Ps. Santiago Moya
Nuestros corazones, suelen ser nuestras bóvedas, donde guardas lo más querido, lo más preciado, para nosotros, desde recuerdos y memorias con seres queridos, sentimientos por algo o alguien muy especial para nosotros.

CONTENIDO CRISTIANO
En nuestro corazón guardamos, nuestras creencias bases, aquello que dicta, quienes somos, como actuamos, como y con que armas enfrentamos a la vida, y lo que nos sucede.
Si soy honesto, yo puedo admitir, que también en mi corazón, le he dado guarida a secretos oscuros, situaciones dolorosas y raises de amargura, entre otras cosas que he tenido que, sacar a la luz y confrontar, ideas y sentimientos, que han secuestrado mi vida y me transformaron otra persona que no reconocía, ya no era yo.
Desgraciadamente, muchos pensamos que nuestro corazón, puede ser un repositorio para cualquier cosa, donde podemos depositar lo que sea, lo que se me ocurra, de lo que después me vengare, así menospreciando para lo que verdaderamente fue diseñado.
Guardar la palabra de Dios, como piedra angular de nuestra vida y alma, como aquello de donde se alimente nuestra alma y dicte nuestro carácter e identidad.
He guardado tu palabra en mi corazón para no pecar en contra de ti.
Salmos 119:11
Este versículo me impacta tanto, habla de una decisión, de un acto de sumisión, como algo ya hecho.
Al considerar el capítulo completo, nos pinta un cuadro que vemos muy seguido o tal vez hemos vivido.
Una vida lejos de Dios, una vida arrebatada, humillada y lanzada de aquí a haya por el mundo y su voluntad. Pero también una vida arrepentida, una vida llena de convicción y convencida que los caminos de Dios son vida, que la palabra de Dios es verdad, que sus estatutos son eternos y que su palabra jamás regresa vacía.
Palabra que habla a nuestra propia circunstancia y corazón, instándonos a dejar todo atrás, que hagamos espacio en nuestra vida y corazones, desechando todo lo que no brille, ante la luz de su palabra, todo lo que le quite lugar a su palabra y propósitos de Dios para nuestras vidas.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
Proverbios 4:23-25
Tú que estas leyendo esto te exhorto, como la palabra lo hizo y lo sigue haciendo en mi vida, no te hinques ante el mundo, no des rodilla a los deseos y perceptos que te alejen de Dios, solo te llevara a una vida triste y sin propósito, escoge vivir para su gloria, y si tienes que agachar tu rostro que no sea en vergüenza por lo que aqueja tu corazón,
¡sino para decir solamente amen!
Levanta tu cabeza, corre tras tu propósito y di:
¡He guardado en mi corazón tu palabra y por ella viviré!


AMADOS DIOS
En esta mañana me acerco hasta Ti, como es habitual y debido, para darte gracias por el regalo de un nuevo amanecer, por todo tu amor, por tu bondad que no conoce límites y por todas las cosas maravillosas que Tú haces en mi vida.
Es hermoso despertar y sentirse rodeado de tantas y tan hermosas bendiciones; gracias Señor por el hogar que resguardó mi sueño y el sueño de mi familia, gracias por habernos cuidado de los peligros de la noche y por habernos permitido despertar con el pan en nuestra mesa y la ilusión de que con tu compañía, cada día será un día de conquistas y de bienestar.
No quiero empezar este día sin antes ponerlo en tus manos. Amado Padre, en esta mañana te entrego mi vida, la vida de todos mis seres queridos, nuestros sueños, nuestras obligaciones, nuestras preocupaciones y nuestras necesidades.
Por favor toma nuestra mano y guía cada uno de nuestros pasos, te suplico que nos lleves por caminos buenos, de luz y de verdad. Danos sabiduría para resolver las dificultades, valor para enfrentar las injusticias, un corazón noble para comprender a los demás y permítenos ser un humilde instrumento de tu obra.
Te pido también por todas aquellas personas que hoy se despiertan con desilusión y dificultades, con problemas económicos o de salud. Por favor, derrama una lluvia de bendiciones sobre sus vidas y permite que en los corazones del mundo florezcan la paz y la esperanza.
Amado Dios, en este día te pido que permanezcas siempre con nosotros, celebrando nuestras alegrías y dándonos tu resguardo en la tristeza. Te suplico que tu mano poderosa sea rompiendo toda cadena de enfermedad, dolor, ansiedad, depresión, desempleo y que en nuestras vidas haya luz, amor, bienestar y que tus bendiciones siempre sobreabunden, Nombre de Jesús. Amén.
Por Ma. Guanajuato Gonzáles Y Castañales.









