Muy peligroso perder el sentido de la vida

Por Atenea del Mar

Los sobrevivientes de un suicidio —la familia y los amigos heridos —quedan desolados tratando de encontrar las piezas faltante a este complejo rompecabezas que es la decisión de alguien de poner fin a su vida.

Sui, de si mismo, Caedere, matar: acción y efecto de matarse a sí mismo; quitarse voluntariamente la vida; tipo de homicidio en la cual la víctima y el asesino son la misma persona.

Lejos estoy de juzgar si el suicido es un acto de valor o de cobardía, porque sé que es una ecuación mucho más compleja como para simplificarla tachándola de bien o mal. Es simplemente un acto desesperado y así debemos entenderlo. Por eso evitemos regañar o castigar a los chicos que descubramos haciéndose daño por medio del cutting (acto de autolesionarse con pequeñas y no profundas incisiones en brazos, muslos o Ingles), pues están enfermos.

Ustedes no reprenderían alguien que tiene hepatitis ¿Verdad? lo ayudarían a sanar. Los jóvenes tratan de evitar el dolor emocional con el físico.

El caso del suicidio es una puerta falsa, no solucionan nada y si cargar a la familia de dolor y pesar. Además de la pena de la muerte del ser querido, se debe lidiar con la violencia infligida.

Cómo decía Erwin Stegel “ Se Mata quien vive en la desesperanza”. A esto hay que sumarle cierta cierta predisposición suicida que incluye rasgos de personalidad y espermicidas de sufrimiento intenso. Generalmente sin casos ligados a una infancia difícil, llena de inestabilidad emocional y social.

Cómo sociedad no podemos ponderar un acto así, les estamos fallando a nuestros jóvenes al no advertirles sobre esta ideación que se les vende como un buen amigo y luego pasa a sus familias una factura carísima de pagar.

Tal ves estemos padeciendo un sinsentido o vacío colectivo. Él suicida no es malo ni bueno, está enfermo. Enfermo de depresión y no quiere morir, quiere dejar de vivir de esa manera y eso es totalmente distinto.

Si un joven comienza a expresar frases como “ La vida no tiene sentido”, “Ya pronto no seré problema para ustedes” y “ Ustedes estarían mejor sin mí”, deben hablar con él y hacerle tres preguntas.

¿Estás pensando en matarte? Si tú lo sospechas es porque algo grave está pasando, no desoigas tu intuición como padre, madre o maestro. No existe peligro de que al preguntarlo le des ideas, pues sus actitudes demuestran que ya la tienen y por lo mismo decidiste cuestionárselo. Esto sirve de alivio a las personas que esta en conflicto, al fin puede poner sobre la mesa eso que lo atormenta y le da vueltas. Es una manera de demostrarle que nos interesa ñ, que nos preocupamos, y aunque esto sea cierto la mayoría de los padres, no todos logran transmitirlo de manera eficaz y muchos jóvenes piensan que verdaderamente no le importa a nadie. Es mejor formular esta pregunta incómoda, aunque temamos la respuesta, a nunca haberla hecho y ahora deseas volver el tiempo atrás.

2.-Si la primera pregunta fue afirmativa, entonces ahora debes preguntar: ¿Cómo pensabas hacerlo? Si nos dice de un balazo y sabemos que no tiene armas, eso nos permite ganar algo de tiempo; pero si asegura que pretendía arrojarse de la azotea y viven en un edificio, la ayuda que requiere es una intervención urgente, ya que las condiciones están puestas para ello.

¿Cuándo pensabas hacerlo? Si el plan es a largo plazo, el peligro no es inminente; pero si es corto, la ayuda profesional debe ser inmediata.

Estas preguntas pueden parecer muy delicadas, invadidas tal vez, pero son fundamentalmente para evaluar el grado de peligro y prevenirlo. En realidad, si se siente miedo de formularlas es quizá tienes terror a las respuestas. Debemos estar a su lado, tratar de no juzgarlo y ganarnos su confianza para que acepte ir con un especialista y seguir un tratamiento