¿ Por qué dejó de Amarme? Parte 1

Por Roberta Sánchez

CONTENIDO PSICOLÓGICO

Algunas posibilidades. Hay otra persona, quiere reinventarse y para eso necesita estar solo (tú serías un estorbo) o, simplemente, y esta es la peor, el sentimiento se ha apagado sin razón ni motivos especiales.

Un hombre, me decía entre lamentos; «Lo que lo hace más cruel, lo que más me duele, aunque parezca absurdo, ¡es, que no me ha dejado por nadie! Nada le impide estar conmigo, sino ella misma…». Y es verdad, un desamor sin razones objetivas es más difícil de sobrellevar, porque, la conclusión no se asimila fácilmente. «Si no hay nada externo, ni amantes, ni crisis, ni una enfermedad; no cabe duda, ¡el problema soy!»

Más tarde, sobreviene el repaso histórico, en el que se busca hasta el más mínimo error o se inventa.

Lo que hemos hecho mal, lo que podríamos haber hecho y no hicimos, los defectos que deberíamos mejorar (si se nos brindara otra oportunidad). En fin, todo lo personal, es rigurosamente examinado.

¿Me aceptarías nuevamente si prometo cambiar?

Una fuerza desconocida, te lleva a pensar que eres capaz de hacer un cambio extremo en tu persona y reconquistar el amor perdido (crees sinceramente que, donde hubo un romance tan maravilloso, alguna cosa debe quedar). Le cuentas la «buena nueva» a tu ex, le juras que tendrá a su lado una persona renovada, y te haces un haraquiri emocional en su presencia, pero vuelves a encontrarte con el silencio aterrador de antes.

Como último recurso, te inventas un optimismo de segunda;«Quizá mañana cambie de parecer, quizá mañana despierte de su letargo». Y, como al otro día no pasa nada, decides esperar un poco más, y así pasan las horas, los días.

Al mes, has adelgazado cinco kilos, y él o ella se mantiene firme en su decisión. Una vez más; ya no te quiere. Es una realidad, y te niegas a aceptarla.

VENCER O MORIR.

Y, cuando todo parece acabado, te sacas un as de la manga. 

Desde tu más tierna infancia, te han enseñado que nunca había que darse por vencido y que debemos luchar por lo que consideramos justo y valioso, así que, decides llevar a cabo una reconquista. Pero, a cada intento, te humillas y el rechazo se confirma.

Pensar que las cosas que hacemos por amor nunca son ridículas, es un invento de los que se profesan afecto. El amor te doblega, hace que te arrastres, y, si te descuidas, acaba contigo.

Con el paso de los días, a medida que el abandono se hace evidente, tu autoestima va para

abajo. Uno no puede lidiar solo quijotescamente contra el desamor de la pareja e intentar salvar la relación. Se necesitan dos personas, dos ganas, dos necesidades, dos que, «quieran querer»

Cuando verdaderamente ya no te aman; con independencia de las razones y causas posibles, hay que deponer el espíritu guerrero y no librarse a una batalla inútil y desgarradora. Luchar por un amor imposible, nuevo o viejo, deja muchas secuelas. Mejor sufrir la pérdida de una vez, que someterse a una incertidumbre sostenida y cruel; mejor un realismo desconsolador, que la fe que ignora razones, que nunca mueve montañas.

¿Hay otra persona?

Si tu pareja es infiel, te convertirás en un obstáculo para sus planes. El desamor que sienta por ti, no será ni tan limpio, ni tan honesto. Querrá quitarte de en medio para seguir libremente con su amante.

Es cuestión de espacio. «Otra persona ha entrado en mi corazón y ya no cabes tú». No se trata de alejamiento transitorio, sino de exclusión y a veces de desprecio. También existe otra posibilidad que le agrega más dolor y desconcierto al que ya tienes; no sólo te deja a un lado porque hay alguien más, sino que te culpa directamente por lo ocurrido.

