Crónicas Bíblicas: ¡ Señor Ayúdame A Cambiar!

LA PREPARACIÓN PARA EL CAMBIO

El cambio personal se parece a la construcción de una casa. Antes de empezar, tiene que prepararse. Si quiere cumplir su objetivo, necesitará un constructor, unos planos y unos materiales. En los tres primeros capítulos quiero que se familiarice con su Constructor y Creador, que es Dios (He. 11:10), y deseo ayudarle a reunir los materiales básicos para la trans. formación. Por favor, no se impaciente con esta parte y pase corriendo al proceso de cambio. Si no se prepara para cambiar, nunca alcanzara su meta.

SAQUE LA BASURA CONCEPTO CLAVE:

El cambio genuino se consigue solo mediante la comunión con Dios, y empieza con el rechazo de todos los métodos de cambio egocéntricos.

Me encanta contar historias de cambios: relatos dramáticos y detallados del poder transformador del Dios Todopoderoso. ¿Ha oído hablar de Chuck Colson? ¡Ese si que es una persona transformada! Formaba parte del equipo presidente Richard Nixon U.S.A. Era una persona brutal e implacable.

En su calidad de ayudante entusiasta del presidente, en cierta ocasión declaró: «Si fuera necesario, pasaría por encima de mi abuela para garantizar la reelección del presidente».

Sin embargo, a principios de los años 70, el mundo entero de Colson se vino abajo. Se declaró culpable de obstrucción a la justicia en el caso Watergate, y pasó siete meses en la prisión federal de Maxwell en Alabama.

Fue humillado ante todo el mundo. En medio de eso, Chuck Colson descubrió una relación personal con Jesucristo. Cuando fue a la cárcel y comenzó a manifestar su fe para crecer en ella, muchas personas pensaron:

Sí, ¡claro! Ahora Chuckie es religioso. ¡Menuda broma! No durará. Pero, ¿sabe una cosa? Sí duró. Colson dijo: «No quiero ser salvo solamente. No quiero ser solo perdonado. Quiero ser transformado». Y lo ha sido, convirtiéndose en uno de los mayores líderes cristianos de nuestro mundo moderno.

Es una fuerza poderosa. Su vida toca cada año a cientos de miles de personas, hombres y mujeres, encerrados en prisión, por medio de un ministerio que inició y al que llamó Prison Fellowship [Comunión en la cárcel]. Es escritor y líder, y manifiesta un esfuerzo incansable para extender las buenas noticias sobre Jesús. Colson ha recibido numerosos

premios por su influencia en nuestro mundo. Chuck Colson pasó de ser un sicario político implacable a ser un  ministro amante y altruista del evangelio de Jesucristo. ¿Transformado! ¡Y usted también puede serlo!

“Saca la basura!». En mi casa, cuando yo era pequeño, esta no era una sugerencia cariñosa. Era más bien una orden dura, que me daban gritando, destinada a que alguien hiciese algo que todos detestaban hacer. Aunque parece mentira, en una familia con cuatro hermanos, normalmente todos recordábamos que, justo la semana anterior, habíamos sido los encargados de desempeñar aquella misión. Hasta el día de hoy aborrezco sacar la basura. ¿Por qué? Sencillamente, porque dentro de aquellas bolsas no había nada que yo quisiera conservar, solo restos desagradables de comida, envoltorios y cosas así… bueno, basura. tendremos que sacar algo de basura, y puede que a usted no le guste.

Será algo negativo. En realidad, el motivo de esa negatividad es bastante sencillo: creo y he observado que el motivo número uno por el que no cambiamos es porque, en algún momento del pasado, hemos intentado cambiar, hemos fracasado y, durante ese proceso, nos hemos sentido heridos profundamente.

Después de probarlo varias veces, renunciamos. Llegamos a la conclusión de que el único dolor peor que la necesidad de cambiar es intentar hacerlo y fracasar. Pero tengo que decirle algo: cuando seguimos el plan de Dios para cambiar, siempre funciona. Si usted ha intentado cambiar y ha fracasado, es porque ha intentado hacerlo usando un método no bíblico.

Esta es la basura que hemos de sacar: ¡los métodos ineficaces! Tendremos que descubrir cuáles son, y luego barrerlos de la mesa y meterlos en la basura, de modo que podamos, de una vez por todas, centrarnos exclusivamente en el programa de Dios para el cambio. Es un trabajo desagradable, pero, si queremos cambiar, tendremos que hacerlo. He escuchado a alguien decir:

«Si sigo haciendo lo que he hecho hasta ahora, obtendré los mismos resultados de siempre». Es cierto, ¿verdad? Ahora examinaremos tres métodos psicológicos incorrectos y otros tres espirituales, que también lo son: las cosas que siempre hemos hecho. Comprobaremos que son solo basura, que no tienen valor. ¿Me sigue? Vamos a hacerlo juntos. ¡Saquemos la basura!

