Percepciones y Sentimientos hayan sido, Ignorados o negados.

Por Robin Norwood

Si bien ese aspecto es importante, más crítico aun es el hecho de que sus percepciones y sentimientos hayan sido, en su mayor parte, ignorados o negados en lugar de ser aceptados y valorados.

Un ejemplo: Los padres están peleando. La hija tiene miedo. La hija pregunta a la madre: «¿Por qué estás enojada con papá?» La madre responde: «No estoy enojada», pero se ve furiosa y perturbada. Ahora la hija se siente confundida, más temerosa, y dice: «Yo te oí gritar.» La madre responde, enfadada: «¡Te dije que no estoy enojada, pero lo estaré si insistes con esto!»

 Ahora la hija siente miedo, confusión, enojo y culpa. Su madre ha implicado que sus percepciones son incorrectas, pero si eso es verdad, ¿de dónde provienen esos sentimientos de miedo?

Ahora la niña debe elegir entre saber que tiene razón y que su madre le ha mentido deliberadamente, o pensar que se equivoca en lo que oye, ve y siente.

A menudo se conforma con la confusión y deja de expresar sus percepciones para no tener que experimentar la aflicción de que se las invaliden. Eso deteriora la capacidad de una niña de confiar en sí misma y en sus percepciones, tanto en la niñez como en la edad adulta, especialmente en las relaciones cercanas.

La necesidad de afecto también puede ser negada o satisfecha en forma insuficiente. Cuando los padres están peleando o atrapados en otro tipo de luchas, es probable que quede poco tiempo y atención para los hijos. Eso hace que la niña sienta hambre de amor y, al mismo tiempo, no sepa cómo confiarlo o aceptarlo y se sienta inmerecedora de él.

Ahora bien, en cuanto a la primera parte de la característica —provenir de un hogar disfuncional— los hogares disfuncionales son aquellos en que se dan uno o más de los rasgos siguientes:

Abuso de alcohol y/u otras drogas (prescriptas o ilegales).

Conducta compulsiva como, por ejemplo, una forma compulsiva de comer, de trabajar, limpiar, jugar, gastar, hacer dieta, hacer gimnasia, etc.; estas prácticas son conductas adictivas, además de procesos de enfermedad progresivos.

Entre muchos de sus efectos, alteran y evitan el contacto sincero y la intimidad en una familia.

Maltrato del cónyuge y/o de los hijos.

Conducta sexual inapropiada por parte de uno de los progenitores para con un hijo o hija, desde seducción hasta incesto.

Discusiones y tensión constantes.

Lapsos prolongados en que los padres se rehúsan a hablarse.

Padres que tienen actitudes o principios opuestos o que exhiben conductas contradictorias que compiten por la lealtad de los hijos.

Padres que compiten entre sí o con sus hijos.

Uno de los progenitores no puede relacionarse con los demás miembros de la familia y por eso los evita activamente, al tiempo que los culpa por esa efusividad.

Rigidez extrema con respecto al dinero, la religión, el trabajo, el uso del tiempo, las demostraciones de afecto, el sexo, la televisión, el trabajo de la casa, los deportes, la política, etc. Una obsesión por alguno de esos temas puede impedir el contacto y la intimidad, porque el énfasis no se coloca en relacionarse sino en acatar las reglas.

Si uno de los progenitores exhibe alguno de estos tipos de conducta u obsesiones, resulta perjudicial para el hijo.

Si ambos padres están atrapados en alguna de esas prácticas nocivas, los resultados pueden ser más perjudiciales aun.

A menudo los padres practican tipos de patología complementarios. Por ejemplo, una persona alcohólica a menudo se casa con otra que come compulsivamente, y entonces cada uno lucha por controlar la adicción del otro.

Con frecuencia, los padres también se equilibran mutuamente en formas dañinas, cuando una madre abrumadora y sobreprotectora está casada con un padre irascible que tiende al rechazo, en realidad las actitudes y la conducta de cada uno de ellos inducen al otro para continuar relacionándose con los hijos en una forma destructiva.

Las familias disfuncionales presentan muchos estilos y variedades, pero todas comparten un mismo efecto sobre los hijos que crecen en ellas: esos hijos sufren cierto grado de daño en su capacidad de sentir y relacionarse.

¿Qué es la empatía?


La empatía es una habilidad que se puede
trabajar e incrementar con el tiempo.

¿Por qué
es importante?

Te permite construir
relaciones personales significativas y mejorar
la calidad de las que ya tienes actualmente.


Todos debemos practicarla!


¿Qué es
la empatía?
Conciencia de los sentimientos,
necesidades y problemas de los demás.


Capacidad para responder a los
demás, expresando que les hemos
comprendido.


Destreza
para comprender, expresar
y regular los fenómenos emocionales.
Esfuerzo por comprender los
sentimientos y actitudes de las personas.

Autor de la Red

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