Por John MacArthur

Tenga cuidado de cómo escucha Los discípulos le tomaron la palabra. Al parecer, estos y algunos otros seguidores cercanos fueron los únicos en la multitud que lo hicieron.
En Marcos 4.10 dice: «Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola». Esta es una clara indicación de quiénes tenían oídos para oír. Ellos eran los que verdaderamente creían en Él. Ellos eran los que seguían las enseñanzas de Jesús, en lugar de simplemente buscar sus milagros.
Lucas 8.9-10 aquí retoma la historia: Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. Cuando Jesús habla de «misterios», no se refiere a algún estilo gnóstico de enseñanza secreta que solo ciertos súper devotos o iluminados pueden conocer. Él no está describiendo secretos esotéricos.
Cuando el Nuevo Testamento habla de «misterios», el significado es simple y bastante definido: un misterio bíblico es una verdad espiritual que era oscura o estaba totalmente oculta bajo el antiguo pacto, pero ahora se ha revelado plenamente en el nuevo.
El hecho de que los gentiles serían coherederos y copartícipes del evangelio era uno de esos misterios, «que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu» (Efesios 3.5). El evangelio en sí era un misterio (Efesios6.19).
La encarnación de Cristo era igualmente un misterio, «el misterio de Cristo» (Colosenses4.3). Estas son todas verdades que no fueron reveladas plenamente en el Antiguo Testamento, pero ahora se han hecho claras en el Nuevo. Pablo parece citar un himno de la iglesia primitiva o una confesión familiar de fe cuando describe todo el ministerio terrenal de Cristo (desde su encarnación hasta su ascensión) como «el misterio de la piedad»: Dios fue manifestado en carne. Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo. Recibido arriba en gloria. (1 Timoteo 3.16)
Así que un «misterio», en el sentido en que Jesús usa el término, es algo que parcial o totalmente estuvo oculto y ahora es revelado por completo Nuestro Señor estaba a punto de dar a conocer todo lo que el Antiguo Testamento había mantenido envuelto en tipología, simbolismo y señales proféticas. Sin embargo, la revelación fue deliberadamente sutil, para que la entendieran solo las personas que eran auténticos creyentes deseosos de conocer la verdad, los que tenían oídos para oír.
Ellos entendieron las verdades que Jesús estaba enseñando, no por una clarividencia especial o habilidad sobrenatural, sino porque tenían suficiente interés como para pedirle a Jesús que les diera la interpretación.
Para el resto, los misterios se mantuvieron escondidos en el simbolismo de la parábola. A los discípulos les dijo aparte: «A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios» (Lucas 8.10).
A los que tenían oídos para oír, Él estaba diciendo, en efecto: «Ustedes son elegidos. Ustedes son escogidos. Ustedes son bendecidos».
Era un privilegio asombroso para un grupo compuesto en gran parte de pescadores de una aldea remota de Galilea. Aunque Jesús estaba presentando las parábolas de manera que ocultaran la verdad a los oídos incrédulos, nadie fue excluido en contra de su voluntad Cualquier persona que realmente quería entender podría haberlo pedido. Recuerde que Jesús instó a cada persona a escuchar con atención para lograrentender: «Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará» (Lucas 8.18).
La respuesta de los oyentes haría separación entre los que creían y los que no. Los que creían buscarían la verdad y la encontrarían. Pero para los que no creían, las parábolas solo les ocultarían más la verdad.
La ceguera espiritual de ellos se vio agravada por su propia incredulidad y se hizo más profunda por el juicio divino.
Pero a los discípulos indagadores, Jesús les dijo: «Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron» (Mateo 13.16-17).
Años más tarde, Pedro todavía estaba en asombro de tal privilegio. El escribió: Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos.
A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. (1 Pedro 1.10-12)
Verdades que eran misterio, no solo a los profetas del AntiguoTestamento, sino también a los ángeles, fueron explicadas a Pedro y a suscompañeros.La explicaciónEsta parábola nos da un importante cuadro de cómo debemos leerinterpretar la narración de Jesús.
La explicación de Jesús es tan simple ydirecta como la propia parábola:Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de juntoal camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazónla palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los quehabiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces;creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.
La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogadospor los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. (Lucas 8.11- 15)
La semilla representa la Palabra de Dios. Específicamente aquí es elmensaje del evangelio (las buenas nuevas del reino). La Palabra de Dios (elmensaje del evangelio en particular) también se prefigura como semilla en Santiago 1.18-21 y 1 Pedro 1.23-25.
Hay un atisbo de esta misma figura en dos conocidos pasajes del Antiguo Testamento. Isaías 55.11 muestra laPalabra de Dios siendo esparcida de manera análoga al método delsembrador: «Mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía». Elprincipio de Salmos126.5-6 ciertamente se aplica a la labor del evangelistade esparcir el evangelio:Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Esta, entonces, es la clave para entender el significado de la parábola: «La semilla es la palabra de Dios».
El sembrador no se identifica propiamente. Algunos piensan que representa a Cristo mismo, porque cuando Jesús explicó la parábola de la cizaña, El dijo: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre» (Mateo 13.37).
