
-El no contestar.
-El «háblame que te voy a responder en 5hrs». No porque esté ocupado sino porque no quiero mostrar mi interés.
-Está de moda el complicarse la vida diciendo una y otra vez que «no estás buscando nada serio».
-Está de moda el callarse y no decir
«cómo me gustas».
-Está de moda alejarse de una persona cuando te encanta, aunque te puede aportar sensaciones nuevas y puede que sea incluso la persona que buscabas, pero eres tan sumamente egoísta y cobarde, que no te quedas a averiguarlo.
-Está de moda tener miedo a sentir.
-Está de moda el no querer porque te rompieron el corazón y no darte la oportunidad de encontrar a ese otro que si puede hacerte feliz.
-Está de moda huir, está de moda mirar los ojos de una persona a través de una pantalla pero no mirarla en el propio brillo de la vida.
-Está de moda las relaciones pasajeras, las compartidas, está de moda no comprometerse, está de moda estar solo aunque al llegar a casa les duelan los huesos al acostarse junto a un lugar vacío.
-Está de moda el placer, nada más que ello, está de moda no perder el tiempo en conocer un poco más los misterios del otro, ya no se quiere besar a la misma persona, está de moda acariciar de manera superficial por una noche, por unos minutos.
-Está de moda la individualidad, está de moda no formar una familia, está de moda jugar en un teléfono y no salir a ver el sol.
-Está de moda concluir todo a la primera dificultad, está de moda no saber luchar, está de moda no poder abrazar o lo peor… no querer abrazar.
El querer asusta, el amar no existe, ya no miramos y ya no sentimos.
Aplica tanto al hoy, que debía compartirlo.
Cuanta realidad hay en este escrito.
En que momento las personas cambiaron tanto?


“Me considero esencialmente un lector. Como saben ustedes, me he atrevido a escribir; pero creo que lo que he leído es mucho más importante que lo que he escrito. Pues uno lee lo que quiere, pero no escribe lo que quisiera, sino lo que puede…
Es decir, me han sucedido muchas cosas, como a todos los hombres. He encontrado placer en muchas cosas: nadar, escribir, contemplar un amanecer o un atardecer, estar enamorado. Pero el hecho central de mi vida ha sido la existencia de las palabras y la posibilidad de entretejer y transformar esas palabras en poesía. Al principio, ciertamente, yo sólo era un lector. Pero pienso que la felicidad del lector es mayor que la del escritor, pues el lector no tiene por qué sentir preocupaciones ni angustia: sólo aspira a la felicidad. Y la felicidad, cuando eres lector, es frecuente”.
Jorge Luis Borges | Credo de poeta









