Crónicas Bíblicas, Filemón Segunda Parte.

Por John Macarthur

CRONICAS BÍBLICAS

Restauración

Pablo sugirió que todos estos eventos habían sido orquestados por una buena razón de la Divina Providencia:

”Porque quizás  para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor» (vv. 15-16, énfasis añadido).

Sin lugar a dudas, es difícil no ver la mano de Dios en la historia de Onésimo. La providencia dispuso todos los detalles para que se encontrara con Pablo en un lugar tan distante de Colosas. La gracia divina le atrajo hacia Cristo y transformó su vida y actitud por completo.

Y ahora bajo la guía del Espíritu Santo, Onésimo estaba regresando

para procurar reconciliarse con el amo a quien había defraudado. En

medio de todo aquello, el apóstol Pablo ganó a un amigo y afectuoso

siervo, sin mencionar el ánimo y la ayuda que recibió de Onésimo. Y

ahora Filemón estaba recuperando a su siervo, después de haberlo

prestado sin proponérselo a un querido amigo a quien anhelaba ayudar y servir, pero imposibilitado humanamente para hacerlo.

¡Sólo Dios! podía extraer tanto bien de un acto propio de la pecaminosidad humana! (cp. con Gn. 50:20; Ro. 8:28).

Pablo le pidió a Filemón no solamente que aceptara a Onésimo, sino también que lo restableciera. Más que simplemente colocarlo de nuevo en su antigua posición como esclavo, Pablo le pidió a Filemón que lo recibiera «no ya como esclavo, sino como más que un esclavo, como hermano amado» (v. 16).

Algunos han mal interpretado esta expresión, infiriendo que Pablo estaba solicitando la emancipación de Onésimo. Pero no hay ninguna razón para leer tal conclusión en la petición de Pablo. Como notamos anteriormente, los apóstoles no consideraban la gran comisión de nuestro Señor como una campana para liberar esclavos. En otra parte Pablo escribió:

Cada uno en el estado en que fue llamado, en el se quede. Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. – 1 Co. 7:20-22

No obstante, Pablo alentó a Filemón para que no recibiera a Onésimo como un simple esclavo, sino también como un hermano en Cristo. Pablo, quien estaba familiarizado con el compromiso de Onésimo con Cristo, sabía que el esclavo sería una valiosa fuente de gozo, ánimo y compañerismo para Filemón.

Costo

Bien sea que Filemón haya perdonado la deuda o no, Pablo estaba tan comprometido con ver cumplida esa reconciliación, que reiteró su promesa de pagar la deuda.

A fin de hacer de su oferta algo así como un contrato oficial, él firmó la promesa escribiendo de su puño y letra: «Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré» (v. 19). Normalmente Pablo dictaba sus cartas, y para asegurar su autenticidad, a menudo escribía un breve saludo de al final con su propia mano (véase Col. 4:18; 2 Ts. 3:17).

En este caso, la tradición de la iglesia primitiva dice que Onésimo fue quien actuó como amanuense de Pablo.

Entonces Pablo terminó dramáticamente la carta escribiendo: «Te lo debo». Así recalcó su gran deseo de reconciliación entre estos dos hermanos, y selló formalmente su promesa a Filemón con una garantía contractual de obligatorio cumplimiento.

Onésimo no tenía medios para pagar la deuda por sí mismo. Era un simple esclavo, para empezar. Además, desde su conversión en Roma, parece que estaba dedicado al servicio del apóstol Pablo (cp. W.11-13; Col. 4:9), y eso significaba que probablemente no había conseguido ninguna clase de trabajo remunerado.

Es muy posible que Pablo, por el otro lado, tuviera suficientes recursos económicos para pagar la deuda, gracias a que la iglesia de los filipenses había sido tan generosa con él en su tiempo de necesidad (p. Fil. 4:14-18).

No obstante, casi que usando una indirecta, Pablo le recordó a Filemón que él mismo le debía a Pablo una deuda impagable: «Por no decirte que aun tú mismo te me debes también» (v. 19).

Con todo derecho, si Filemón cargaba la deuda de Onésimo a la cuenta de Pablo, la deuda quedaría automáticamente cancelada porque Filemón tenía con Pablo una deuda muchísimo mayor. La deuda de Onésimo a Filemón podía medirse con cifras numéricas; la deuda de Filemón a Pablo era una obligación eterna y espiritual. Después de todo, Pablo era quien lo había llevado a conocer a Cristo. Esa era una deuda incalculable que Filemón jamás podría pagar.