MÉTODO INCORRECTO #1: EL CAMBIO DE ENTORNO

El cambio de entorno es un enfoque que popularizó John Watson y, más tarde, B. F. Skinner. Puede que reconozca este concepto bajo el nombre de conductismo, una forma muy popular (pero equivocada) de cambiar.

El conductismo sostiene la idea de que el entorno condiciona a una persona para que se comporte de determinadas maneras, que usted es el resultado del entorno del que procede. Por consiguiente, cambie su entorno y usted cambiará. Skinner y Watson se basaban firmemente en los resultados de un experimento que realizó un psicólogo ruso llamado Pavlov. Puede que haya oído hablar del

experimento o del propio Pavlov. Era el tipo con los perros que babeaban. Pavlov colocaba alimentos delante de un perro y este empezaba a salivar. Entonces, Pavlov hacia sonar un timbre justo antes de llevar la comida al animal. Después de incontables repeticiones de escuchar el timbre justo antes de recibir unos sabrosos alimentos, el perro salivaba en cuanto escuchaba el sonido, aunque nadie le llevara comida. Pavlov llegó a la conclusión de que al perro lo había cambiado su entorno, y llamó a esto condicionamiento. Partiendo de estos resultados, Pavlov, y más tarde Skinner y Watson, llegaron a la conclusión de que la mayor parte de la conducta humana, si no toda, es el resultado del condicionamiento. Como sucede con la mayoría de teorías psicológicas, esta tiene una parte de razón. Sin duda, la conducta se veinfluida por patrones de pensamiento que se formaron a lo largo de un periodo de tiempo

dilatado. El problema con el conductismo es doble:

1. Entre el entorno y el cambio no existe necesariamente una relación de causa-efecto. De hecho, se han realizado estudios sobre gemelos idénticos procedentes de un entorno también igual. Podriamos esperar que al crecer fueran adultos muy parecidos, pero a menudo han sido tan diferentes como la noche y el día.

Aunque el entorno puede constituir un factor en el tipo de persona en que usted se convierta, no es la causa determinante de la formación del carácter ni de su transformación.

2. Cambiar el entorno no conduce automáticamente a un cambio en la persona. Un entorno perfecto no produce una persona perfecta. ¿No era perfecto el entorno originario? Adán y Eva tenían un medio ambiente magnifico en Edén, un entorno de jardines hermosos y fructíferos.

El propio Dios dijo que era perfecto (Gn. 1:31), ¡y sin embargo Adán y Eva pecaron! Por consiguiente, el entorno no condiciona en quién me convierto.

Pensemos en la historia del hijo pródigo en Lucas 15. Ahí tenemos a alguien que dijo: «Sabe una cosa? Voy a cambiar mi entorno Últimamente mi padre no me acaba de gustar.

Estoy harto de trabajar en esta hacienda absurda. Mi hermano me pone los nervios de  Punta. Además, el estilo de vida aquí es demasiado restrictivo. Voy a salir de aquí inmediatamente». (Esto es una paráfrasis, claro).

Puede leer la historia usted mismo en Lucas 15: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los viene.

No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.

Al final encontró trabajo en una granja. Allí acabó dando de comer a los cerdos, y deseando comer lo que comían aquellos. Los versículos 17 y 18 nos informan de que: «Y volviendo en sí, dijo: Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, ¡y yo aquí perezco de hambre!

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. La idea es esta: el joven pensaba que el problema radicaba en su entorno: su familia, el modo en que le habían criado, el estilo de vida que le proporcionaron.

Por tanto, se marchó en busca de un entorno nuevo. La Biblia dice que,‘ «volviendo en si«, se dio cuenta de que el problema era él, no lo que le rodeaba. Quizá usted haya luchado por cambiar, y le haya tentado la idea de que un cambio de entorno alterará el modo en que se siente: un trabajo nuevo, una nueva ciudad una nueva pareja.

«Echemos lo viejo, metamos lo nuevo, jy todo será felicidad!». ¡Esto es mentira! Nuestro problema radica en nuestro interior, no en lo que nos rodea. Nosotros somos quienes necesitamos un cambio, no nuestro entorno. Este método tiene que ir a la basura. El conductismo es pura fachada: no funciona.

