Parte 1
Por John MacArhur

Esta oración, que a menudo se le llama el «Padrenuestro» cuando en realidad podría ser más exacto llamarla la «Oración de los discípulos», no es un conjunto de palabras que repetir. Cuando Cristo dijo: «Vosotros, pues, ¡orad as!”, no quiso decir orar con estas palabras exactas. Su intención fue ofrecerles un modelo para la estructura de sus oraciones, especialmente luego de que ya les había advertido de los peligros de la vana repetición.
Eso no significa que no deba ser recitada, como lo hacemos con tantos pasajes de las Escrituras.
Memorizarla en realidad es útil para que pueda meditar en sus verdades a medida que formula sus propias ideas. La oración es principalmente un modelo que podemos usar para dar dirección a nuestra propia alabanza. adoración y peticiones.
No es un sustituto a nuestras propias oraciones sino una guía para las mismas. El beneficio inicial de esta oración es la manera en que exhiba la relación del creyente con Dios. Padre nuestra muestra la relación padre/hijo; «santificado sea tu nombre», la de la deidad con el adorador; «venga tu reino», la del soberano con el sujeto; «sea hecha tu voluntad», la del amo con el sirviente; «el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy», la del benefactor con el beneficiario; «perdónanos nuestras deudas» la del Salvador con el pecador; y ‘»no nos metas en tentación», la del guía con el peregrino. Esta oración también define la actitud y el espíritu que deberíamos tener. «Padre», refleja devoción familiar; ‘ «Nuestro» refleja desinterés; «santificado sea tu nombre» reverencia;
«venga tu reino» , lealtad: «sea hecha tu voluntad» sumisión; «el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy dependencia; ‘perdónanos nuestras deudas», penitencia;
«no nos metas en tentación», humildad; «tuyo es el reino, triunfo; «y la gloria» júbilo; y «por todos los siglos», esperanza De manera similar, la oración se puede esbozar para enfatizar el balance entre la gloria de Dios y nuestra necesidad.
También puede mostrar el triple propósito de la oración: Santificar el nombre de Dios, guiar a la entrada de su reino y hacer su voluntad. Detalla nuestra provisión actual (pan diario), perdón pasado (perdón de pecados) y protección futura (seguridad contra la tentación)
No importa lo perfecto que sea este modelo, debemos recordar la advertencia anterior del Señor acerca de nuestra actitud en la oración. Si no están bien nuestros corazones, aun la Oración de los discípulos puede ser usada equivocadamente. Entonces, ¡cómo puede asegurarse de que su corazón tenga la actitud correcta¡
Simplemente asegúrese de enfocarse en Dios Por eso esta oración es un modelo muy útil. Cada frase y petición se enfoca en Dios, en su persona, sus atributos y sus obras. Usted evita que sus oraciones sean hipócritas o mecánicas cuan- do se enfoca en Dios, no en usted mismo.
La oración genuina viene de gente humilde que expresa absoluta dependencia de Dios. Eso es lo que nuestro Señor quiere en nuestras Oraciones. Cuantos más pensamientos verdaderos tengamos de Dios, más trataremos de glorificarlo en nuestras oraciones.
El comentarista John Stott dijo: «Cuando venimos a Dios en oración, no lo hacemos hipócritamente como actores buscan do el aplauso del público, ni mecánicamente como balbuceantes paganos, que no piensan en lo que dicen; sino de manera considerada, humilde y cotidiana, ¿como lo hacen los hijos pequeños con su Padre?”
DIOS ES NUESTRO PADRE
«Padre» es probablemente el término más común que usamos en la oración, y con justa razón, puesto que ese es el modelo que estableció Jesús. La oración siempre debe empezar con el reconocimiento de que Dios es nuestro Padre, aquel que nos dio vida y nos ama, nos cuida, nos sustenta y nos protege. El hecho de que Dios es nuestro Padre significa que sólo los creyentes en Cristo son los hijos en su familia. Hay que reconocer lo que Malaquías escribió:
«;Acaso no tenemos todos un mismo Padre: ¿No nos ha creado el único Dios?» (Mal. 2:10) y Pablo les dijo a los filósofos griegos en Atenas «Como también han dicho algunos de vuestros profetas: «Porque también somos linaje de él” (Hech. 17:28).
Pero las Escrituras dicen muy claramente que Dios es el padre de los no creyentes sólo como creador. Hablando espiritualmente, los no creyentes tienen otro padre. En su condenación mas severa de los líderes judíos que se le opusieron, Jesús dijo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo« (Juan 8:44). Primera de Juan 3 caracteriza claramente a dos familias: los hitos de Dios v los hijos del diablo.
