Llevo algunos años enseñando adolescentes cómo hablar y escribir mejor, es sorprendente cómo cada año escolar estas habilidades van menguado, con el uso de las tecnologías, nuestro jóvenes, dígase de paso, los futuros lideres de este país y del mundo; han visto sus habilidades criticas y estructurales disminuir considerablemente pero no sólo eso, sino también sus sueños e ilusiones.

Están acostumbrados a un mundo que les da todo lo que necesitan en un clic, tienen acceso ilimitado a la información, de todo tipo: buena, mala, real o no. Esto hace que no sepan estructurar sus ideas, que tengan un gran dilema en cuanto al expresar sus opiniones, y a su vez, tengan problemas para sintetizar la gran cantidad de información a la que están expuestos y poder así, formar un criterio propio o, al menos, uno más allá de lo que puede decir google o alguna aplicación de inteligencia artificial.
Se le ha dado mucho valor a su sentir, y no porque este mal, sino porque su sentir es solo suyo y de nadie más, puedes estar o no de acuerdo, sin embargo, para nuestros jóvenes no siempre es sobre respeto sino sobre imposición de un pensamiento personal a la imposición de un pensamiento masivo, ejemplos muchos, la ideología de género es solo una de estas tantas corrientes de imposición masiva o agendas ideológicas.
Pero, pese a estas circunstancias me sigue sorprendiendo cómo los jóvenes desconocen el impacto de sus decisiones a largo plazo, creo que culturalmente no somos un país que enseñe a la juventud a ver más allá de sus narices, sin ánimos de ofender, pero, ¿quién de ustedes pensó en su futuro cuando aun estaba en la secundaria o preparatoria? Honestamente, yo no, nunca me inculcaron nada más que el hecho de tener que ir a la escuela, pero, el para qué nunca estuvo en el menú, creo que mis padres tampoco lo entendían.
Hemos olvidado inculcar a nuestro jóvenes la lucha por sus sueños, y que esos sueños pueden verse diferente para todos, para uno puede ser una familia, para otros una licenciatura y un puesto en una organización transaccional, para otros salvar vidas o contribuir a la cura del cáncer, ¡tantos y tantos sueños!
Pero, también les hacemos la vida fácil, nuestro hijos están careciendo de carácter. Olvidamos que no son extensiones nuestras, los padres tenemos que velar por el futuro de nuestros hijos, pero ese futuro no necesariamente es el que yo creo mejor y mucho menos ayuda evitarle cualquier tipo de dolor o esfuerzo. El futuro de nuestros hijos es el reguardar sus sueños pero sobre todo de su corazón, ese del que mana la vida.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Prov. 4:22, RVR1960
Es asombroso ver cómo nuestros pequeños no tienen sueños más allá del último teléfono o videojuego, o el viaje a algún lugar de moda, sus sueños no son más que posesiones materiales o posiciones sociales, no tienen una identidad clara.
En algún momento les mencione a mis pequeños que cada uno de ellos es un líder, fue muy triste escuchar sus palabras de incredulidad, ¡ellos no se ven a sí mismos como líderes! ¡Pero lo son!
Son los futuros doctores, los futuros maestros, los futuros legisladores, jueces, etc… y ellos creen que no lo son, solo están mirando su circunstancias actuales y no les hemos permitido soñar más allá de nuestras expectativas y experiencias personales, como padres y nuestro deber ser.
¿Alguna vez le has preguntado a tu hijo o hija, cuáles son sus sueños? ¿Qué le gustaría cambiar del mundo? Las ideas que han cambiado el mundo, fueron los sueños de personas que creyeron en algo mejor, que creyeron en un futuro mejor, que vieron más allá, aquellos que se permitieron crear la realidad, su realidad.
Mama, papa: te reto a que dejes soñar a tu hijo, no lo veas como ese pequeño que necesita de ti para sobrevivir o que necesita cumplir con tus expectativas, velo como ese líder que esta destinado a ser, velo como ese agente de cambio que Dios envío con una misión especial y, para el cual, te eligió a ti como su guía.
Creo que esta generación nos enseñara a hacer la cosas distintas, nos enseñara a ver el mundo de una manera muy distinta pero debemos dejarlos soñar y no amarrarlos a lo que nosotros creemos que debe ser.
Recuerda:
“La realidad no esta ahi para ser creída, sino para ser creada”
Leonora Carrington.
Para mi, eso es fe y la fe nace de los sueños.

Nuestro equipo

AMADO DIOS
Hoy me acerco hasta Ti para darte gracias por este nuevo amanecer que Tú nos has regalado, por tus cuidados, por tu misericordia, por tu amor incondicional y por estar siempre a mi lado dándome fuerza y protegiendo mis pasos. Es hermoso poder empezar cada día con la seguridad que solo da tu entrañable compañía.
Hoy inicia una nueva semana y con ella llegan siete nuevos días en los que daré lo mejor de mí para poder alcanzar mis objetivos.
Señor, te pido que esta semana que inicia sea de mucha protección y bendición para mí y para los míos. Tú mejor que nadie conoces nuestras vidas, nuestra alma, nuestras necesidades más latentes y también sabes cuando tenemos tristezas o temores.
Te pido que tengas misericordia de nosotros y que en esta nueva semana seas Tú abriendo caminos de bendición, bienestar y esperanza.
Por favor abrázanos con tu amor, llévate de nuestra vida cualquier preocupación y danos fuerza, valor y sabiduría para asumir nuestros retos de cada jornada. Toca también nuestro corazón para que nazcan en él los sentimientos de la empatía y la bondad, para así, poder servir a los demás con alegría y ser un humilde instrumento de tu obra.
Padre celestial, te pido que seas Tú tomándonos de la mano y ayúdanos a avanzar por verdes valles de paz, tranquilidad y con frescas aguas que nos aviven y calmen nuestra sed. Por favor abre aquellas puertas que aún están cerradas y ayúdanos a alcanzar aquellas peticiones por las que tanto te hemos clamado.
Amado Dios, gracias por escuchar mi oración y por la alegría de vivir una nueva semana. En este día dejo todo mi temor a un lado y pongo mi confianza en Ti, porque sé que Tú serás protegiendo mi vida, la vida de mi familia y cólmanos con tu amor, tu dicha y tu prosperidad.
En Nombre de Jesús.Amén.
Por Ma. Guanajuato González Castañales.