En lo más profundo de tu ser, sabes que deberías alegrarte de que semejante personaje se haya ido de tu vida, pero la dignidad suele doblegarse ante la avalancha de interrogantes motivados por eldespecho y el apego. «¿Por qué a mí?», «¿Qué tiene el otro o la otra que yo no tenga?», «¿Desde cuándo me es infiel?», «¿Es mayor que yo, tiene más dinero, es más atractivo?».

Las ganas de escarbar y meterse uno mismo el dedo en la llaga,tienen mucho de masoquismo y bastante de desesperación. El cómo, cuándo y dónde, no pesan tanto como qué te hizo. Lo que importa es que fue infiel y no te quiere; lo otro es secundario o una forma de alimentar el morbo. ¿Realmente esperas que el universo, en su infinita bondad, te devuelva a tu pareja en perfecto estado, como si nada hubiera pasado? Los «milagros amorosos» y las «resurrecciones afectivas» son pura superstición. 

Cuando el amor se acaba, hay que enterrarlo. El desamor que libera, es el lado feliz del despecho, la pérdida que merece festejarse.

Quién lo iba decir; hay veces en que el desamor del otro, nos quita el peso de la incertidumbre. ¡Ya no tendrás que deshojar margaritas! ¡Se acabaron las indagaciones y las pesquisas existenciales! Hay dudas dolorosas que la certeza calma.

Una paciente me comentaba: «Ya no estaba segura de si él me quería, y durante meses traté de descifrar sus sentimientos. ¡Cuánto sufrí! Pasaba de la ilusión, a la desilusión en un instante. Y es curioso, cuando me dijo que quería separarse, sentí alivio». ¿Cómo no sentirlo? ¿Cómo no reconocer que el sufrimiento de ver las cosas como son, crudamente, conlleva algo de bienestar?: «¡Ya sé a qué atenerme!»

No todo desamor es malo, y no todo amor es sostenible. Recuerdo a una paciente, amante de un mafioso, a quien éste utilizaba como si fuera una esclava sexual. Tenía que estar disponible las veinticuatro horas y vivía amenazada de muerte si miraba a otro hombre.

Pues bien, el truhán se enganchó a una jovencita de dieciocho años de edad, y automáticamente, mi paciente pasó a ser una bruja fea y vieja. Cuando ella me preguntó qué podía hacer al respecto, le recomendé que se afeara lo más posible porque había que ayudar al destino. Al poco tiempo, la echó a la calle sin ningún tipo de miramientos. En realidad, le abrió la jaula y la echó a volar. ¡Bendito el desamor que les llega a los mal casados, a los mal emparejados, a los que se hacen daño en nombre del amor!

Propuestas para no morir de amor, cuando ya no te quieren:

1. APRENDER A PERDER, AUNQUE DUELA.

¿Tiene sentido perseguir algo o a alguien que ya ha escapado a tu control? Se ha ido, ya no está, ya no quiere estar. ¿Para qué insistir? Hay cosas que te son imposibles, no importa el deseo y la ganas que le pongas. ¿Qué opinarías de alguien que pataleara y se retorciera de rabia porque llueve? ¿No sería mejor sacar el paraguas que lloriquear y protestar contra el mal tiempo? Aprender a perder,es la capacidad que tiene una persona para discernir qué depende de uno y qué no, cuándo insistir y cuándo dejarse llevar por los hechos. No tiene mucho sentido «convencer» a alguien de que te quiera (el amor no sigue ese camino), pero sí puedes despejar tu mente para dejar entrar a una persona que se sienta feliz de amarte.

Es mejor que emplees cada gota de energía y sudor en sanar tu alma, que invertirla en lamentarte por lo que podría haber sido y no fue. Los que se quieren a sí mismos, emplean esta frase afirmativa y orgullosa; saludable, a fin de cuentas: «Si alguien no me quiere, no sabe lo que se pierde».