Pero estas son diferentes parábolas y las figuras del lenguaje no son las mismas. Una regla importante a tener en cuenta en la interpretación de las parábolas es no mezclar los detalles.
Por ejemplo, en la parábola del sembrador se nos dice expresamente que la semilla representa la Palabra de Dios y (como veremos en breve) la buena tierra representa un corazón humano debidamente preparado para recibir la Palabra.
Pero solo unos pocos versículos más adelante, en la parábola de la cizaña (Mateo 13.24-30), la buena semilla representa a «los hijos del reino»(los verdaderos habitantes del reino de Dios) y «el campo es el mundo»(v. 38).
Así que debemos tener cuidado de no mezclar el simbolismo de las parábolas. El sembrador de la parábola no se identifica porque su identidad no es lo más importante. El representa a cualquier persona que distribuye la semilla El sembrador es todo aquel que proclama la Palabra de Dios, ya sea mediante la predicación, el evangelismo personal, mediante el testimonio personal o de cualquier otra forma.
El sembrador es el que esparce la Palabra de Dios o el mensaje del evangelio. El mensaje de la parábola tiene que ver con el terreno.
No se puede obtener la esencia de esta parábola sin entender que el suelo es una imagen del corazón humano. De manera específica, la parábola destaca cuatro tipos diferentes de corazones con diversos grados de receptividad.
Lucas 8.12 da una prueba irrefutable de que el suelo de la parábola representa el corazón humano: «Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven» (énfasis añadido).
Esta palabra corazón facilita una correcta interpretación de la parábola. El corazón es, por supuesto, donde la semilla de la Palabra de Dios debe prender. En las palabras de Lucas 8.5: «Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia» (énfasis añadido).
Así que la parábola se refiere a los corazones en etapas variadas de receptividad. Todos los cuatro tipos de terreno consisten en los mismos minerales.
Son orgánica e intrínsecamente idénticos. Lo que los hace distintos unos de otros es si están en una condición adecuada para producir o no fruto. Una vez más vemos que el asunto que Jesús está enseñando no tiene nada que ver con la habilidad del sembrador o la calidad de la semilla.
La semilla es perfecta y eternamente inmutable. Cualquier intento de mejorar la cosecha mediante el uso de diferente semilla es una negligencia en el cumplimiento del deber incuestionable del sembrador.
El asunto no es producir solo un denso pero infructuoso follaje. Si este fuera el objetivo, podría sembrar plantas productoras de hojas como diente de león. Es muy cierto que estas germinan y crecen con mayor facilidad en tierra poco profunda, dura o con malezas.
Pero, ¡ay del que trabaja la tierra y busca una cosecha de esta manera! La Palabra de Dios no adulterada es la única semilla verdadera y legítima El sembrador es el que esparce el mensaje de la Palabra de Dios (representado en la proclamación del evangelio). Jesús ni siquiera menciona las condiciones climáticas, pero estas serían las mismas para los cuatro tipos de terreno, y la cosecha cien veces más implica que el clima fue muy bueno en este caso.
El único factor que es distinto entre una cosecha abundante y la seca esterilidad desolada de la tierra junto al camino es simple y sencillamente la condición del suelo. Aquí, entonces, está la lección de esta primera parábola: la respuesta de una persona a la Palabra de Dios depende de la condición del corazón de esa persona. Además, el fruto es la única evidencia de que alguien ha escuchado la Palabra correctamente. No deja de ser significativo que cuando Jesús comenzó a develar la verdad fundamental que necesita con urgencia recordársele a la iglesia de hoy.
Los evangélicos adoptan constantemente todo tipo de metodologías extrañas y no bíblicas porque piensan que pueden obtener una mejor respuesta de los corazones mundanos, duros y de poca profundidad.
Algunos alteran la semilla o crean semilla sintética. Tratando de actualizar el mensaje, bajan el tono del escándalo de la cruz y ponen fuera las partes duras o impopulares. Muchos simplemente reemplazan el evangelio por un mensaje totalmente diferente. Algunos abandonan la tarea del sembrador. Deciden que esparcir la semilla en su alrededor es primitivo e ingenuo. Imaginan que pueden diseñar un mejor uso para el campo. ¿Por qué no utilizarlo para un festival de música o convertirlo en un teatro? receptividad. Todos los cuatro tipos de terreno consisten en los mismosminerales. Son orgánica e intrínsecamente idénticos.
Lo que los hace distintos unos de otros es si están en una condición adecuada para producir o no fruto.Una vez más vemos que el asunto que Jesús está enseñando no tienen nada que ver con la habilidad del sembrador o la calidad de la semilla.
La semilla es perfecta y eternamente inmutable. Cualquier intento de mejorar l cosecha mediante el uso de diferente semilla es una negligencia en el cumplimiento del deber incuestionable del sembrador.
El asunto noes producir solo un denso pero infructuoso follaje. Si este fuera el objetivo,podría sembrar plantas productoras de hojas como diente de león. Es muy cierto que estas germinan y crecen con mayor facilidad en tierra poco profunda, dura o con malezas.Pero, ¡ay del que trabaja la tierra y busca una cosecha de esta manera!La Palabra de Dios no adulterada es la única semilla verdadera y legítima El sembrador es el que esparce el mensaje de la Palabra de Dios (representado en la proclamación del evangelio).