MÉTODO INCORRECTO #2: EL CAMBIO A BASE DE DESENTERRAR EL PASADO

Hoy día un concepto popular es este: «Soy como soy debido a mi pasado». La teoría psicológica que intenta remediar nuestros problemas a partir del pasado es el psicoanálisis.

Un médico austriaco llamado Sigmund Freud lo desarrolló hace más de un siglo. Freud enseñó que la conducta humana está determinada por los recuerdos dolorosos que se encuentran enterrados en nuestro subconsciente. Freud creía que expulsamos de nuestra mente consciente toda consciencia de pensamientos, necesidades o experiencias que nos resultan inaceptables a nosotros mismos o a otros, e intentamos ocultarlas en lo más profundo de nuestro ser.

Lo que dice el psicoanálisis es esto: «Ahí abajo hay algo. Usted no es consciente de ello, pero está ahí en lo más oscuro. Puede que usted no lo recuerde, pero le controla. Es su pasado. Son sus padres. Es alguna experiencia dolorosa. Le hace sentir temor. Le hace enojarse. Hace que usted se deprima».

El psicoanálisis enseña: «Tiene que desenterrar su pasado y sacarlo todo a la luz! Descubra lo que hay en el fondo, y expúlselo. No cambiará de verdad hasta que haga esto El problema de todo esto es que el mensaje bíblico es bastante opuesto. Esto es lo que dice Dios.

LA CLAVE PARA CAMBIAR ES OLVIDAR NO RECORDAR.

Pensemos en la vida de José. Si hubo alguien que fuera el candidato perfecto para diez años de terapia debido a un pasado doloroso, ese fue José. Este hombre fue mimado por su padre, cuando era pequeño, y al final sus hermanos le ridiculizaron y le rechazaron.

Por último, en determinado momento sus once hermanos le dejaron desnudo, le arrojaron a un pozo y luego, tras sacarlo, lo vendieron como esclavo a los egipcios. ¿No le afectaría a usted para siempre una experiencia así? Luego José consiguió trabajo en Egipto; trabajaba mucho e intentaba salir adelante cuando la esposa de su amo le acusó falsamente de intentar violarla. Incapaz de defenderse, José fue encadenado en una celda infestada de ratas, donde pasó varios años olvidado por todos.

Podríamos pensar que José se vería destrozado de por vida, o tendría que pasar por incontables horas de terapia para procesar todo aquel sufrimiento.

Sin embargo, la Biblia enseña algo muy distinto. En medio de todas aquellas vivencias, José vio a un Dios soberano que actuaba. ¿Estuvo José abatido alguna vez? Sí, pero no fue destruido ¿Sintió dolor y soledad, angustia y, en ocasiones, desespero? Sí, pero José encontró una manera mejor de abordar ese sufrimiento. Olvidó la injusticia, confió en un Dios sabio y soberano, y prosiguió con su vida.

En Génesis 45:8, José miró a los ojos a aquellos hermanos que tanto daño le habían hecho y dijo: «Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto» (NV1). Solo para asegurarnos de que la idea queda clara, las Escrituras citan a José, afirmando de nuevo ese mensaje en Génesis 50:20:

«Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien» (NV1). ¿Pecaron contra él? ¡Si! ¿Fue un acto malvado? ¡Si! Pero, ¿lo usó Dios para bien de José? ¡Si, Dios lo hizo! Como confirmación de que José encontró la sanidad al olvidar su pasado, llamó a su primer hijo Manasés, que significa «el Señor me hizo olvidar»

Aquí tenemos una lección sobre el cambio: pedir a Dios gracia para olvidar el pasado. La técnica de desenterrar el pasado es un método de cambio mundano e incorrecto. La transformación no consiste en recordar, ¡ni en sacar a la luz cosas que pueden haber sucedido o no! Tiene que ver con perdonar y olvidar.

Consiste en confiar en un Dios soberano. Radica en centrarme en mi propia necesidad de cambiar, y decir junto al apóstol Pablo: «olvidando lo que queda atrás» (Fil. 3:13). ¿Es importante abordar el pasado? ¡Por supuesto! Dios no quiere que fijamos nada.  

La respuesta no está en el pasado, y el proceso de examinarlo jamás nos conducirá al cambio que anhela nuestro corazón. ¿Alguna vez ha intentado transformarse desenterrando su pasado? Busque una bolsa grande de basura v meta esa técnica de cambio donde debe estar.

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