
Querido lector, seguramente has leído, oído o repetido la oración más conocida tanto por creyentes como no creyentes. (Cuando la tierra tiembla, muchos escépticos, la mencionan).
Incluso quizá hasta la has memorizado. Sí, me refiero a la oración del Padre Nuestro.
La Biblia nos narra que un día estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar. (Lucas 11:1) “Enséñanos a orar” fue la petición que uno de los discípulos le hizo a nuestro Señor Jesucristo.
Y llama nuestra atención porque los judíos son instruidos a orar desde una edad muy temprana. Pero sin duda, había algo diferente, profundo y extraordinario en ¡la forma de orar de Jesús!
La respuesta a esta petición la encontramos en dos evangelios Lucas 11:1-4 y Mateo 6:9-13.
Debemos resaltar que no era la intención de nuestro Señor Jesús, que esta oración la repitiéramos de una manera mecánica.
Él a través de esta oración nos está dando un modelo, un patrón… El comentarista bíblico Matthew Henry define al Padre nuestro como “el índice del contenido de la oración”
Y en esta oportunidad, me gustaría compartir contigo la primera frase: Padre Nuestro y no sé si lo habías notado.
Pero no dice Padre mío. Desde el principio Jesús establece que somos una familia. Tenemos una familia espiritual y un mismo Padre Celestial.
Podemos dirigirnos: Dios Creador, Todopoderoso, Alto, Sublime, Eterno, Gran Yo Soy como nuestro Padre. Nuestro Abba.
Y ustedes, no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando Él nos adoptó como sus propios hijos.
Ahora lo llamamos ¡Abba, Padre!!! 16 Porque el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Romanos 8:15 NTV
Abba era una de las palabras arameas que un bebé aprendía a decir. Abba, Abba, es la forma más tierna y profunda, cercana de llamarle a su padre.
Cuando le decimos PADRE NUESTRO. Tenemos una clara identidad, somos sus hijos.
Por todo esto, pensaba que podemos estar predicando e insistiendo que nuestro Padre Celestial es bueno.
Sin embargo, muchos no han logrado establecer esta relación. Esta comunión con Dios es debido a que han tenido quizá, padres imperfectos. A muchos se les dificulta tanto entender que hay un Padre Celestial que los ama.
Un Padre perfecto, incondicional, disponible todo el tiempo, dispuesto, que lo ha dado todo, que no nos va a amar menos por lo malo que hayamos hecho….
Déjame decirte algo con todo el amor. Es difícil para muchos dimensionar la perfección y el amor de un Padre Celestial, cuando hay heridas.
Si éste es tu caso, si la ausencia de un padre terrenal o alguna situación con tu padre ha dañado tu corazón y tu mente para entender el concepto de la palabra “padre”.
Si no tienes buenos recuerdos…escucha: has sido adoptado por un nuevo, Buen Padre. Y no hay mudanza, ni sombra de variación y maldad en Él. No existe más una razón para no cicatrizar una herida paterna.
Muchos se rehúsan a recibir ayuda, porque no quieren ser sanados de una herida de la que Dios puede sanarlos.
Él es el único, que puede hacerlo. Y sólo requiere que decidas creerle.


AMADO DIOS
La oscuridad de la noche ya ha pasado, en este instante amanece y el día florece. Qué hermoso es poder acercarse a Ti, lleno de optimismo y alegría para darte gracias por tu amor, por tu bondad que no conoce límites y por los hermosos regalos con los que Tú colmas mi vida.
Gracias amado Dios por el techo que cobijó mi sueño, por mi familia, por los alimentos que llevas a nuestra mesa y por la ropa que nos viste. Gracias amado Dios, porque aunque no tenemos grandes lujos ni asombrosas riquezas, Tú siempre nos provees de todo e incluso más de lo que necesitamos. Qué hermoso es ser tu hijo y poder disfrutar de tus grandes bendiciones.
Señor, no quiero empezar este nuevo día sin entregarlo a Ti. Por favor cuida mi vida, la vida de mi familia y de mis amigos; te ruego que seas tu guiándonos a cada instante, tomando nuestra mano, llevándonos por el camino más conveniente y levantándonos en bienestar y victoria.
Acompáñanos durante este miércoles y oriéntanos en cada una de las actividades que tengamos que hacer. Te pido que seas Tú abriendo aquellas puertas que están cerradas y permítenos tener la dicha, la salud y la prosperidad que tanto añoramos. Borra de nuestros corazones todo resentimiento, dolor y sé nuestro remanso de paz en los momentos de angustia.
Y al llegar la noche, acompáñanos en nuestro camino para regresar al hogar, para encontrarnos con las personas que amamos y así poder disfrutar juntos de la dicha del deber cumplido. Amado Dios, a Ti sea siempre la honra y la gloria.
Padre celestial, gracias por este nuevo día que nos regalas. En tus manos pongo mi vida, mi día y cada actividad que hoy realice. Por favor líbrame de todo mal, derrama bendiciones sobre mi hogar, mi familia y que tu gracia nos cubra desde al amanecer hasta el anochecer,
En el Nombre de Jesús. Amén.
Por Ma.Guanajuato Gonzalez Castañales.











