EL NACIMIENTO

La sublime gracia de Dios: El nacimiento de su Hijo

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz

Isaias.9:6

Pasaron setecientos años para que esta profecía de Isaías, se cumpliera. Durante cuatrocientos años previos al nacimiento de Jesús, Dios guardó silencio absoluto. No hubo profetas portadores de su voz para hablarle al pueblo de Israel y darle dirección divina. Aunque hay quienes dicen que Dios estaba actuando en silencio. 

Durante esos cuatrocientos años gobernaron cuatro grandes imperios: Babilónico, Medo-persa, Griego y Romano, en los cuales se crearon condiciones culturales y religiosas que favorecieron la expansión del conocimiento de Dios. En el primer periodo, el culto local, con las sinagogas; la enseñanza de las escrituras a través de los escribas. En el segundo, el regreso de los judíos exiliados; la reconstrucción del Templo y del Muro de Jerusalén. En el Imperio Griego, muchos judíos adoptaron el idioma y el estilo de vida cultural. Se tradujo por primera vez el Antiguo Testamento (la Biblia hebrea) al griego –la Septuaginta– lo que trascendió las fronteras culturales y alcanzó además a los gentiles (los no judíos). Y finalmente, el Imperio Romano abrió varias rutas comerciales posibilitando, en su tiempo, la expansión del evangelio; por citar algunas.1

Setecientos años…

Para que brille su luz sobre los que están sentados en tinieblas y en sombra de muerte, Para guiar nuestros pies por un camino de paz. (Lc. 1:79).

Lc. 1:79

El nacimiento del Hijo de Dios

Se lee en las escrituras que un ángel del Señor se apareció a unos pastores de rebaños para anunciarles el nacimiento del “Salvador, que es Cristo el Señor”. (Lc. 2:10). Y se fueron a Belén, David, y encontraron “a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre”. (v. 16). Inmediatamente dieron a conocer lo que el ángel les habló del recién nacido que sería el Salvador. Quienes escucharon el relato quedaron maravillados.

Belén de Judea era la ciudad de David y David era la gloria de Belén; allí debía pues nacer su hijo y sucesor.”2   Y ahí, los magos, procedentes del oriente, preguntando ¿Dónde está el que ha nacido Rey de los judíos? llegaron para adorarle, entregándole sus presentes: oro, incienso y mirra, guiados por su estrella que iba delante de ellos desde el oriente hasta el pesebre, hecho que les causó mucho gozo. (Mt.2:9-10).

Mateo 2:9-10

Aquello que los profetas y los reyes esperaron largamente, había llegado al fin, …habían encontrado la respuesta al enigma perpetuo.3

Este suceso marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, pues registra el comienzo del plan divino por demás sublime4: cerrar la brecha que el pecado surcó en la relación con Dios para la reconciliación, por su infinita misericordia, nacida de sus entrañas (Lc. 1:78), tal cual, nacida de lo más profundo de sí mismo.

En otros temas, hay quienes le atribuyen mayor valor a la crucifixión que al nacimiento de Jesús. Pero sin este hecho emblemático, su muerte en la cruz no hubiera sido posible. Lo cierto es que los planes de Dios y sus tiempos son perfectos, y no siempre nos resultan comprensibles, pero tampoco requieren ningún tipo de debate. También es cierto que no se tiene un registro exacto de su nacimiento, nos basta saber sobre la preexistencia de Cristo, su identidad divina, que data antes de todos los tiempos. 

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer…

Gálatas. 4:4

Lo importante es el acontecimiento en sí mismo, el nacimiento del Mesías, del libertador, del Hiijo de Dios. “cuando introduce al Primogénito en el mundo dice: adórenle todos los ángeles de Dios. (Heb. 1:6). Sí, los ángeles fueron convocados a adorarle y bajo ese mandato prístino, considerando que las fiestas decembrinas propician una actitud correcta del corazón, yo invito a todo el lector a que adoremos a Jesús si está en su corazón hacerlo de manera genuina, como los sabios venidos de Oriente lo hicieron.

Otra forma de adorarle, es la que sugirió Charles Haddon Spurgeon, en su Sermón predicado la mañana del domingo 24 de diciembre de 1865. Cito algunos fragmentos:

“En esta época el mundo se dedica a congratularse y a expresar sus buenos deseos por el bienestar de sus ciudadanos. Permítanme sugerirles una labor complementaria y más sólida para los cristianos. Al pensar hoy en el nacimiento del Salvador, debemos aspirar a un renovado nacimiento del Salvador en nuestros corazones. 

Como Cristo ya ha sido “formado en nosotros, la esperanza de gloria,” que podamos ser “renovados en el espíritu de nuestra mente.” Que podamos ir de nuevo al Belén de nuestra natividad espiritual para hacer nuestras primeras obras, para disfrutar de nuestros primeros amores y para festejar con Jesús como lo hicimos en los días santos, felices y celestiales de nuestros esponsales. Vayamos a Jesús con algo de esa frescura juvenil y de ese supremo deleite que era tan manifiesto en nosotros cuando lo miramos por primera vez.

(…) me dirijo sinceramente a quienes ya conocen su poderosa influencia en su corazón, a quienes no sólo han oído acerca del bebé sino que lo han visto en el pesebre, lo han tomado en sus propios brazos y lo han recibido como habiendo nacido para ustedes, un Salvador para ustedes, ‘Christos,’ el ungido para ustedes, Jesús, el Salvador del pecado para ustedes. Amados, ¿podrían hacer otra cosa que no fuera hablar de las cosas que han visto y oído?” 

Efectivamente, nosotros los cristianos debemos adorarle, y los no cristianos que tienen en su corazón formar parte de su reino también pueden adorarle, tal como Dios le pide a los ángeles y tal cual proponeCharles Spurgeon, porque sabemos de cierto que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, para eso nació, para estatuirse como Cristo El Salvador.

Y en ese sentido compartirle a otros las buenas nuevas; que vino para rescatar aquel que busca refugio; que necesita consuelo; que quiere romper los lazos que lo tienen atado al pecado; que busca su diestra para sostenerse; aquel que quiere llenar el inmenso vacío que el mundo le ha propiciado; el que busca identidad, paz, sanar las heridas del corazón y sanar su cuerpo, acabar con su miseria financiera y alimentar su espíritu. Además para ser beneficiario de sus afectos, del inmenso amor del Padre al hijo, de su amor ágape. A eso vino. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). 

El profeta Isaías no solo anunció su nacimiento con antelación, anunció asimismo: 

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; (Isaías 61:1)

Dios mismo, ya no buscó profetas para hablar de su hijo, Él mismo habló sobre él y “lo constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Heb.1:2).

Hebreos.1:2

Bibliografía

1https://sixnotesclothing.com/blog/400yearsofsilenceinthebible 2Matthew Henry, Biblia de Estudio, Ampliada, ed. CLIE, 2021, 2a.ed.p.1505, p.97. http://www.spurgeon.com.mx Volumen 11   4En la Biblia, “sublime” se refiere a la majestuosidad, grandeza y excelencia de Dios, su amor y santidad que trascienden lo humano, creando un sentimiento de asombro y reverencia (Is.57:15; Sal. 131:1).

Deja un comentario