Y ¿cómo aprendemos a amarnos?

CONTENIDO PSICOLÓGICO

Por Rebeca Holms Webber Re

Primero hay que tomar conciencia de que la construcción de la autoestima es un trabajo que no acaba nunca. Cuando empiezas a recorrer el camino de la construcción de la autoestima te das cuenta de que dura toda la vida, es un camino que te acompaña siempre, que nunca se acaba. Al principio parece escabroso, empinado, difícil; estrecho y largo. 

Pero con el tiempo se transforma en un camino llano, ancho, hermoso, rodeado de acontecimientos y circunstancias mágicas. Es un camino de belleza y experiencias cumbre, un camino que es la vida misma, el juego de la vida y que podrás transitar por puro placer desde el fluir y el agradecimiento. Un camino que termina el día que te mueres… O no… ¿Quién sabe?

Estoy convencida de que somos eternos; pero desconozco si el ego nos acompaña al otro lado, aunque quiero pensar que no.

Una vez nos disponemos a recorrer ese camino el eje central de la autoestima es la aceptación.

Me acepto tal y como soy, acepto mi dualidad, acepto que en mí hay una parte de luz y una parte de sombra, porque esta es la naturaleza de los seres humanos, la dualidad es intrínseca a la condición humana, y debo aceptar que eso también forma parte de mí. La ira, la envidia, la rabia, el resentimiento, la frustración, la impotencia, la tristeza, la pena, la inseguridad y todos los demás derivados del miedo son emociones humanas que existen en mí y en todos nosotros, de modo que las acepto como parte de mi naturaleza.

«La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal cual soy, entonces puedo cambiar».

Carl Rogers

Yo veo en mi consulta a personas con la autoestima destrozada que están locos por cambiar, que quieren mejorar a toda costa y se dedican a preguntarle a todo el mundo qué es lo que pueden cambiar o mejorar.

Es absurdo, pero se están sometiendo a juicios y proyecciones ajenas, y desde esa falta de amor hacia sí mismos no van a encontrar ninguna respuesta.

Primero acéptate tal cual eres, deja de intentar cambiar, deja de intentar agradar a los demás, limítate a ser tú. ¡Sé tú!

Acepta que en ti hay luces y sombras, o lo que vulgarmente se conoce como virtudes y defectos; no pasa nada, es algo inherente a la condición humana. En todos nosotros hay una parte de sombra y uno de nuestros problemas es que juzgamos esas sombras como malas y las reprimimos.

Las escondemos, las guardamos a cal y canto, no queremos que nadie vea que eso existe en nosotros; pero, paradójicamente, cuando intentamos ser «buenos» y reprimimos nuestra sombra, esta nos come por dentro y sale a borbotones, continua tomando el control de nuestras vidas cuando nos emborrachamos, cuando llegamos a casa y estamos con la gente con la que tenemos confianza o cuando perdemos el control de nuestros actos.

Pretender que eso no está y no mirarlo solo lo alimenta. Aceptar que tengo un lado oscuro es el primer paso para integrarlo; integrarlo implica mirarlo, asumir que también forma parte de mí y dejarlo salir poquito a poco, aceptar su presencia y aceptar que no es malo en sí mismo, que eso está en mí y que a veces, cuando me pongo rabiosa, exigente o iracunda con alguien es mi sombra la que está actuando.

No encierres a Mr. Hide en una jaula ya que cuando sale de ella es un loco. Que el Dr. Jeckyl y Mr. Hide vayan de la mano, de modo que a Mr. Hide no le quede más remedio que animar al Dr. Jeckyl a que brille. Haz que se conviertan en un equipo.

No reprimas tu sombra, si la reprimes la alimentas; obsérvala, observa qué situaciones la desatan y pregúntate a qué tienes miedo. Siempre que la sombra sale a flote es porque el miedo está presente.

Dejarla salir es una manera de darle luz.

Cuando identificamos que la sombra ha salido y que es la que nos ha movido a actuar así, podemos arrepentirnos brevemente y tratar de identificar el por qué, de modo que cada vez vaya teniendo más luz al reconocerla como parte de mí y de ese modo ir trascendiéndolo.

Pero lo que nunca, nunca haré es sentirme culpable. El que se instala en la culpa es el ego.

En lo que el corazón confía, la mente justifica, las emociones desean y la voluntad ejecuta. 

El corazón no es sólo el lugar donde se guarda las emociones, sino también la fuente de nuestras creencias, esperanza y confianzas más profundas.

Por lo tanto si pudiéramos escuchar con atención  en el corazón del otro,

entenderíamos los desafíos a los que cada uno se enfrenta a diario, 

nos  trataríamos con más gentileza, respeto, tolerancia, bondad y cuidado, eso es belleza y ternura.


Rebeca Holms Webber

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Un comentario en “Y ¿cómo aprendemos a amarnos?

  1. Lo importante es crucificar esa vieja naturaleza y vestirse de la nueva y saber si se puede cambiar . Libro de Colosenses de la Biblia . Si hay esperanza que la luz disipe la obscuridad. Amén. Es importante creer y accionar diferente en el cambio de pensar.

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