AMAR A QUIÉN NO LO MERECE

Todos hemos enfrentado tareas difíciles de realizar. Hay faenas que no queremos hacer porque conlleva mucho trabajo, sin embargo, hay que hacerlas.


Las tareas en el hogar para la mujer no son opcionales, completarlas son de vital importancia.


Las responsabilidades para los hombres y mujeres en su trabajo no son opcionales, hay que cumplirlas.


Amar no es opcional.
Dios nos amó aún sin ser nosotros receptores dignos. Ahora, Dios nos llama a reflejar ese regalo inmerecido mediante acciones de amor al prójimo.


Este es el tipo de acción que parece sencilla hasta que nos toca amar a una persona que, según nuestra percepción, no se lo merece.


Jesucristo sabía que nuestra tendencia es amar solamente a una clase de persona más que a otra. Por esto, Jesucristo aclaró en (Luc. 6:33)

Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿Qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo

Luc. 6:33


Jesucristo sabía que nos sería más fácil amar a los que nos caen bien.

Para los creyentes no es opcional el amor al prójimo que no es de nuestro agrado, porque el llamado supremo de Jesucristo nos exige:

Y así como quieran que los hombres hagan con ustedes, hagan con ellos de la misma manera .

Luc. 6:33


Nos guste o no, si somos seguidores de Jesucristo, tenemos un número de corredor asignado por Dios para reflejar el Evangelio.

Es imprescindible amar a quien no se lo merece. Orar, bendecir, hacer el bien y dar de lo nuestro generosamente sin esperar devolución (Luc. 6:27-36)

Amar es difícil.


Mientras más pensamos lo difícil que es amar a quien creemos que no se lo merece, más imposible nos parece esta tarea.

El Señor así lo diseñó. Nosotros no tenemos lo que se necesita para cumplir el mandato de amar al prójimo. La fuerza que necesitamos para permanecer amando a otros proviene de Dios y no de nuestro esfuerzo.


Reconocer que necesitamos a Dios para hacer bien al que nos traicionó, es un acto de humildad que trae gloria a Dios.


Nuestro ego disminuye cuando reconocemos que somos débiles. Sin embargo nuestra vida florece cuando encontramos fuerzas divinas para buscar y saludar amablemente a aquélla persona que sabemos no habla bien de nosotros con otros.

El autor de la carta a los Hebreos conocía a cerca del cansancio del cristiano, incluso la fatiga que se siente amando al prójimo.

Por eso, él los exhortó a permanecer en el amor fraternal e insistió recordar hacer el bien y ayudar al prójimo

Heb.13:16

Carecemos de las fuerzas necesarias para obedecer el llamado a amar a alguien difícil, por lo tanto debemos rendirnos y considerar a Jesucristo para no cansarnos ni desanimarnos.


En Jesucristo tenemos todo lo que necesitamos para amar.

Consideremos el Evangelio. No hubo nada merecedor en nosotros que nos hiciera dignos del amor del Creador de todas las cosas (1 Cor.1:26-28)

Dios es Santo, nosotros no, éramos personas no solo difíciles, sino imposibles de amar. Sin embargo, Dios demuestra Su amor por nosotros en que estando en estas circunstancias, Jesucristo derramó Su sangre en nuestro lugar.

Fuimos reconciliados con el Dios Santo, cuando antes fuimos sus enemigos (Rom.5:8-11)

¡¡La misericordia de Dios es infinita!!

Debemos renovar nuestras mentes con las verdades de cómo Dios nos ha amado, lo paciente que ha sido con nosotros y lo inmerecidos que somos.

  • «Resistir al diablo» (Efe.4:27, 6:10)
    Quitémonos todo lo que nos impida amar (amargura, enojo, ira, gritos, insultos, malicia, etc.) (Efe.4:31) Buscar la paz con esa persona difícil.
  • «Fijar nuestros ojos en el premio»
    Cristo no se quedó en la tumba. Él venció la muerte y ahora vive y reina.

Mientras amamos al que no sentimos amar, debemos poner nuestros ojos en la belleza del premio, en Jesucristo, el autor y consumador de nuestra fe, y así poder correr con paciencia, compartir en los sufrimientos de Jesucristo y cobrar fuerzas (Heb. 12:2-3)

AMADO DIOS

Me presento ante Ti, con muchísima gratitud por el descanso del fin de semana, por todas las bendiciones con las que Tú colmaste mi vida y porque hoy me permites abrir los ojos a tu maravillosa creación y levantarme con total entusiasmo para vivir una nueva semana, que sin duda, será de dicha, triunfo y bienaventuranza.

Señor, pongo en tus manos la semana que empieza, por favor ayúdame, dame tu guía y tu protección. Ilumina mi mente para tomar buenas decisiones, vigila mi andar y permíteme caminar por sendas seguras.

Por favor aleja la tristeza, la enfermedad y cubre con tu manto de luz y de amor a mi hogar y a mi familia, ayúdanos a realizar con éxito cada una de las tareas que tenemos por delante, pues si Tú estás con nosotros, nada ni nadie podrá estar en contra.

Padre celestial, quiero vivir esta nueva semana con un corazón lleno de alegría, optimismo y bondad.

Permíteme ser un instrumento de tu obra. Te suplico que seas Tú abriendo mi vida y mi alma a todo lo que es bueno y permite que mi espíritu se colme de bendiciones, bondad y dicha para multiplicar entre los demás.

Y si en algún momento de esta semana llegara a presentarse alguna dificultad, te pido que me des sabiduría y valor para afrontarla con templanza. Permíteme perseverar en aquellas cosas que considero difíciles y recuérdame a cada momento que las grandes victorias requieren de grandes voluntades.

Amado Dios, en cada día que pasa necesito más de Ti. Por favor permite que en esta nueva semana tu hermosa presencia brille con fuerza en mi vida, en la vida de mi familia y también en la vida de mis amigos, como una luz hermosa que nunca se apaga, que ilumina nuestras jornadas y orienta nuestro destino.

En el nombre de nuestro único salvador. Jesús.

Amén.

Por Ma. Guanajuato González Castañales.

¡ Hola Bienvenidos !

Lourdes Salcedo Cárdenas

NOTICIAS DEL REINO

TU PERIÓDICO DIGITAL

Deja un comentario