TU AM❤️R, MI MEDICINA

Por Judith Tapia Cerezo

Tu amor, Jesús, ha sido mi mejor medicina. Tu amor tan incondicional en un mundo condicionado; tu amor eterno ilimitado.

Ha sido sólo tu amor lo que me ha sanado, no he encontrado un amor igual, eres único, y estoy agradecida de todo lo que esa esencia me ha sacado de esos lugares tan oscuros, tristes y desérticos.

Gracias Cristo porque siempre has sido tú y solo tú el que ha llegado cuando no había encontrado salida; me has mostrado esa luz y he llegado al final del túnel caminando contigo, y has sido esa puerta que me ha sacado a verdes pastos; estoy tan agradecida con tu amor; me llena tanto, me da plenitud del vacío, queda pleno. Estoy conectada contigo, siento alegría y un gozo, no importando las circunstancias; sanas mis emociones del temor; sanas mi cuerpo, porque es medicina las palabras que salen de tu corazón.

Tu bondad; todas tus virtudes que han sido las que me inspiran a seguir cuando ya no tenía fuerza. Ha sido sólo tu amor Jesús, mi medicina.

Cuando para el mundo no eres alguien, para ti yo soy todo tu mundo y tú para mí; un amor recíproco cuando en el mundo no hay reciprocidad; un amor fiel, ideal, que, a pesar de mi infidelidad, Él sigue firme.

Estoy agradecida con ese amor, Jesús, que ha sanado mi vida, me has dado amor, eternidad y esperanza de que después, algún día de estar aquí en la tierra donde hay lágrimas, enfermedad y dolor me darás un lugar donde no existe nada de eso y podré descansar en ti y en tu corazón, en tus brazos. Eres el mejor refugio.

Gracias por salvarme de mi angustia, de mis emociones desordenadas, de mis impulsos, de mis vicios. He sido viciosa del azúcar; tú me sacaste de empezar a dejar el sobrepeso, del cáncer que causa su exceso, de emociones no canalizadas en ti, y que se vuelven tóxicas, se vuelven veneno, igual que ciertos alimentos adictivos de este mundo; y tan sólo ha sido tu amor el que ha transformado mi interior y mi exterior; me has sanado de enfermedades que el mundo llama incurables, pero para ti, todopoderoso, no hay nada incurable.

 El mundo me quiso sanar con una medicina que daña el corazón, que iban a tener que monitorear porque podría ser lastimado, y, al contrario, tú me sanaste de ese cáncer.

Sanándome, restaurando lo que fue herido con las palabras abusivas que son hirientes como espada, la falsedad de la identidad con que el mundo te miente y te engaña; te hacen creer y perder la identidad con la que tú me ves, y tu amor ha sido y sigue siendo en el proceso mi mejor medicina. Te agradezco Jesús, estoy agradecida a ti, porque sólo tú has podido verme tal cual soy y aceptarme. He sido aceptada en el amado y eso es lo que me da tu paz.

Esa paz que sobrepasó todo entendimiento guarda mi corazón y guarda mi mente.

Gracias Jesús. No puedo más que escribirte esta carta de amor y dar a conocer a otros, que eres un padre amoroso y bondadoso en un mundo donde ya no hay paternidad y está escasa, donde el amor es difícil de encontrar, donde el amor se limita a un atractivo físico y se va cuando encuentra un capricho mejor.

Tu amor ha sido como el de un amado, el de un esposo, el de un amigo. Has sido lo mejor con lo que he caminado en mi vida.

Me has inspirado a ser mejor, porque solo tú has sido el que ha cambiado mi percepción.

Te agradezco Jesús todo lo que has hecho hoy en mí. Te pido que lo hagas en otros y toques su corazón; que ellos puedan sentirse rendidos y entregados absolutamente cada día más y más a tu corazón.

Gracias, Padre.