos. Al señor nadie lo puede burlar, ni condenar.
Como dice en Números 23:19-20
19 Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él lo ha dicho, ¿y no lo hará? Ha hablado, ¿y no lo cumplirá? 20 He aquí, yo he recibido mandato de bendecir; y él ha bendecido, y no podré revocarlo.
Necesitamos ser sinceros de corazón con el Señor.
Y volver a levantarse, a creer nuevamente. Y decir dentro de uno mismo:
Padre tú me acompañas, me conoces muy bien y sabes que es lo mejor para mí.
El pecado lo vencemos con la Palabra del Señor. Te entrego este pequeño dialogo.
Te hablo desde las profundidades de la eternidad. Antes que la tierra fuera formada, yo era Dios sin principio ni fin. Me escuchas en lo profundo de tu ser donde he hecho mi residencia.
Me escuchas en lo profundo de tu ser donde he hecho mi residencia. Estoy en ti y soy tu esperanza de gloria. Yo, tu Señor y Salvador, estoy viviendo dentro de ti. Aprende a conectarte con mi Presencia viviente buscándome en silencio.
Al celebrar la maravilla de mi nacimiento en Belén, celebra también tu renacimiento a vida eterna. Este regalo perdurable fue el único propósito de mi llegada a este mundo manchado por el pecado. Recibe este mi regalo con recogimiento y humildad. Dedica tiempo a explorar las vastas dimensiones de mi amor.
Deja que la gratitud fluya libremente desde tu corazón en respuesta a este regalo glorioso que te he hecho. Que mi paz reine en tu corazón y sé agradecido.
SALMO 90:2; COLOSENSES 1: 27 ; COLOSENSES 3.15
Así dice en Romanos 6:12-23 NBV
No dejen que el pecado domine su cuerpo mortal; no lo obedezcan siguiendo sus malos deseos. No entreguen ninguna parte de su cuerpo al pecado para que se convierta en instrumento del mal. Más bien, entréguense por completo a Dios, como quienes ya han muerto y han vuelto a vivir.


AMADO DIOS
Padre celestial, hoy me presento ante Ti con un corazón desbordante de dicha para darte gracias por el maravilloso regalo de la vida. Gracias por haber abierto mis ojos en esta mañana a tu maravillosa creación y ante todo gracias, porque eres un Dios bueno, justo y bondadoso que colma mi vida de gozo, bendiciones y prosperidad.
Señor, Te pido que me acompañes y me guíes en cada momento de mi vida, pues cada día que pasa necesito más de Ti.
Por favor ilumina mi senda con tu luz, tómame de la mano y llévame por caminos de gloria y buenaventura, aleja el enemigo mal intencionado, la enfermedad, la angustia y los problemas; pero ante todo te pido que me des la fortaleza para seguir adelante aun en las pruebas y dificultades, porque es tu gracia la que me sostiene y donde Tú estás no falta absolutamente nada.
Hoy saldré con muchísima fe y esperanza para encontrarme con todo lo bueno que Tú, amado Dios, tienes preparado para mi vida, porque confío en tus planes y en tu obra perfecta. Todos mis triunfos y todas mis victorias de hoy y de cada día, serán en tu glorioso nombre, Señor.
Te pido también por mi familia y por las personas que amo y por medio de esta oración les pongo delante de Ti. Por favor apóyanos en nuestras jornadas y con nuestras obligaciones; acompáñanos durante el día y permítenos siempre regresar sanos y salvos a nuestra morada.
Nos entregamos a tu divina presencia y todo nuestro ser, nuestro hogar y todo aquello que con amor y generosidad nos has dado, lo ponemos bajo tu fiel cuidado.
Amado Dios pongo este nuevo viernes en tus manos, también todas mis ilusiones, mis problemas y mis necesidades. Tú sabes lo que es mejor para mí, que se haga siempre tu voluntad, Amén.
Por Ma. Guanajuato Gonzalez Y Castañales.










