Segunda Parte

El saber escuchar es una virtud, y el escuchar te lleva a estar atento, más aún a obedecer, tal como lo define el hebreo bíblico. Así como esperas que Dios escuche tus oraciones, Él espera que escuches la voz del espíritu para guiarte en este mundo.¿Y cómo demuestras que escuchaste su voz?: Poniéndo en práctica lo que Dios te dice en su palabra, obedeciéndola.
Cuando Dios te dice que hagas algo aunque te resulte que está fuera de toda lógica, puedes estar seguro que es bueno para ti. Hay muchos ejemplos en la Biblia de personajes que llevaron su obediencia hasta el extremo.
Abraham (Gn.:22-1) fue uno de ellos, el acto que le pidió Jehová de sacrificar a su hijo en holocausto, a su único hijo, rebasó por mucho su comprensión humana. Pero escuchó la voz de Dios, puso atención, y obedeció. Lo que le pidió que hiciera, no lo sometió a su propio juicio, ni cerró sus oídos, ni se centró en su voz personal para hacer su propia voluntad, sino la de Dios, y, hay que decirlo, no se llevó a cabo el sacrificio.
Jehová le dijo, Por mí mismo he jurado,… que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia…En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra por cuanto obedeciste a mi voz. (Gn.22:16-18).
Entonces, y gracias a su obediencia, todas las generaciones que provienen de él, han sido bendecidas (incluídos tu y yo) y seguirán siéndolo, porque esa fue la promesa divina.
El acto de obedecer a Dios implica poner toda tu confianza en Él. Esa confianza (fe) nos lleva a reconocer que no podemos dudar en hacer lo que nos pide porque Él es sabio.
Permite así mismo que nuestra relación se estreche cada vez más, y que se acreciente nuestro amor por nuestro Padre que cuida de nosotros porque también nos ama. Ese es su fin principal.
No someternos por fuerza a ninguna regla sino conducirnos conforme a su voluntad y que mediante nuestra obediencia crezcamos en espíritu, para tener su paz en nuestras vidas, caminar por sendero seguro, y por si fuera poco para que recibamos sus bendiciones.
Me atrevo a decir que la obediencia es sinónimo de humildad; de temor, respeto y amor a Dios y, de bendición divina.
El que me ama, obedecerá mi palabra y mi Padre lo amará. (Jn:14:23).
La rebeldía que es un acto contrario a la obediencia, no te lleva a buen puerto. Siempre estás en medio del conflicto con todo lo que eso conlleva: inseguridad, confrontación, desasosiego, amenaza, incertidumbre, frustración, ira, enojo.
La desobediencia hace que pongas en primer término tus deseos o preferencias. Que busques justificarte con excusas o racionalizaciones. A depender de tus propios esfuerzos ignorando los mandamientos divinos. A escuchar tu propia voz y no la de Dios.
Yo me pregunto y les pregunto a ustedes ¿Es difícil obedecer a Dios? Es difícil, por ejemplo: respetar a tus padres; leer la Biblia; ayudar al necesitado; cuidar tu cuerpo, dejar la coca cola, el cigarro; ser generoso; darle de comer al hambriento; amar; ¿es difícil amar?: Claro que no ¡Inténtalo! ¡Escucha la voz de Dios! ¡Presta atención!
Si te resulta difícil es porque quieres hacer tu voluntad o porque careces de una guía que te dé certidumbre.
11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? 13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? 14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
Deut.30:11-14
No olvides que Él te hizo libre y no te va a someter a nada. Con esa libertad elige tú, si lo que buscas es tu paz interior, entonces, escucha la voz de Dios y ponla en práctica en tu vida. Su voz es la guía que te dará certidumbre.
“No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica”. (Sgo.1:22).
Sgo.1:22
Muchos han estado en situaciones complicadas en las que todas las posibles soluciones están agotadas. Entonces, si acudes a Dios, y confías en Él en medio de las dificultades, de los desafíos y pruebas que la vida te pone, y escuchas su voz y la obedeces, vas a ser testigo de su poder para transformar lo que parecía NO tener solución. Vas a ser testigo de la grandeza de Dios y de su favor divino. –Yo misma soy testigo de su gracia.
“Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra”.
Éxodo.19:5


AMADO DIOS
Qué hermoso es poder despertar en la mañana y dirigirse a Ti con un corazón lleno de esperanza e ilusión, para decirte con alegría: gracias por tantas cosas maravillosas que Tú haces en mi vida.
Gracias Señor porque me llamaste un día más a disfrutar del bello regalo de vivir y porque aunque no soy millonario, tengo todo lo que necesito, pues Tú eres mi amoroso guía y proveedor. Tengo un hogar, una hermosa familia, tengo salud y siempre hay pan en mi mesa.
Padre celestial, hoy pongo mi vida completa delante de Ti y en esta mañana quiero pedirte que por favor perdones todas mis faltas y que limpies mi vida de todas aquellas cosas que no son de tu agrado. Señor, te suplico que me cubras con tu manto de luz y de amor y me renueves con tu santo espíritu, para así, poderte servir en cada uno de mis días.
Concédeme serenidad, comprensión, fuerza y bondad para llevar esta jornada y permite que mi andar sea en maravillosa paz, reflejando la tranquilidad que Tú me das y la armonía infinita que se experimenta estando a tu lado.
Te pido también que en este día ilumines mi mente y me permitas cumplir con mis compromisos de la mejor manera posible. Por favor acompáñame en cada una de las cosas que haga y ayúdame a tomar las mejores decisiones.
Si Tú estás conmigo nada habré de temer, pues todo lo que se haga delante de tu presencia estará bien hecho y será para tu gloria.
Y una vez llegue la noche, dame la alegría de regresar a mi hogar y encontrarme con las personas que amo, para así, lleno de amor, poder decirte: «gracias amado Dios por cuidar de nuestras vidas y por todas las maravillosas bendiciones con que Tú colmas nuestros días».
Amado Dios, Tú eres mi amigo más fiel, gracias por escuchar mi oración y sobre todo, gracias por siempre estar a mi lado.
En el nombre de Jesús nuestro unico intersesor y salvador.Amén.
Por Ma. Guanajuato González Castañalez
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Estela Jiménez Durán







