Consecuencia de la negación de tus sentimientos

Por Robin Norwood

CONTENIDO PSICOLÓGICO

Se puede definir a la negación como el hecho de rehusarse a admitir la realidad en dos niveles: en el nivel de lo que está sucediendo en realidad, y en el nivel de los sentimientos.

Examinemos la forma en que la negación ayuda a preparar a una niñita para crecer y convertirse en una mujer que ama mucho. 

Cuando niña puede, por ejemplo, tener un progenitor que rara vez esté en casa por las noches debido a aventuras extramatrimoniales.

Al decirse ella misma, o al decirle otros miembros de la familia, que ese progenitor está «trabajando», ella niega que haya problemas entre sus padres o que esté sucediendo algo anormal. Eso evita que sienta miedo por la estabilidad de su familia y por su propio bienestar.

Además, ella se dice que ese progenitor está trabajando mucho, lo cual despierta compasión en lugar de la ira y la vergüenza que sentiría si enfrentara la realidad. De esa manera, niega tanto la realidad como sus sentimientos con respecto a esa realidad, y crea una fantasía con la que le resulta más fácil vivir.

Con la práctica, adquiere mucha habilidad para protegerse del dolor en esa forma, pero al mismo tiempo pierde la capacidad de elegir libremente lo que hace. Su negación obra en forma automática, involuntaria.

En una familia disfuncional siempre hay una negación compartida de la realidad.

Por serios que sean los problemas, la familia no se vuelve disfuncional a menos que se produzca la negación. Más aun, si algún miembro de la familia intentara librarse de esa negación, por ejemplo describiendo la situación familiar en términos precisos, el resto de la familia se resistiría con fuerza a esa percepción.

A menudo se utiliza el ridículo para poner a esa persona en su lugar, o, si eso fallara, el miembro renegado de la familia es excluido del círculo de aceptación, afecto y actividad,

Nadie que utilice el mecanismo de defensa de la negación hace una elección consciente de excluir la realidad, de usar anteojeras a fin de dejar de registrar con precisión lo que dicen y hacen los demás, como nadie en quien opere la negación decide dejar de sentir sus propias emociones. Simplemente «sucede» a medida que el yo, en su lucha por proporcionar protección contra los miedos, las cargas y los conflictos abrumadores, cancela la información que resulta demasiado problemática.

Es posible que una niña cuyos padres pelean con frecuencia invite a una amiga a pasar la noche en su casa.

Durante la visita de su amiga, ambas niñas despiertan por la noche debido a las fuertes discusiones de los padres. La visitante susurra: «Oye, qué ruidosos son tus padres. ¿Por qué gritan así?»

La hija, avergonzada, que ha permanecido despierta durante muchas de esas peleas, responde vagamente: «No lo sé», y luego permanece allí, angustiada e incómoda, mientras los gritos continúan. La pequeña invitada no tiene idea de por qué su amiga comienza a evitarla de allí en adelante.

La hija rechaza a su invitada porque ésta fue testigo del secreto familiar, y por lo tanto le recuerda lo que ella preferiría negar. Los hechos embarazosos como la pelea de los padres durante esa visita son tan dolorosos que la hija se siente mucho más cómoda negando la verdad, y de esa manera evita, cada vez con más asiduidad, cualquier cosa o cualquier persona que amenace desmantelar su defensa contra el dolor.

No quiere sentir su vergüenza, su miedo, su ira, desamparo, pánico, desesperación, pena, resentimiento, hastío. Pero debido a que esas emociones fuertes y conflictivas son aquello contra lo que ella tendría que luchar si se permitiera sentir algo, prefiere no sentir

Esta es la fuente de su necesidad de controlar a las personas y los acontecimientos de su vida. Al controlar lo que sucede a su alrededor, trata de crear para sí misma una sensación de seguridad. Nada de conmociones, nada de sorpresas, nada de sentimientos.

Cualquier persona que se encuentre en una situación incómoda trata de controlarla, en la medida en que le sea posible. Esta reacción natural se exagera en los miembros de una familia enferma porque hay mucho dolor.

Es inevitable que los hijos carguen con un sentimiento de culpa por problemas graves que afectan a su familia. Eso se debe a que, a través de sus fantasías de omnipotencia, creen que son la causa de las circunstancias familiares y que tienen el poder de modificarlas, para bien o para mal.

Muchos hijos infortunados reciben activamente la culpa, por parte de los padres o de otros miembros de la familia, por problemas sobre los cuales los niños no tienen control. Pero aun sin la acusación verbal de otros, un niño asume una gran parte de la responsabilidad por los problemas de su familia.

Para nosotros no resulta fácil ni cómodo considerar que el comportamiento desinteresado, el «ser bueno» y los esfuerzos por ayudar pueden ser en realidad intentos de controlar, y que no tienen motivaciones altruistas.

Yo vi esta dinámica representada en forma sencilla y sucinta en el cartel ubicado en la puerta de una agencia donde trabajé una vez. Mostraba un círculo en dos tonos, cuya parte superior era un sol naciente amarillo y brillante y cuya parte inferior estaba pintada de negro.

El cartel decía: «La ayuda es el lado soleado del control». Servía para recordamos a los terapeutas y a nuestros pacientes que debemos analizar constantemente los motivos que hay detrás de nuestra necesidad de cambiar a los demás.

