La Clave: El Amor

El verdadero significado de la vida está en amar a Dios y a nuestro prójimo.


¿Estás dispuesto a vivir una vida de amor?


Vivir una vida de amor es invaluable, pero el vivir una vida sin amor, no tiene sentido.
El amor es el ingrediente más importante de toda relación significativa. Es fundamental para una verdadera trascendencia.


Tu calidad de vida se relaciona directamente con la cantidad de amor que fluye en ti y a través de ti hacia los demás.


Aunque a menudo se pasa por alto, el amor vale mucho más que las riquezas, la fama o el honor. Éstas cosas pasarán pero el amor permanece. Puedes sentirte satisfecho sin las demás cosas pero no sin amor.


La ausencia de amor deja un vacío demoledor. Cuando no está presente, tu espíritu se vuelve superficial, tus obras benéficas se vuelven egoístas y tus sacrificios poco sinceros.

Si el amor no es la motivación en una relación, será desabrida e insatisfactoria, y carecerá de sentido.


El Señor Jesús, dijo que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo el corazón y amar al prójimo como a uno mismo.


Nosotros podemos orar a Dios pidiéndole que nos enseñe qué es el verdadero amor y que nos enseñe a ser personas amorosas y Dios, en Su infinito amor, lo producirá en cada uno de nosotros.

Nosotros debemos ver el matrimonio con la pureza, el amor y la santidad que representa. El matrimonio es el plan de Dios, no el nuestro y Él desea que sus hijos cumplan Su voluntad, haciendo extender Su reino a través del matrimonio y la familia.


El amor no debe ser un sentimiento, porque el sentimiento está condicionado a las circunstancias, a mi estado de ánimo o dependiendo cómo sea correspondido por los demás.


Si el amor fuera un sentimiento, Dios no nos daría el mandato de amar a quienes nos hacen mal, porque es muy posible que no encontremos razón alguna para amar a quien nos ha hecho daño.


A pesar de que no había motivo alguno, para amarnos, Dios decidió amarnos sin condición. (Rom. 5:8)


El amor ágape no emana naturalmente de corazones que no hayan sido regenerados. Amamos porque Dios nos ha capacitado para amar, debido a que Su amor ha sido derramado en nuestros corazones.


Todo lo bueno que se puede reflejar en nosotros, proviene de Dios.


Si nuestro amor se basa en sentimientos, al recibir una ofensa de otros, nuestro amor sufrirá daño, porque estaría condicionado a nuestras emociones. El amor que como hijos de Dios estamos condicionados a demostrar, es el amor ágape, un amor incondicional a pesar de todo.

El amor es una decisión, porque las decisiones son convicciones y elecciones conscientes más fuertes que los sentimientos. Amar es un mandato de Dios hacia Sus hijos, no una sugerencia.


Las veces que la Palabra de Dios habla sobre el amor, son muy enfáticas: «Amar a nuestros enemigos…» «Maridos, amad a vuestras mujeres…», «Amad a los hermanos…»
Dios nos da el mandamiento (Jn. 13:34)

El Señor nos ordena que nos amemos, porque una de las maneras que seremos conocidos como Sus discípulos es cuando andemos en las obras del amor (Jn. 13:35)


El amor es el que hace la diferencia en este mundo. Pero, ¿qué pasa si no sentimos el deseo de amar?


(1 Jn. 4:8,11) nos dice: Si a veces se te hace difícil amar, y fluctúas en tu obediencia a este mandamiento constantemente, es porque muy posiblemente no hayas experimentado el amor de Dios y no hayas nacido de nuevo.

Para poder amar a alguien en particular, debes elegir primeramente perdonar.
Pedir a Dios que nos perfeccione en Su amor y que nos enseñe a amar a nuestro prójimo de la misma manera en que hemos sido amados por Él.
Aquí les presento una pequeña encuesta realizada en relación a la definición de «Amor»:

El amor es el sentimiento más sublime dado por Dios como regalo a toda la humanidad.
El amor es la decisión de obedecer el mandato de Dios de amar a nuestro prójimo.
El amor es la expresión natural del ser humano que demuestra lo único bueno de sí mismo.

AMADO DIOS

Hoy me acerco hasta Ti para decirte que nunca me cansaré de darte las gracias por todas las bendiciones y los hermosos regalos con los que Tú colmas mi vida. Tú eres un Dios bueno, grande y misericordioso y a cada instante puedo sentir tu maravillosa presencia conmigo a donde quiera que yo vaya.

Señor, hoy más que nunca te pido que me guíes y me protejas, pues Tú conoces mi vida, mis anhelos, mis temores y también mis necesidades. Por favor susúrrame palabras de fuerza y sabiduría, tómame de la mano y llévame por aquel camino que debo seguir, pues yo confío plenamente en Ti y en tus planes y acepto con alegría cada uno de los propósitos que tienes para mí.

Padre amado, en esta oración también quiero poner en tus brazos a mi hogar y a mi familia y te pido que seas Tú llenándonos de amor y entendimiento para actuar en tu tiempo perfecto y de acuerdo a tus designios.

Permítenos cumplir con nuestras obligaciones con gozo y alegría y si por algún motivo tuviésemos que superar una situación difícil, ayúdanos a recordar que atrás de lo que hoy parece una prueba siempre aguarda una hermosa bendición. Por favor, danos fuerza de voluntad y carácter para poder hacer de cada día, un gran día en tu nombre.

Te pido también por las necesidades físicas, materiales y espirituales de cada uno de nosotros, bendícenos en esta jornada y sé nuestro amoroso proveedor, pues si Tú estás a nuestro lado, absolutamente nada habrá de faltarnos.

Amado Dios, en este nuevo día pongo en tus manos mi ser, mis sueños y aquellas necesidades que Tú muy bien conoces, y sé que Tú guardaras cada uno de mis pasos y preservándome libre de todo mal, porque tu amor y tu bondad no conocen límites, Amén.

Por Ma. Guanajuato González Y Castañales.

¡ Hola Bienvenida !

Lourdes Salcedo Cárdenas

NOTICIAS DEL REINO

TU PERIÓDICO DIGITAL

Deja un comentario