Viviendo En Tiempo Prestado

Ps. Santiago Moya

La Brevedad de Nuestra Existencia en un Mundo Temporal

En la vida cotidiana, a menudo nos olvidamos de la brevedad de nuestra existencia en este mundo. Nos afanamos por alcanzar metas, acumular riquezas y buscar la felicidad en cosas temporales. Sin embargo, la realidad es que nuestra vida en la tierra es como un soplo, un suspiro, un tiempo prestado que se nos ha dado para vivir y glorificar a Dios.

Especialmente para aquellos de nosotros que se nos ha sido revelado el mensaje del evangelio, de forma que no podemos darle la espalda a este mensaje, a esta verdad y la misma brevedad de nuestra existencia nos insta a que vivimos por algo mas grande que nosotros, el mensaje de la cruz.

En Gálatas, Pablo nos recuerda que ya no somos nosotros los que vivimos, sino Cristo quien vive en nosotros. Esto significa que nuestra vida ya no debe ser dirigida por nuestros propios deseos y ambiciones, sino por la voluntad de Dios. Debemos permitir que Cristo sea el centro de nuestras vidas, que su amor y su gracia nos guíen en todo momento.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Gálatas 2:20

Y en este acto de rendición total a Dios, donde nuestra vista, corazón y humanidad es enfocada a lo eterno y a los tiempos, propósitos y voluntad de Dios para nuestras vidas.

Cuando entendemos que Cristo vive en nosotros, nuestra perspectiva de la vida cambia por completo. Ya no buscamos nuestra propia gloria o satisfacción, dejamos de ser egoísta, ahora la gloria y honra de Dios es nuestra cruzada, objetivo y anhelo. Nuestros pensamientos, palabras y acciones deben reflejar la presencia de Cristo en nosotros, para que otros puedan ver su luz y su amor a través de nosotros.

Dios quiere que seamos testigo de primera fila del milagro de la salvación en otros, que seamos testigos de cómo otros son amarrados, cautivados y atraídos con los lazos de amor a nuestro padre celestial y entiendan el mensaje a nosotros un día se nos predicó, y ahora es nuestro estandarte.

Por tanto, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.

Efesios 2:19

Vivir para la gloria de Dios implica amar a nuestro prójimo, perdonar a quienes nos han ofendido, servir a los necesitados y proclamar el evangelio a todos los que nos rodean. Debemos ser testigos vivos de la obra redentora de Cristo en nuestras vidas, para que otros puedan conocer su amor y su sublime gracia salvadora.

En este tiempo prestado que se nos ha dado, recordemos que nuestra vida ya no nos pertenece, sino que es de Cristo. Vivamos cada día para su gloria y honra, permitiendo que su luz brille a través de nosotros y transforme el mundo que nos rodea. Que nuestra mayor ambición sea ser fieles siervos de Cristo, llevando su mensaje de salvación a todos los rincones de la tierra.

Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Romanos 11:36

Que vida cuente por algo. Que seas contado entre los que escucharon el evangelio y corrió detrás del mensaje de la cruz.

Deja un comentario