Esta es una perspectiva que todo cristiano debería tener. Todos nosotros debemos nuestra misma existencia a la inmensurable gracia de Dios. Esa es una deuda que no podemos esperar ser capaces de pagar algún día. En ningún momento se justifica que le neguemos la gracia a los demás. Si nuestras ofensas eternas contra Dios han sido pagadas por Cristo,

¿acaso no podemos llevar sobre nuestros hombros la carga de una ofensa temporal que otra persona haya cometido contra nosotros? Este principio es el mensaje que Jesús quiere transmitir con la parábola sobre el siervo que no quería perdonar.

No hay ninguna duda de que el perdón cuesta mucho, y este episodio ilustra ese hecho. Pero el perdón más costoso de todos fue comprado con el sacrificio expiatorio de Jesucristo, y los que se benefician de ese gran regalo tienen todas las razones necesarias para perdonar a otros, a pesar del costo que ello implique. Cualquier ofensa que se haya cometido contra nosotros no es nada en comparación, sin importar cuán grande pueda parecer esa ofensa según los estándares humanos.

El resultado

¿Perdonó Filemón a Onésimo? Aunque las Escrituras no registran especificamente en qué terminó el incidente, hay varias razones para suponer que la respuesta de Filemón había sido conforme a todo lo que Pablo había esperado.

Por un lado, la epístola de Pablo llegó a estar incluida en el canon del Nuevo Testamento. Después de todo, ésta era una carta privada dirigida a Filemón, y es muy poco probable que él hubiera permitido que circulara entre las iglesias si él hubiera decidido rechazar la propuesta de Pablo.

Además, si Filemón era el hombre de carácter que Pablo representa, es impensable que hubiera desdeñado el consejo de Pablo. (Si él no fuera el hombre amoroso y piadoso que Pablo describió, entonces tendríamos un problema con la confiabilidad de las Escrituras.) Además, si Filemón no hubiera perdonado a Onésimo, es bastante improbable que la iglesia primitiva hubiese recibido la epístola en el canon sin que alguien protestara. Así que la misma presencia de esta epístola en el canon es una fuerte evidencia de que Filemón hizo lo que Pablo le solicitó.

Los registros históricos dicen que Pablo fue soltado de la prisión tal como lo esperaba (v.22). Sabemos que él viajo bastante en los años restantes de su vida, y si pudo cumplir sus planes, entonces habría regresado a Colosas para ver con sus propios ojos qué tan bien se habrían reconciliado mutuamente sus dos hijos en la fe.

Unas décadas más tarde, poco tiempo después de finalizado el primer siglo, Ignacio, uno de los primeros padres de la iglesia, escribió tres epistolas a la iglesia en Efeso. Las primeras dos de esas epístolas se refieren al pastor de Éfeso como «Onésimo, un hombre de amor indescriptible».

Es imposible decir si se trataba o no del mismo Onésimo.

Si es así, para entonces habría sido un hombre anciano, de por lo menos setenta años. Si era un otro Onésimo más joven, puede haber sido alguien nombrado en honor del viejo esclavo que había sido tan útil para el apóstol Pablo.

Solamente en el cielo se revelará toda la verdad sobre el final de la historia. Y allí vamos a aprender, estoy seguro, que los frutos de un simple acto de perdón tienen un alcance inimaginable. En este caso, mucho antes de que Filemón perdonara, ya estaban sembradas las semillas para una abundante cosecha de fruto espiritual, porque la breve carta de apelación de Pablo a Filemón llegó a estar en el Nuevo Testamento, donde continua retándonos a todos nosotros para que perdonemos a los demás como Cristo nos perdonó. Y para Pablo y Filemón y Onésimo, la reconciliación de esta relación rota habría sido uno de esos momentos sublimes cuando todos salen triunfantes:

Pablo porque tuvo parte en el gozo de reconciliar a dos queridos amigos suyos, Onésimo porque le fue perdonada una deuda impagable, y Filemón porque recibió las bendiciones eternas que vienen sobre aquel que perdona.

INDICE DE CRÓNICAS BÍBLICAS

NOTICIAS DEL REINO

TU PERIÓDICO DIGITAL

TE INVITA

A leer Crónicas Bíblicas

Recogiendo una historia de los textos Bíblicos, narrado por Teólogos reconocidos narrada de una manera amena, apegada a la verdad con una doctrina sana. te dejo el enlace para que puedas leer estas diferentes historias no te la puedes perder.

Gedeón

Sansón

La Hermana de Moisés Primera Parte: Miriam

JOSÉ :PORQUE DIOS LO ENCAMINÓ A BIEN.

Filemón Primera Parte.

Comparte con amigos, familia en tu redes sociales.

¡ Gracias !

Deja un comentario