Por Ps. Maris Galindo

Hemos recorrido ya los primeros días del año 2024, un día más que nos acerca a la venida de nuestro Señor y Salvador ¡Jesucristo!.
Para los creyentes es una noticia llena de esperanza y de gran emoción. Veremos al Creador del universo cara a cara. Es una noticia gloriosa y a la vez indescriptible.
Sin embargo, muchas veces esta noticia se ve opacada cuando nos encontramos atravesando diversas pruebas y sufrimiento; muchos caen en el error de sentirse decepcionados pensando ¿por qué Dios permite tales aflicciones? y muchos, envueltos en su derrota y dolor se apartan de aquel que es Fiel y Verdadero.
Desafortunadamente hay muchas enseñanzas erróneas que hacen creer que, al venir a Cristo, todo será “miel sobre hojuelas” piensan que con Dios de nuestro lado, seremos librados del dolor y del peligro de éste mundo; pero Dios no miente y Jesús en Juan 16:33 nos advierte de ello: “En este mundo van a sufrir “
“En el mundo tendremos aflicciones”, dolor, consecuencias de pecados… cuánta verdad…..pero hemos sido advertidos y debemos confiar en que podremos ser tocados por la dificultad pero no vencidos por ésta porque Cristo está con nosotros.
No pierdan la paz, para que en su avanzar en la fe no se desanimen.
Tenemos, además de la advertencia, un valioso recordatorio en la segunda parte del versículo: “pero confíen, tengan valor porque Yo he vencido al mundo.”
Nuestro Señor Jesucristo ha vencido a los poderes que gobiernan este mundo.
Dios ha preparado un estado eterno donde no habrá más aflicción, pero en esta tierra, Jesús nos dice: esto es difícil…..pero confíen.
Confíen aun cuando no entiendan Su plan, así como nos exhorta Max Lucado, predicador evangélico y reconocido escritor estadounidense.
La pregunta es: ¿Cuánto confían en Dios?.
Confiar en Dios significa creer en su fidelidad en este mundo caído; significa que creemos en las promesas de Dios en todas las circunstancias, incluso cuando la evidencia parece ser lo contrario.
El confiar en Dios es un elemento esencial de la fe verdadera y salvadora que mira a Dios y encuentra paz, fortaleza, satisfacción y mucho más en Él, y en todo lo que Él ha hecho, está haciendo y hará, ahora y para siempre en nosotros a través de Su Hijo Jesucristo.
Que su bendita palabra les exhorte y fortalezca si se encuentran pasando por diversas pruebas. Recuerden que todo pasará y que Dios ha preparado una morada eterna donde no habrá más llanto ni dolor.
Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de El viene mi esperanza
Salmo 62:5


AMADO DIOS
la noche ya ha terminado, ha dado paso a un nuevo amanecer y como es costumbre, yo me acerco hasta Ti en esta mañana para darte gracias por tu bondad, por tu compañía, por todas las cosas que me rodean y las bendiciones que hay en mi vida, que son un signo de tu amor y de tu maravillosa generosidad.
Gracias por mi hogar, por la salud, por el bienestar que me concedes, por los alimentos que han llegado a mi mesa, por el pan de vida que nunca falta y por el agua de bendición y de renuevo para nuestro espíritu.
Gracias Señor porque en este nuevo día puedo sentir que el cielo se abre para mí y para mi familia, que Tú estás a nuestro lado y que serás concediéndonos el valor y la sabiduría que necesitamos para salir adelante.
Te suplico que mires nuestros anhelos, nuestras motivaciones, nuestras necesidades y que seas Tú tomando nuestra mano y ayudándonos a avanzar por el camino más conveniente a nuestros propósitos; por favor danos la fe y la fuerza para romper toda cadena de tristeza, de enfermedad, de ansiedad o de necesidad.
Te pido también por aquellas personas que reciben este nuevo día en medio de una aflicción o alguna angustia, especialmente por mis seres queridos. Por favor derrama tu luz y tu amor sobre el mundo y permite que siempre florezcan la ilusión, la justicia y la felicidad.
Amado Dios, gracias por escuchar mi oración y por obrar a mi favor. Tus planes son perfectos y Tú conoces aquello que es más conveniente para mí, por eso hoy me entrego a Ti con toda confianza y te pido que se haga tu voluntad en este y en todos los días de mi vida; porque solo bajo tu compañía podré vivir con alegría, bendición y prosperidad, En el Nombre de Jesús. Amén.
Por Ma. Guanajuato Gozalez Y Castañales.