Jesús ni siquiera menciona las condiciones climáticas, pero estas serían las mismas para los cuatro tipos de terreno, y la cosecha cien veces más implica que el clima fue muy bueno en este caso.
El único factor que es distinto entre una cosecha abundante y la seca esterilidad desolada de la tierra junto al camino es simple y sencillamente la condición del suelo. Aquí, entonces, está la lección de esta primera parábola: la respuesta de una persona a la Palabra de Dios depende de la condición del corazón de esa persona. Además, el fruto es la única evidencia de que alguien ha escuchado la Palabra correctamente.
deja de ser significativo que cuando Jesús comenzó a develar los misterios del reino, esta haya sido la primera verdad que enseñó. Es una verdad fundamental que necesita con urgencia recordársele a la iglesia de hoy.
Los evangélicos adoptan constantemente todo tipo de metodologías extrañas y no bíblicas porque piensan que pueden obtener una mejor alteran la semilla o crean semilla sintética. Tratando de actualizar el mensaje, bajan el tono del escándalo de la cruz y ponen fuera las partes duras o impopulares.
Muchos simplemente reemplazan el evangelio por un mensaje totalmente diferente. Algunos abandonan la tarea del sembrador.
Deciden que esparcir la semilla en su alrededor es primitivo e ingenuo. Imaginan que pueden diseñar un mejor uso para el campo. ;¿Por qué no utilizarlo para un festival de música o convertirlo en un teatro? Sin embargo, la parábola no se trata de mejorar la calidad de la semilla, lahabilidad del sembrador o encontrar un uso más elegante de la granja. Todoes acerca de la condición del terreno.
Si la Palabra de Dios da fruto en la vida de un oyente o no depende en última instancia de la condición del corazón de esa persona. Las diversas condiciones del corazón expuestas por Jesús ilustrantola la gama de posibilidades humanas.
El que oye junto al camino El terreno poco profundo, comprimido y seco junto al camino es un cuadro del corazón que es impermeable a la verdad bíblica. Esta es quizá la más inquietante y sin esperanza de todas las condiciones que Jesús
presenta La incredulidad y el amor al pecado han cubierto el corazón como de una roca densa y dura donde la verdad no puede penetrar y mucho menos echar raíces. La persona oyente así es, por lo tanto, indiferente, sin esperanza, espiritualmente muerta y totalmente susceptible a las estratagemas de
Satanás. Jesús explica: «Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven» (Lucas 8.12). Este versículo, por cierto, explica el verdadero objetivo simbolizado en la tarea del sembrador. Su objetivo es que las personas «crean y se salven».
Solo hay una manera de sembrar la semilla adecuada para este objetivo: proclamando el evangelio de Jesucristo (que es, después de todo, el asunto final y el verdadero objetivo de toda la Biblia).
El sembrador es un evangelista. Él espera una cosecha de almas. Inevitablemente, se encuentra con oyentes que tienen un corazón como de concreto. El Antiguo Testamento los llama «duros de cerviz» (Éxodo 32.9; 2 Reyes 17.14).
La clara implicación es que estas personas han endurecido deliberadamente sus propios corazones. «Han endurecido su cerviz para no oír mis palabras» (Jeremías 19.15). De Sedequías, el rey joven y malvado quien «hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios» (2 Crónicas 36.12), las Escrituras afirman: «endureció su cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el Dios de Israeb» (v. 13).
Deliberadamente endureció su propia voluntad para no arrepentirse. Los hombres como él eran los que apedrearon a Esteban, quien los llamó: «¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistis al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros» (Hechos 7.51).
Tal persona se representa por un sendero estéril y muy transitado alrededor del campo. Este corazón es una vía pública, atravesado por la…. de iniquidades que continuamente lo cruzan. No está cercado, de manera que se mantiene expuesto a toda pisada de cualquier malvado que pasa por él.
Nunca es arado por la convicción. Nunca se cultiva con algún tipo de búsqueda de sí mismo, examen de conciencia, contrición, evaluación honesta de culpa o arrepentimiento verdadero.
El corazón está tan endurecido en contra de la dulce atracciones de la gracia como lo está en contra de los tremendos terrores del juicio. La indiferencia, la insensibilidad y un amor por el pecado han hecho el corazón de esta persona denso, seco e impenetrable. Este es el necio de Proverbios: la persona que desprecia la sabiduría y la instrucción (Proverbios 1.7)y «no toma placer el necio en la inteligencia, sino en que su corazón se descubra»(18.2). Lo interesante aquí es que Jesús no está ante ateos. El está hablando a gente de una cultura muy religiosa y el más difícil de todos los corazones entre los que le escuchan ese día es la aristocracia religiosa, lo más selecto de los escribas y fariseos, los mismos que hacía tan poco había blasfemado contra el Espíritu Santo, separándose ellos mismos de la gracia por completo.
Continuara.