Los primeros no continúan cometiendo pecado; los últimos sí. El apóstol Pablo hizo una clara distinción entre los hijos de luz los hijos de las tinieblas (Efc.5:8). Sencillamente no hay sólo una familia espiritual de lahumanidad bajo una paternidad universal de Dios.
Segunda de Pedro l:4 dice que sólo aquellos que creen han sido hechosparticipantes de la naturaleza divina». Sólo a aquellos que loreciben, «a los que creen en su nombre», Jesús les da «derechode ser hechos hijos de Dios» (Juan l:12). De modo quepodemos ir a Dios como sus hijos amados.
LA PERSPECTIVA JUDÍA DE DIOS
En tanto que «Padre nuestro» declara una intimidad maravillosa entre Dios v sus hijos, la mayor parte del mundo en la época de Jesús adoraba a dioses que se caracterizaban por ser distantes y aterradores. E
so, en última instancia, se convirtió en la perspectiva judía de Dios. Debido a su continua desobediencia a Dios a lo largo de los siglos, incluyendo el tolerar a dioses paganos, los judíos cortaron cualquier relación verdadera que tenían con Dios como su Padre. Para ellos él se había convertido en poco más que una reliquia del pasado, un ser remoto que en un tiempo llamó y guio a sus antepasados.
Pero aquellos judíos fieles, tanto en la época de nuestro Señor como anteriormente, conocían a Dios como su Padre. Isaías lo vio de esta manera. Para tratar con la pecaminosidad de la nación, oró: He aquí, tú te airaste cuando pecamos. En esta situación hemos permanecido desde hace mucho tiempo, ¿seremos salvos?.
Todos nosotros somos como cosa impura, y todas nuestras obras justas son como trapo de inmundicia. Todos nosotros nos hemos marchitado como hojas, y nuestras iniquidades nos han llevado como el viento. No hay quien invoque tu nombre ni se despierte para asirse de ti.
Ciertamente escondiste tu rostro de nosotros y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades. Pero ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre (Isa.64:5-8)
Isaías les recordó de la realidad consoladora de que Dios crea a su Padre, y que los iba a cuidar. Los judíos en el Antiguo Testamento percibieron cinco elementos básicos que abarcaban la paternidad de Dios.
Como Padre de la nación Primero de Crónicas 29:10 da a Dios el título: «SEÑOR Dios de Israel, nuestro Padre», el cual se refiere a él como Padre de la nación. Como un padre que está cerca. Un padre es más cercano que un tío, un primo, un amigo o un vecino. Salmo 68, aunque usa lenguaje dramático para referirse a la grandiosidad del poder de Dios, simplemente dice que Dios es «Padre de los huérfanos» (v. 5).
Como un padre compasivo Un padre es comprensivo, de buen corazón, misericordioso y compasivo con sus hijos, lo cual es muy cierto en cuanto a Dios: «Como el padre se compadece de los hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen» (Sal. 103:13).
Un padre guía a sus hijos y les brinda sabiduría e instrucción Eso también fue cierto acerca de la relación de Dios con Israel., Él les dijo: “Vendrán con llanto, pero con consuelo los guiaré y los conduciré junto a los arroyos de aguas, por un camino parejo en el cual no tropezarán. Porque yo soy un Padre para Israel» (Jer. 31:9).
Como un padre que requiere obediencia Debido a que Dios era su Padre, se le requirió al pueblo que lo obedeciera. Deuteronomio32:6 reitera eso: «¿Así pagáis al SEÑOR, pueblo necio e insensato? ¿Acaso no es él tu Padre, tu Creador, quien te hizo y te estableció?».
LA PERSPECTIVA BíBLICA DE DIOS
Cuando llegó Jesús, volvió a presentar al pueblo judío a Dios como Padre amoroso y caritativo para con aquellos que lo conocen, aman y obedecen.
En el Sermón del monte, les enseñó que el Padre se encarga de las necesidades de sus hijos: Pedid, y se os dará. Buscad y hallareis. Llamad, y se os abrirá.
Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá. Qué hombre hay entre vosotros que, al hijo que le pide pan, le dará una piedra: ¿O al que le pide pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden? (Mat. 7:7-11).
Jesús les reafirmó lo que sus Escrituras enseñaban y lo que fieles y devotos judíos siempre habían creído: Dios es el Padreen el cielo para aquellos que as las oraciones, Jesús usó el título Padre, excepto cuando estuvo en la cruz llevando el pecado del mundo y fue desamparado por Dios (Mat. 27:46).
