
“El sudor poblaba su frente el calor era insoportable la pista de atletismo más larga que de costumbre o al menos así le pareció. Tenía mucha agitación y por momentos pensó que no lo lograría. “No puedo dejarme vencer”, pensó al hacer el último esfuerzo para cubrir la distancia que la separaba de la meta final.
Minutos después estaba en el podio, ocupaba el primer lugar. Sonrió, completaba las 5 medallas.

A sus 25 años se podía calificar una triunfadora, llegar a ese estrado no había sido fácil tuvo su costo, le obligó a esforzarse. Fueron días incontables entrenando desde muy temprano y un sin número de atardeceres.
La norteamericana Marion Jones de 25 años se convirtió en pentacampeona de los Juegos Olímpicos de Sydney Australia. Alcanzó su objetivo al vencer en las competencias de 100 y 200 m y en las carreras con postas.
Muy joven se convirtió en ejemplo de su generación. Pero ella atribuyó su éxito a Dios y a la confianza que puso en Él
Me gusta leer historias reales de gente normal que ha alcanzado éxitos y saber cómo lo ha conseguido. Esta historia me encantó porque ella lo atribuye A Dios, al Dios todopoderoso que promete ayudarnos en nuestro caminar si lo buscamos, si ponernos nuestra confianza en Él.
Salmo 37:5-6 TLA
Pon tu vida en Sus manos, confía plenamente en Él, y Él actuará en tu favor; así todos verán con claridad que tú eres justo y recto.
Salmo 37:5-6 TLA
NTV: Entrega al Señor todo lo que haces; Confía en Él y Él te ayudará.
El secreto de los vencedores, o cómo se forjan los triunfadores, podríamos decir que se identifican por lo menos con 4 características:
• Primero fijarse una meta
• La segunda volcar sus esfuerzos a la conquista de ese objetivo
• La tercera una férrea disciplina que les permite fortalecer las áreas débiles y potenciar los puntos fuertes
• La cuarta avanzar sin prestar atención a los virtuales fracasos.
Pero hay un principio infalible para vencer, consiste en depositar todos nuestros planes y proyectos en manos de Dios esta decisión debe ir acompañada de una absoluta confianza en que él obrará a nuestro favor porque así lo dice la Biblia.
El Señor te dará sabiduría primero para fijar bien la meta, a donde quieres llegar, cuál es tu propósito o tu llamado. El libro de Santiago dice que el que necesite sabiduría se la pida a Dios, el cual la dará abundantemente. (1:5)
En la medida que confiamos nos fortalece: Isaías40:33 NTV “En cambio los confían en el Señor, encontrarán nuevas fuerzas, volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán.
Nuestro Dios provee gracia para nuestras debilidades para hacernos más disciplinados, constantes. “Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad”. 2 corintios 12:9 NTV.
Cuando estamos seguros de que pusimos nuestros planes en manos de Dios, avanzaremos confiados enque no fracasaremos en lo que emprendemos, porque el prospera nuestro camino.
El paso eficaz para comenzar un nuevo día en victoria es someter toda nuestra agenda de actividades al Señor. Si ponemos esto en práctica, los resultados hablarán por sí solos


AMADO DIOS
Hoy acudo ante Ti con un corazón lleno de dicha y fidelidad para darte gracias por este nuevo día, ya que con él, tengo la oportunidad de hacer más grande mi fe y servir a tu obra.
Gracias Señor por mi familia, por mis amigos y por todas las maravillosas bendiciones que Tú has puesto en mi camino. Amado Dios, confío en tu bondad y pongo en tus manos mi vida, mi destino, mis metas y mis más grandes sueños.
Señor, cada día llega a mi vida con nuevos retos y para salir victorioso en cada jornada necesito contar con tu hermosa presencia en mi vida.
Por favor tómame de la mano y llévame por sendas de bienestar, plenitud y prosperidad; ilumina mi mente para que cada uno de mis actos sea para tu gloria y por favor abre mis ojos para que vean tu grandeza, todo tu esplendor y de este modo, poder tener claridad en cada una de las decisiones que tome durante esta jornada.
Te entrego mi corazón, mis propósitos, mis ideales y todo mi ser para que los transformes a tu imagen, y así, yo poder obrar de acuerdo a tus designios.
Y una vez los últimos rayos del sol anuncien el fin de este día, permíteme reunirme con los míos en el calor y la seguridad de mi hogar. Permítenos disfrutar del pan en nuestra mesa, de la salud en nuestros cuerpos y de tu paz y tu amor en nuestros corazones.
Te suplico, amado Dios, que visites y habites en nuestra casa, pues tu presencia ilumina y dirige nuestras vidas y donde Tú estás, nunca falta absolutamente nada.
No sé lo que me espera en este nuevo día, pero estoy feliz y tranquilo, porque ya lo puse en las manos de Dios y yo confió en sus planes perfectos y maravillosos, En nombre de Jesús. Amén.
Por Ma. Guanajuato González Castañales.












