PAZ INTERIOR EN UN MUNDO INCIERTO, LA OBEDIENCIA

PARTE 1

Hace ya algunos años, cuando estudié el Programa Esencial del Instituto Bíblico Rhema, como parte del entrenamiento aprendí lo que es la obediencia. Fui entrenada para cumplir las normas del reglamento con rigor militar –así le pareció a la mayoría de los alumnos, incluso a mí.

Aunque en realidad no era tan dramático el asunto, casi todos lo vivimos así. Más de uno tuvo actos de rebeldía frente a las reglas. No se disfrutaba, por ejemplo, que a las 8:01 ya no pudieras entrar al salón de clases, resultaba totalmente injusto.

También parecía por demás exagerado que a las ocho en punto tuvieras que estar sentado, con el celular apagado, solo con un cuaderno, bolígrafos, algún libro, si acaso una botella de agua sobre la mesa, y no más; no tenis, no jeans, de lo contrario, te hacías acreedor a una sanción.

¿Por qué resulta tan difícil obedecer? 

Regularmente la obediencia la acata un súbdito frente a las órdenes de un superior, o respecto a normas y leyes establecidas(RAE).

Sus sinónimos: acatamiento, sumisión, subordinación, respeto, sometimiento, docilidad…. han sido entendidos como algo negativo, como algo que lacera la voluntad personal y coloca al individuo en una posición desventajosa, que a veces parece humillante frente al que manda, a la autoridad, la ley, la norma.

Esta concepción del término ha permeado desde hace ya algún tiempo en la sociedad –dicho esto de manera muy superficial.

Sin embargo,  “la obediencia cuando se entiende correctamente, constituye un puente hacia el crecimiento personal,  hacia la armonía social y el éxito en diversas esferas de la vida. Es un mito el que la obediencia sea un acto de sometimiento a ciegas”. En esencia es un compromiso consciente con las leyes, normas y directrices establecidas en cualquier ámbito de la vida humana. Un acto que sin duda posibilita la conservación y el logro de los fines. 

Vale resaltar que la obediencia es la piedra angular de la disciplina. Cuando obedecemos  estamos cultivando la autodisciplina, la cual nos permite canalizar y concentrar la propia  energía, administrar mejor nuestro tiempo y alcanzar metas con mayor eficiencia y puedo decir que con éxito asegurado. La obediencia lejos de ser un acto de sumisión absoluta es “un motor de progreso, un faro de seguridad, y fuente de satisfacción personal”.

¿Por qué es un faro de seguridad? La respuesta es tan sencilla como el ejemplo de que si vas a cruzar una avenida y obedeces las indicaciones del semáforo, puedes estar seguro de que no sufrirás un accidente; por el solo hecho de hacerlo estás cuidando tu integridad física y personal que se convierte en seguridad y protección. Lo mismo sucede en tu comunidad. Si respetas las reglas de convivencia vas construyendo el tejido social y el de tu entorno más cercano en el que adquieres ese sentido de pertenencia, tan vital para cualquier individuo. 

Aunque el término obediencia no es sinónimo de respeto, ni de orden, de alguna manera el acto de obedecer lleva implícito el respeto a los espacios y a las personas en cualquier actividad de la vida humana,  y permite, así mismo, la conservación de un orden previamente establecido. Ese respeto se traduce en confianza y credibilidad en tu persona frente a los demás.

Mejor aún, “La obediencia, al promover la disciplina y el control sobre los impulsos, nos permite vivir en mayor armonía” con nosotros mismos. “Cuando obedecemos nuestras propias convicciones, valores y principios, encontramos paz interior y obtenemos mayor satisfacción personal.

La obediencia entonces, “no es un signo de debilidad, sino un símbolo de fortaleza, sabiduría y compromiso” consciente que nos abre puertas de oportunidad y permite, incluso, la cristalización de nuestros propios proyectos. 

Después de un recorrido muy sencillo sobre los beneficios que nos procura el acto de obedecer, voy a referirme precisamente a este concepto pero en el contexto bíblico hebreo, desde la definición de este idioma, que con más de tres milenios de existencia, según la tradición judía: el hebreo habría sido la lengua escogida por Dios para transmitir su mensaje a la humanidad…(Wikipedia).​

Sin pretender profundizar, si acaso describiendo lo que encontré en algunas fuentes, sabemos que la obediencia es un concepto fundamental para cualquier creyente cristiano. Cuando leí Apocalipsis, el libro 66 de la Biblia, no entendí por qué en el capítulo 2, en el que Dios envía un mensaje a cada una de las 7 iglesias de Asia, se lee: “El que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”; esto al final, pero antes de la recomendación que les hace por separado, y se repite en cada caso, a cada una le dice lo mismo. 

Vaya sorpresa que tuve cuando supe la definición de obediencia en Hebreo. El término proviene de la palabramishma que literalmente significa «escuchar» o «prestar atención». “Esta raíz muestra que la obediencia no se limita a actuar, sino a escuchar y estar atentos a la voz de Dios”.“El que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice…”

Continuará.

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