Aunque el texto de Mateo 6:9 usa la palabra griega Pater, Jesús es muy probable que usara la palabra aramea Abba puesto que ese era el idioma que él r la mayoría de los judíos palestinos hablaban comúnmente. Ya que +Abba equivale a nuestra expresión «Papito», Jesús la habría usado para enfatizar la relación personal e íntima que Dios tiene con sus hijos.
Poder acercarse a Dios en oración como nuestro Padre celestial implica varias cosas: Disipa el temor Los misioneros informan quc, debido a que tantas personas viven temiendo a sus dioses, uno de los regalos más grandes que el cristianismo brinda a las sociedades primitivas es la certeza de que Dios es un Padre amoroso y cariñoso. Los dioses falsos inventados por las falsas religiones se caracterizan típicamente por ser vengativos y celosos, y sus adoradores deben tomar medidas desesperadas para apaciguarlos. Pero saber que el Dios verdadero es nuestro Padre disipa todo ese temor. «PADRE NUESTRO» Infunde esperaron.
En medio de un mundo hostil que se desmorona, Dios es nuestro Padre, y él se encargará de nuestro futuro. Si un padre terrenal no escatima esfuerzos para ayudar y proteger a sus hijos, ¡cuánto más nos amará, protegerá y ayudará nuestro Padre celestial¡(Mat. 7:11).
Elimina la soledad Aun si fuésemos rechazados y abandonados por la familia, amigos o incluso otros creyentes, sabemos que nuestro Padre celestial nunca nos dirá (Heb. 13:5).
Todo lo que el crevente necesita Dara eliminar la soledad es la presencia de Dios. Paul Tournier, un médico cristiano, escribió en su libro A Doctor’s Casetook in the Light of the Bible (El libro de casos de un doctor a la luz de la Biblia): Una de mis pacientes, la hija menor de una numerosa familia a cuyo padre se le bacía difícil mantenerla. Un día escuchó a su padre murmurar desesperadamente refiriéndose a ella: “Esa realmente no nos hacía falta».
Eso es exactamente lo que Dios nunca dice. Él es Padre amoroso para todos y cada uno de sus hijos Vence al egoísmo Ni un solo pronombre en singular se usa en el modelo de oración de Jesús; comienza con «Padre nuestro» porque somos hijos al igual que el resto de la casa de Dios. Nuestras oraciones deben acoger a toda la comunidad de fieles.
Recuerde que Etesios 6:18 dice que debemos orar «por todos los santos». Debemos orar pidiéndole a Dios lo que es mejor para todos, no sólo para el que ora. Proveer Dios es «Padre nuestro que (está] en los cielos.
Todos los recursos del ciclo están a nuestra disposición cuando confiamos en Dios como nuestro Abastecedor celestial. El «nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales» (Efe. I:3).
El comentarista Arthur W. Pink escribe: Si Dios está en el ciclo entonces la oración necesita ser algo del corazón y no de los labios, puesto que no hay voz física en la tierra que pueda rasgar los cielos, pero los suspiros y gemidos llegarán a oídos de Dios. Si vamos a orar a Dios que está en el cielo, entonces nuestra alma debe estar separada de toda la tierra.
Si oramos a Dios que está en el cielo, entonces la fe debe llevar volando nuestras peticiones. Cualquier cosa que usted busque: paz, comunión, conocimiento, victoria o valentía, Dios tiene una provisión abundante en los cielos. Sólo necesitamos pedírselo a nuestro Padre. Exige obediencia. Si Jesús, como el verdadero Hijo de Dios, descendió del cielo no para hacer su voluntad sino la de su Padre (Juan 6:38), ¡cuánto más nosotros, como hijos adoptivos, debemos hacer sólo su voluntad! La obediencia a Dios es una de las marcas supremas de nuestra relación con él como hijos Sin embargo, en su gracia, Dios ama y cuida a sus hijos aun cuando estos sean desobedientes.
La historia que contó Jesús en Lucas 15 sería mejor titulada la Parábola del padre amoroso en lugar del Hijo pródigo.
El padre en la historia representa a nuestro Padre celestial, que puede perdonar y regocijarse tanto de un hijo que se cree justo, mantiene su conducta moral y es recto, como de un hijo rebelde que se degenera, extravía, pero que luego regresa a casa. Cuando usted empieza sus oraciones diciendo:
«Padre nuestro que estás en los cielos» , usted indica sus ansias de ir a él como un hijo, sabiendo que él lo ara. Y descubrirá que él está ansioso de prestar atención y brindar su poder y su bendición eterna a las peticiones de sus hijos si es lo mejor para ellos. y revela aún más su propósito y gloria.





