Dónde Hallamos La Libertad.

Desde hace algún tiempo estaba esperando el momento para escribir sobre la libertad que he experimentado al conocer la voluntad de Dios. La Libertad, escrita así con mayúscula, es el valor universal, para mí,  más importante de la humanidad.

Solo las mentes excepcionales entienden en su justa dimensión el concepto y respetan su ejercicio en quienes deciden actuar bajo este principio. Pero ¿qué es la libertad como valor humano y como principio bíblico?

Octavio Paz escribió que la libertad no es una idea sino un actuar de la conciencia que nos conduce a definirnos y a definir nuestro destino mediante dos simples palabras que son como “la luz de un relámpago”: SI y NO, dos  monosílabos de gran poder.  Así, la libertad se dibuja a través de la palabra y nosotros a través de ellas, con la responsabilidad que nuestro propio actuar conlleva.

La anterior es la definición de un pensador agudo, de origen mexicano, que si bien alcanzó el Nobel de Literatura, 1990, y fue distinguido, años antes, con el Premio Cervantes de Literatura, 1981, es solo un referente del conocimiento humano de alto nivel, pero de ningún modo esa definición será usada para un análisis comparativo con el  concepto de libertad bíblica, porque sé de cierto que el pensamiento de Dios está muy por encima del pensamiento de los hombres. 

Pero ¿qué dicen las sagradas escrituras sobre la libertad? Antes, quiero subrayar, que las palabra de Dios consignada en la biblia no se interpreta. Ni una sola coma puede ser cambiada o quitada y de ningún modo es esa mi intención. 

Para entender lo que es la libertad en la palabra de Dios, debemos saber lo que es la verdad, porque la libertad bíblica deviene de la verdad, es su premisa. ¿Cómo es esto? En Juan 8:31-32 leemos:

Dijo entonces Jesús a los judíos que le habían creído: Si vosotros permaneceis en mi palabra, sereís verdaderamente mis discípulos; conocereís la verdad, y la verdad os hará libres.

Nos dice que para ser libres debemos conocer la verdad. Lo primero que nos preguntamos es: ¿Cuál es esa verdad? ¿A qué verdad se refiere? ¿Cómo esa verdad nos hará libres? ¿Libres de qué?

La verdad es conocer para aprender y hacer la voluntad de Dios.” A esta verdad se refiere la cita bíblica. Entonces, para aprender, necesitamos primero conocer la voluntad de Dios, pero ¿dónde encontramos la voluntad de Dios?: La encontramos en su palabra, en las sagradas escrituras. Lo que Dios dice es la verdad, no es de ningún modo una mentira, son verdades que te guían para conducirte en este mundo por camino seguro. Cuando andas en la verdad, la verdad se vuelve luz en tu camino.

Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. 

Salmos 119:105 RV, 1960.

La verdad, no es una ley, es algo vivo. Cuando llevas a cabo la declaratoria divina te hace libre. Por ejemplo: 

Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

2 Tim. 1:7-9 RVR1960 

Esta verdad que expresa la voluntad de Dios alude a la cobardía, miedo, apocamiento, temor, timidez, debilidad para enfrentar circunstancias de la vida. Ser cobarde te ata, te inmoviliza, te muestra frágil frente a los avatares de la vida. Este tipo de pensamientos no vienen del espíritu de Dios sino de la naturaleza humana. “Del espíritu de Dios no pueden salir pensamientos que nos impulsen a actos de cobardía”, de derrota. Dios nos dio un espíritu de poder y la cobardía es contraria al poder.

Así mismo vemos que el dominio propiodel griego söphronismos, significa por un lado: sanar, salvar, liberar, poner a salvo y al resguardo del mal; y por otro,  alude a los pensamientos, sentimientos, a aquello que se produce en la mente.  

Esto  nos da la idea de una mente sana,  con capacidad de dirigir los pensamientos de un modo seguro, recto, no sólo de “dominio propio”, sino de pensar tal como piensa Cristo mismo, lo que nos conduce a liberarnos de la ira, del desasosiego, de estados mentales enfermizos como la depresión, el pánico, la envidia, la ofensa; nos libera de todo tipo de atadura mental.

Dios mismo es la vida y la verdad, su vida y verdad coexisten. Son la fuente y el alimento de vida que te permiten sobrevivir tanto en el espíritu como en la carne.

Son su esencia misma. Los registros de la historia no pueden ser consagrados como la verdad, ni las palabras del pensamiento humano considerarse como fuente de vida ni de libertad.

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