Como consuelo, he conocido infinidad de personas que fueron abandonadas, y con el tiempo, terminaron agradeciendo la ruptura porque encontraron a alguien mejor para ellos. Piensa en los amores que han pasado por tu vida, en lo que representaron en su momento, en aquella adolescencia ciega y frenética de amor, y míralo ahora con la perspectiva que dan los años. ¿Te provocan algún impulso irrefrenable, algún sentimiento desbordado? ¿Te agitan, te mueven, te angustian? No, ¿verdad?

La memoria emocional, ha dado paso a una memoria más conceptual, fría y adaptativa. Muchos de

esos recuerdos no pasan de ser una anécdota, elementos de tu historia personal y parte de tu currículum vítae afectivo. ¡Y habrías hecho cualquier cosa para mantener esas relaciones!

En su momento, pensabas y sentías que morirías en cada adiós o por cada amor no correspondido, pero actualmente, no te hacen ni cosquillas. Pues lo mismo ocurrirá con la persona que hoy ha dejado de amarte. Será un recuerdo más, cada vez más aséptico y distante. A medida que el tiempo transcurra y empieces a vivir tu vida, llegará la calma.

No existen fármacos para este tipo de dolor, no hay una píldora para «el día después» o los seis meses posteriores, que es lo que más o menos dura un duelo. Hay que soportarlo y resistir, como si se tratara de un combate de boxeo. Hoy le ganas un round al sufrimiento y mañana te lo gana él. Lo único que debe preocuparte es no perder por knockout. Porque si aguantas; aunque te desplomes sobre la lona una y otra vez, te aseguro que ganarás por puntos.

2. EN LOS AMORES IMPOSIBLES: LA ESPERANZA ES LO PRIMERO QUE HAY QUE PERDER.

continuará.

La Imperfecta Mujer Que Vive En Ti

Ella tiene más historias que años.
Carga consigo más decepciones que aciertos, más heridas que trofeos y muchas más soledades que abrazos.


De los quinientos defectos que tiene, cuatrocientos noventa y nueve le pertenecen, el otro resto es inventado; pero no le pesan, porque aprendió a quererlos, a mejorarlos, a llevarlos, como lleva la sonrisa en la boca aunque le duelan los labios.

Ella es un sueño de carne y hueso, un ángel de fuego, un universo con alma, un planeta extraño.
Es la que le puso coraje a todo cuando el mundo le dio la espalda.
Ella, la que está dolida y baila, la que está hundida y viaja, la que tiene miedo y acelera; la que se mantiene fiel y no cambia. Perfectamente imperfecta, nada de belleza estándar.

Distinta a todas, loca, furiosa, rebelde, apasionada.
Esa a la que le apagan la luz y más brilla, a la que le tapan el sol y más renace, la que puede ser semilla, árbol, flor y primavera.

Ella es la lluvia que inunda cuando llora, grita su dolor en forma de Borbonets fuerte, irradia, impone y del sufrimiento ella surge.

La mujer que carga con un cuerpo que a veces no soporta, la que se tiñe de defectos y se inventa en un sólo día la rabia de labios rojos que desafía todas causa de derrota.

Completa, rota, partida, agria, así toda imperfecta, se ondea con cautela frente a los ojos del mundo, se estremece en las manos del mismo infierno, dura, áspera, hostil, voluble un día y amante por meses.

Grandiosa como la mires, en ruinas como el mayor de los derrumbes.
No necesita las manos de nadie pero si la abrazas sabrás de qué está hecha.


Impredecible, así es ella, mujer libre, mujer con sueños, fantástica, única.
Esa mujer que vive en ti, en mí, esa maravillosa mujer imperfecta que repara cuando sonríe, que es magia, que es arte…
Leído por ahí.

E. R. G. 🥰

¡ Hola Bienvenido !

Roberta Sánchez

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2 comentarios sobre “¿ Por qué dejó de Amarme? Parte 1

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