Cuando los esfuerzos por ayudar provienen de personas con antecedentes desdichados, o que están atravesando relaciones llenas de tensiones, siempre hay que sospechar la necesidad de controlar.

Cuando hacemos por otro lo que él mismo puede hacer, cuando planeamos el futuro o las actividades diarias de otro, cuando sugerimos, aconsejamos, recordamos, advertimos o tratamos de persuadir con halagos a alguien que no es una criatura, cuando no podemos soportar que esa persona enfrente las consecuencias de sus actos y por eso tratamos de cambiar sus actos o prevenir las consecuencias de los mismos: eso es controlar.

Nuestra esperanza es que si podemos controlar a esa persona, entonces podemos controlar nuestros sentimientos en los aspectos en que nuestra vida se une a la suya. Y, por supuesto, cuanto más nos esforzamos por controlarlo, menos podemos hacerlo.

Pero no podemos detenernos. Una mujer que habitualmente practica la negación y el control se verá atraída a situaciones que exijan esas características.

La negación, al mantenerla fuera de contacto con la realidad de sus circunstancias y de sus sentimientos respecto de esas circunstancias, la llevará a relaciones cargadas de dificultad. Entonces ella empleará toda su habilidad para ayudar/controlar a fin de hacer que la situación sea más tolerable, negando todo el tiempo lo grave que es en realidad. La negación alimenta la necesidad de controlar, y el inevitable fracaso en los intentos de controlar alimenta la necesidad de negar.

Esta dinámica se ve ilustrada en las siguientes historias. Estas mujeres han ganado una buena medida de discernimiento en su conducta mediante la terapia y, cuando fue apropiado debido a la naturaleza de sus problemas, por medio del contacto con otros grupos de apoyo.

Han podido reconocer su patrón de querer ayudar como lo qué realmente era: un intento con motivaciones subconscientes de negar su propio dolor controlando a quienes tenían más cerca.

La intensidad del deseo de cada mujer de ayudar a su pareja es un indicio de que se trata más de una necesidad que de una elección. 

«La vida te decepciona para que dejes de vivir con ilusiones y veas la realidad.»

La vida destruye todo lo superfluo hasta que quede solamente lo importante.

La vida no te deja en paz, para que dejes de culparte y aceptes todo como «es»

La vida va a retirar lo que tienes, hasta que dejes de quejarte y empieces a agradecer. La vida envía personas conflictivas para curarte, para que dejes de mirar hacia fuera y empieces a reflejar lo que eres por dentro

La vida te permite caer de nuevo y de nuevo, hasta que decidas aprender la lección. La vida te quita del camino y te presenta encrucijadas, hasta que dejes de querer controlar todo y fluyas como un río.

La vida pone a tus enemigos en la carretera, hasta que dejes de «reaccionar» La vida te asusta y te asustará cuantas veces sea necesario, hasta que pierdas el miedo y recuperes tu fe.

La vida te distancia de las personas que amas, hasta que entiendas que no somos ese cuerpo, sino el alma que contiene. La vida se ríe de ti muchas y muchas veces, hasta que dejes de tomar todo tan en serio y puedas reírte de ti mismo.

La vida te rompe en tantas partes cuantas sean necesarias, para que la luz penetre en ti

La vida te enfrenta a los rebeldes, hasta que dejes de tratar de controlar.

La vida repite el mismo mensaje, si es necesario con gritos y tapas, hasta que finalmente lo escuches.

La vida envía rayos y tormentas, para despertar. La vida te humilla y a veces te derrota de nuevo y de nuevo hasta que decidas dejar que tu ego muera.

La vida te niega bienes y grandeza hasta que dejes de querer bienes y grandeza y comiences a servir.

La vida corta tus alas y poda tus raíces, hasta que no necesites alas ni raíces, sólo desaparezcas en las formas y tu ser vuele.

La vida te niega milagros, hasta que entiendas que todo es un milagro. La vida acorta tu tiempo, para que te apures en aprender a vivir.

La vida te ridiculiza hasta que te hagas nada, nadie, para que entonces te convierta en todo.

La vida no te da lo que quieres, sino lo que necesitas para evolucionar.

La vida te lastima y te atormenta hasta que sueltes tus caprichos y berrinches y aprecies la respiración.

La vida te esconde tesoros hasta que aprendas a salir a la vida y buscarlos.

La vida te niega a Dios, hasta que lo veas en todos y en todo.

La vida te despierta, te poda, te rompe, te decepciona…

pero créeme, eso es para que tu mejor yo se manifieste…

hasta que sólo el amor permanezca en ti.

Bert Hellinger

¡ Hola Bienvenido !

Robin Norwood

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3 comentarios sobre “Consecuencia de la negación de tus sentimientos

  1. Vivir en la fantasía no nos permite madurar y crecer , cuando vemos lo que no queríamos ver para solucionarlo y aprender a perdonar y empezar de nuevo sin las notas de reproches y resentimientos que hicieron en el pasado , el arrepentimiento es refrigerio de los huesos, la fantasía es vivir de mal en peor cada día más y Dios quiere el corazón rendido y a él en el trono y no el ego.

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